■ Exhiben Llévate mis amores, documental que habla sobre la labor de mujeres en apoyo a viajeros
■ Necesario, seguir hablando del asunto, pues el fenómeno no se detendrá, comenta realizador
Llévate mis amores, el documental de Arturo González Villaseñor que se inscribe en la gira Ambulante, actualmente en presente en Zacatecas del 5 al 12 de marzo, trata de reflejar lo que el realizador sintió al ser convocado para participar en el acopio de alimentos para la labor que realizan desde hace 20 años Las Patronas.
A la impresión del poder de convocatoria que en un barrio de Amatlán de los Reyes, Veracruz, La Patrona, tienen estas mujeres que diariamente cocinan comida para entregarla a los migrantes centroamericanos que viajan montados en La Bestia, el tren que cruza el país de sur a norte, se sumó la conciencia de atestiguar que “una bolsa de comida salva una vida”.
Aquel día que el egresado de comunicación social por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) salió conjuntamente con sus compañeros de trabajo de una radio comunitaria para involucrarse en esta tarea, dijo en conferencia de prensa realizada ayer, “me vinieron cuestionamientos de lo que es la palabra humanidad”.
Ninguno otro de los días de sus 22 años de vida, diría más tarde, había tenido mayor significado que el que le enseñó que felicidad no está en las cosas materiales sino en el hecho de compartir.
La labor de Las Patronas, relató por su parte la nieta de quien iniciara este gesto de solidaridad humana, Karina Aguilar Romero, también presente en la conferencia de prensa, comenzó una mañana en que sus tías Rosa y Bernarda volvían a casa.
“Al cruzar las vías se pasó el tren y de repente iban personas arriba que les pidieron sus bolsas, porque habían ido a traer el pan para desayunar. Y ellas se quedaron sorprendidas, y se las dieron. Y llegaron con mi abuelita” a quien le contaron la anécdota.
Leonila, madre de Rosa y Bernarda, “se quedó pensando quiénes eran, por qué iban ahí, de dónde son”, y sin contestar de inicio las preguntas, empezaron a apoyarlos, dijo. Quitaron de su propia despensa productos y se dividían las tareas, a una u otra “le tocaba comprar el arroz, las tortillas y llenar botellas y recolectarlas”.
El empeño se ganó gradualmente el interés de organizaciones estudiantiles y familias que apoyaron cada vez con más comida.
La película buscó reflejar también la afectividad del maternaje implícita en la cocina de Las Patronas. El arroz, apunta González Villaseñor, debe ser rojo para evitar el incoloro aspecto del cocinado en blanco y grato al gusto, y la comida tiene que entregarse caliente.
Dijo, realizó un cuadernillo de 25 cuartillas para que este tipo de detalles, entre los que se expone el humear de las ollas y cacerolas, y como se colocan sobre la leña desde temprana hora, no se perdieran de vista en el filme.
El joven realizador es insistente en decir que es necesario se siga hablando del tema de la migración y muestra irritación contra quienes expresan que estuviera agotado, al señalar que será el tópico del siglo 21, pues el fenómeno no se detendrá.
Dicho esto en referencia al Plan Frontera Sur, que busca detener a los migrantes en los límites de México con Centroamérica.
A la par de las proyecciones del filme, que ya ha ganado reconocimientos internacionales, se expenden productos elaborados por Las Patronas, café y chile, con los que se ayuda a mantener esta labor que obtuvo reconocimiento en 2013 con el Premio Nacional de Derechos Humanos.
Llévate mis amores fue exhibido este viernes a las 17 horas en La Cofradía, que es expresa como una de las sedes de la gira de documentales Ambulante.
