La mercantilización y apoderamiento ilegítimo de bienes comunes naturales fue abordado en el artículo: “Recientes transformaciones agrarias y rurales en América Latina”, publicado en el año 2014 en la revista Observatorio del Desarrollo, UAZ, en el que Henry Veltmeyer, señaló que se trata de un proceso de acumulación de capital con beneficios externalizados y costos internalizados donde los excedentes se transfieren para beneficio de las redes de capital global; al par que los costos socioambientales los absorben los países y comunidades receptoras de las inversiones que dan vida a los emprendimientos a gran escala que propician el saqueo. Esta dinámica en América Latina se le ha designado extractivismo, al cual se inscribe la realidad mexicana y con sus particularidades en Zacatecas, se inserta dentro de los nuevos espacios de valorización del capital, a partir del despojo indiscriminado de agua, alimentos y minerales; en mayor medida consiste en la integración de la entidad a la cadena de suministro de la industria minera, mediante la transferencia de materias primas de minerales metálicos de oro, plata, cobre, plomo y zinc, que se obtienen a partir de las etapas de exploración, explotación, extracción y beneficio, para abastecer a los centros de fundición y afinación de Torreón, Coahuila, San Luis Potosí, así como Estados Unidos y la Unión Europea.
Como parte sustantiva del despojo territorial ocurren costos ambientales que se derivan del alto consumo de energías fósiles y eléctrica, la contaminación del agua y sobrexplotación de mantos acuíferos, destrucción de flora y fauna nativa, así como erosión química del suelo; principalmente por el uso de materiales altamente tóxicos como la pólvora utilizada en el proceso de barrenación para remover grandes volúmenes de minerales, así como el uso indiscriminado de enormes cantidades de cianuro utilizado en los métodos de lixiviación por cianuro para obtener una onza de oro o de plata. También ocurren costos sociales que se manifiestan en afectaciones de pobreza en la mayoría de la población y desplazamiento de las comunidades.
La cadena de suministro de la megaminería de minerales metálicos durante los años de 1982 al 2014 ha sido influida por cuatro tendencias clave: la financiera, la forma de explotación, los megaproyectos y la gestión del gobierno. En términos financieros por la tendencia alcista en las cotizaciones internacionales, misma que a partir de los años 2011 al 2014 las fluctuaciones de los precios internacionales han mostrado una tendencia a la baja, en una etapa conocida como el agotamiento en el boom de los commodities. Otra tendencia ha sido la transformación sustantiva en la forma de explotación al pasar de la minería subterránea que ha experimentado agotamiento de vetas ricas en minerales de “alta ley”, dando lugar con ello a los megaproyectos a tajo abierto que vuelven rentable para el capital privado las explotaciones de minerales de “baja ley” que se encuentran dispersos en amplias superficies del territorio, que representan la transición de la mecanización de procesos a la automatización de procesos, la aplicación integral de las tecnologías de la información y comunicación y el uso de tecnología satelital en las labores de exploración, barrenación, soluciones inalámbricas en la operación de maquinaria pesada a distancia y los bancos de información actualizados en tiempo real. La tercera tendencia se refiere a los megaproyectos, Humberto Márquez señaló en el artículo: “El hormiguero envenenado: razones del extractivismo minero” publicado en La Jornada Zacatecas en el año 2015, que está asociada con el entramado de las redes globales de capital que se tejen desde los países industrializados con los enclaves mineros localizados en los países subdesarrollados de regiones como América Latina, Asia y África, en los que convergen mecanismos de especulación financiera, vanguardia tecnológica, materiales tóxicos, outsoursing y cadena de proveeduría. Lo que ocasiona por ejemplo que megaproyectos como Peñasquito de Goldcorp manejen sus inversiones en mercados financieros como la Bolsa de Valores de Toronto, donde los fondos de inversión y de pensiones se capitalizan en acciones y mercado de futuros, cuya lógica especulativa les permite movilidad en el corto plazo para asegurar la rentabilidad financiera; asimismo se abastezcan de maquinaria pesada de la empresa Komatsu de origen japonés, reciban servicios de proveeduría de exploración, maquinaria de plantas de beneficio, soluciones inalámbricas integrales de manejo de maquinaria pesada, teledetección y bancos de información, de empresas estadounidenses y europeas, así como servicios con menor grado de especialización articulados entorno al Cluster Minero zacatecano; personal de alta gerencia de origen canadiense y contratistas y mano de obra de técnicos especializados y obreros manuales de origen mexicano; entre los que destacan egresados de la Universidad de Guanajuato y de la Universidad Autónoma de Zacatecas al frente de responsabilidades directivas de nivel medio; tal y como sucede también en algunas unidades mineras de la entidad zacatecana y de la república mexicana.
La participación de Zacatecas en la cadena de suministro de minerales metálicos genera el despojo territorial como condición previa para la exportación de la riqueza de minerales hacia economías centrales donde operan los corporativos de capital global encargados de la fundición, afinación, producción y comercialización de bienes suntuarios. ■
