Siempre que se acercan los tiempos de elección, surgen propuestas, muchas, unas de gran interés, otras no tanto, pero que en la mayoría de los casos sirven para la integración de planes de trabajo, sustentados éstos en las necesidades de los habitantes de la comunidad rural o de las zonas urbanas.
Existen en lugares distintos, cercanos o distantes, personajes que le dan a las campañas político-electorales un toque especial con sus participaciones en los eventos de los candidatos, le ponen, como vulgarmente se dice, el cascabel al gato, o le dan sabor al caldo y entre lo serio, sarcástico y en broma, le dejan a los candidatos esas propuestas que a la postre se quedan en el olvido, porque sigo diciendo y digo, como dice el dicho, las cosas se toman de donde vienen, o todo depende de quién las diga, para que sean llevadas a la práctica.
Ejemplos hay muchos de buenas propuestas, de muy buenas intenciones de los habitantes que, si aquellos que van siguiendo la huella del señor por todos lados, de verdad las registraran y les dieran el seguimiento requerido, tendrían (y tienen) múltiples elementos para integrar el Plan Estatal de Desarrollo. Serían menos los problemas que tendrían que enfrentar los gobiernos estatales o municipales si en verdad fuera tomada en cuenta la voz (y no solamente el voto) de los ciudadanos.
Entre el ir y venir de un municipio a otro, los comentarios en torno a los candidatos se dan de maneras diferentes, encontradas opiniones en relación a un mismo personaje, a un mismo candidato que lo que mayormente refleja no es lo que bien pudiera pensarse: la capacidad para poder dirigir los destinos de tal o cual municipio. Ya los compañeros del campo, aquellos hermanos de clase, como los calificara alguien hace algunos años, ya no se dejan llevar por el discurso florido, la sequía les abrió aún más los ojos y ahora ven lo negro y lo blanco tan cual como son. Los candidatos hacen el máximo esfuerzo para ganar, aunque sea mediáticamente posiciones, puntos porcentuales que pudieran influir en la mente de aquellos que acudirán a las urnas el ya próximo 7 de julio.
Los ganadores tendrán que enfrentarse a números y no tan sencillos problemas. Los recursos financieros no son cosa fácil de aplicar, atender y entender; los que se aplicaron, no tiene vuelta de hoja la respuesta, se entiende que se atendieron demandas y se resolvieron problemas sociales que ayudaron, aunque sea en poca escala, a mejorar los niveles de vida de la ciudadanía, pero esos faltantes, ese dinero que se escurre como el agua entre las manos, ¿a dónde va a parar? El sueño de aquel amigo que miraba cómo eran cargadas pacas de billetes en grandes bolsas negras, tal vez tenga algo de apego a la realidad porque ya se ha cristalizado en otra entidad federativa del país, en Tabasco, la tierra del Moreno Mayor y aquí nadie sabe, nadie supo, pero el caso es que mucha lana dejó de aplicarse, especialmente en el sexenio pasado, aunque se atendieron asuntos que al pueblo beneficiaron, pero aún el pueblo, ese sufrido pueblo que día a día se topa con pared está inconforme con la forma en que ha sido atendido.
Las esperanzas, al igual que en procesos pasados, están cifradas en aquellos que llegarán a coordinar los trabajos en cada uno de los 58 municipios, el pueblo zacatecano en general, estará a la expectativa y a los buenos resultados de los nuevos presidentes municipales, de los nuevos diputados, independientemente de la conformación de las bancadas, esos nuevos legisladores tendrán que demostrar con hechos desde el primer día, que la elección fue la correcta y los que se van, pues que dejen la casa en orden para que los que llegan la encuentren con el mínimo de problemas, sobre todo de carácter financiero.
Y si le cambiamos un poco al tema, podremos encontrarnos con un buen ánimo entre los hombres del campo, porque estos días en los que las precipitaciones pluviales han sido “más o menos buenas”, han actuado como lo han hecho todos los años, se van, preparan sus tierras, empiezan a sembrar con esa sempiterna esperanza de la llegada de las lluvias y lograr, con dinero y sin dinero, una cosecha en los términos de regular pa´rriba. Lo interesante de todo esto es que los esfuerzos iniciados hace dos años, casi tres, han dado ya buenos resultados, porque los bordos que se han venido construyendo ya tienen agua, no todos, claro, pero si ejemplificamos, podríamos decir que en los municipios más áridos, como son Pinos y los del norte, Mazapil, Concha del Oro o El Salvador, tienen agua y eso es bueno para los ganaderos, para los agricultores y para las familias, porque ya pudieron comprobar que las ollas de agua sí dan resultados.
Y los ganaderos, desde ahora tienen que ponerse a estudiar, a enseñarse a leer, porque a lo mejor van a tener que hablar bien y bonito de la historia de Zacatecas, ahora que se ha logrado conseguir la sede de la asamblea de la Confederación Nacional Ganadera que preside y bien, el buen amigo Oswaldo Cházaro Montalvo, corresponde a los hombres que hacen posible el desarrollo de la ganadería, poner muy en alto el nombre de Zacatecas, o aplicar los cambios que sea necesario realizar, porque Zacatecas no se merece eso, se merece más.
Nos veremos en la próxima entrega. ■