■ Después de su última comedia en 2013, el director español regresa con el drama Julieta
■ El guión de la película tiene su origen literario en la escritora canadiense Alice Munro
Julieta, del realizador español Pedro Almodóvar, se estrenó ayer en Competición Oficial para la Palma de Oro en la 69 edición del Festival de Cannes. Se trata de su vigésima película y de la quinta en Competición Oficial en Cannes como director tras Todo sobre mi madre (1999, Premio a la mejor dirección), Volver (2006, Premio al mejor guión), Abrazos rotos (2009) y La piel que habito (2011).
Cinco años han trascurrido desde su última película presentada en Cannes aunque estuvo en el Festival en 2014 con Relatos salvajes que produjo con El Deseo SA, productora que creó con su hermano Agustín Almodóvar en 1985.
Después de su última comedia ligera Los amantes pasajeros (2013), Almodóvar, más serio y profundo, vuelve al drama con uno de sus temas de predilección: las relaciones madre-hija. La cinta, que iba llamarse en un primer momento Silencio, salió finalmente en salas de cine con el título Julieta para que no se confundiera con la que el director norteamericano Martin Scorsese estrena con el mismo nombre y a poco tiempo de diferencia.
El guión de la película tiene su origen literario en la escritora canadiense Alice Munro –Premio Nobel de literatura en 2013– y más particularmente en tres de los relatos que forman parte de su obra Escapada: “Destino”, “Pronto” y “Silencio”. Como afirmaba el propio Almodóvar en la conferencia de prensa: “Los tres relatos tienen en común a la protagonista, Julieta, pero no son consecutivos. Son tres historias independientes y yo he tratado de unificarlas, inventándome lo que hiciera falta”.
Julieta –nombre de pila de la protagonista interpretada por dos grandes actrices españolas: Emma Suárez (Julieta adulta) y Adriana Ugarte (Julieta joven)– vive en Madrid con su hija Antía (Priscilla Delgado, Blanca Parés y Ariadna Matín). Ambas sufren por la pérdida de Xoan (Daniel Grao), marido de Julieta y padre de Antía. Cuando Antía cumple dieciocho años abandona a su madre sin ninguna palabra de explicación. Julieta la busca por todos los medios.
La película habla de la lucha desesperada de la madre para sobrevivir a la incertidumbre e intentar descubrir qué ocurrió para que su hija desapareciera sin darle explicación alguna. Habla también del destino, del sentimiento de culpa, del misterio que empuja a los personajes a abandonar a las personas que quieren, borrándolas de su existencia como si nunca hubiesen estado allí.
Almodóvar presenta un drama –que él mismo califica de sobrio y contenido– que mezcla traición amorosa, luto, amistad exclusiva, búsqueda espiritual, fuga, culpabilidad, olvido, fatalidad a lo largo de tres décadas de la vida de una madre española entre los 25 y los 55 años aproximadamente.
Dos épocas completamente distintas se yuxtaponen en la cinta con constantes flash-backs para pasar de una a otra: los años 80 –años de la famosa Movida española, presente en numerosas películas de los inicios de Almodóvar– con Adriana Ugarte que encarna a una mujer sensual y enamorada– y la época actual, protagonizada por Emma Suarez, madre secretamente atormentada, devastada por el dolor y la culpabilidad.
Almodóvar entre amor y odio
“Julieta es la madre más vulnerable, más débil, lo suyo es una resistencia pasiva. La hago víctima de pérdidas irreparables que la van minando como persona”, afirmaba Almodóvar en la conferencia de prensa.
El realizador, que se mostró atento y con sentido del humor durante toda la rueda de prensa, reconoció ser muy poco fiel a los originales que adapta, sirviéndose de éstos simplemente como punto de partida. Su inspiración luego le llega del exterior: un relato del periódico, un libro, una película, una conversación ajena, una pesadilla o su propio miedo. En este caso, el libro de Munro fue tan sólo el inicio de su historia.
Cuestionado, como no podía ser de otra manera, por su implicación en el escándalo de los Panama Papers –en relación con una sociedad basada en 1991 en un paraíso fiscal–, Almodóvar supo salir muy airoso del paso con una respuesta que provocó los aplausos de algunos periodistas: “En este caso, mi hermano y yo somos meros figurantes. Si Panamá fuera una película, ni apareceríamos en los créditos. Uno de los problemas es que la prensa española lo ha tratado como si fuéramos protagonistas”.
Con estas palabras Almodóvar confirmaba la relación ambigua que mantiene actualmente con la prensa española que no le está prodigando muy buenas críticas al filme, calificado de “frío, muy complejo y desprovisto de emoción”. La crítica francesa parece más dividida al respecto. Habrá que esperar el próximo 22 de mayo para conocer los resultados del jurado.
