■ Con ambiente de militarización se concretó el tercer ciclo de contrarreformas neoliberales, señaló
■ En la intimidación del crimen organizado hay gran cantidad de jóvenes sin acceso a la educación
La violencia sistémica en México, aplicada ya sea por el Estado o por el crimen organizado, se promovió en un contexto en el que era necesario “propagar el virus del miedo” e “implementar un ambiente de militarización”, a fin de concretar el tercer ciclo de contrarreformas neoliberales, afirmó Humberto Márquez Covarrubias, investigador de la Unidad Académica de Estudios del Desarrollo de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ).
Una de las expresiones de la violencia sistémica, dijo, es la violencia “obscena” cometida por el crimen organizado cuya actividad delictiva se extiende al tráfico de drogas, de personas, de armas e incluso de órganos o de infantes. En su operación también ha subsumido a la población “sobrante”, en la que se encuentra una gran cantidad de jóvenes sin acceso a la educación no a una fuente de trabajo formal.
“Bajo el móvil de acceder a dinero fácil, así sea a costa de perder la vida en corto tiempo, muchos incursionan en esas filas, pero también hay que tomar en cuenta que la espiral de violencia criminal se detona en una coyuntura particular que es el cuestionamiento sobre los comicios electorales que fueron trucados y, con tal de mantener vigente el modelo económico y político que tenía pendiente el tercer ciclo de contrarreformas neoliberales, era necesario implementar un clima de militarización o propagar el virus del miedo”.
Otra expresión de la violencia, expuso, es la violencia hipersubjetiva o interpersonal de corte comunitaria o identitaria, es decir, la violencia de genero i intrafamiliar, así como las violencias entre las comunidades por diferendos étnicos, religiosos o culturales.
Márquez Covarrubias mencionó otras formas de violencia más profundas, tales como la violencia simbólica o conductual a cargo de los medios masivos de comunicación, cuyo poder ha sido catalogado por el hecho que se ha incrementado el margen de propiedad de los monopolios de la información y la comunicación, y que han impuesto tarifas onerosas.
Aunado a ello, “su poder persuasivo es tan grande que logran colonizar la conciencia colectiva y en muchos casos no solo se trata que ellos dirimen qué tipo de información se puede difundir y cual no, a través de la censura, sino también tienen la capacidad y ordenanza de modelar los patrones de conducta y comportamiento de amplios contingentes sociales y fomentare los patrones de consumo e incluso el sentido del voto”.
Se refirió a la desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa y dijo que el caso muestra, según las evidencias, que se trató de un crimen de Estado, pero además es significativo porque es parte del acoso contra el sistema educativo público y en especial contra el normalismo rural que provee docentes al medio rural, ámbito que representa alrededor del 40 por ciento del total de maestros en el país.
Además, Márquez Covarrubias explicó que una de las prescripciones de la Reforma Educativa pretende que las plazas docentes puedan ser ocupada no solo por normalistas, sino también por otros profesionistas, lo que paulatinamente provocará el deterioro de la formación docente en particular de los normalistas rurales.
Añadió que el sistema de las Normales Rurales comenzó durante el gobierno de Lázaro Cárdenas pero han sido agredidas una vez que los gobiernos dieron giros conservadores en su conducción como ocurrió en 1968 y como sucede en la actualidad. Las agresiones van desde la restricción presupuestal, el acoso mediático al ser señaladas como “rojos” o “revoltosos”.
