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jueves, 2 mayo, 2024
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Galeano y las mujeres

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Por: LUCÍA MEDINA SUÁREZ DEL REAL •

Puntos de vista…

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“Si Eva hubiera escrito el génesis… ¿Cómo sería la primera noche de amor del género humano? Eva hubiera puesto algunos puntos sobre las ies; quizá, digo yo, no sé, hubiera aclarado que ella no nació de ninguna costilla, que no conoció a ninguna serpiente, que no ofreció nunca ninguna manzana a nadie y que nadie le dijo que: ‘Parirás con dolor’ y ‘Tu marido te dominará’… Y que todo eso, diría Eva, no son más que calumnias que Adán contó a la prensa”.

Esta es una de las muchas historias que nos dejó el entrañable Eduardo Galeano cuyo fallecimiento sorprendió la semana pasada.

La pena que deja la muerte del “cronista de los invisibles” como lo llamó La Jornada la mitiga la promesa del lanzamiento de su libro Mujeres, un homenaje a aquellas “que festejan la vida porque no se resignan, y en cuyas figuras Galeano reivindica la dignidad del ser humano”, según dijo la editorial Siglo XXI.

Se trata de una antología de relatos sobre mujeres, entre las que estarán Frida Kahlo, Juana de Arco, Rosa Luxemburgo, Rigoberta Menchú, Rita Hayworth, Marilyn Monroe, Marie Curie, Camille Claudel, Josephine Baker, etcétera.

La semana en que Galeano nos dejó y se anunciaba su libro Mujeres, la inauguró noticiosamente, la periodista Jesusa Cervantes de la revista Proceso con una investigación sobre las casas del secretario de Gobernación y la clausuró otra mujer, Carmen Aristegui y su equipo, evidenciando el involucramiento de la policía federal en la matanza de Apatzingán.

Galeano, coleccionista de historias, se fue también en la semana en que Rosario Ibarra conmemoraba los cuarenta años de la desaparición de su hijo Jesús, arrestado y llevado al campo militar número uno, para nunca más aparecer. Al dolor de doña Rosario se juntó el de otras 43 madres más, que además de sufrir la ausencia de sus hijos, padecen la distancia de sus maridos, que recorren Europa denunciando lo acontecido en Iguala el 26 de septiembre del año pasado.

Sólo en México, cuando menos otras 25 mil familias buscan a sus seres queridos como lo hicieron las madres locas de la Plaza de Mayo que Galeano consideraba ejemplo de salud mental porque “se negaron a olvidar en los tiempos de la amnesia obligatoria”.

Se nos fue Eduardo Galeano sin tiempo de desentrañar con su pluma ágil, la forma en la que el PRI y el PAN se las arreglan para cumplir con la cuota de género en las candidaturas a las alcaldías de Querétaro, postulando a las esposa del político en el que habría recaído la candidatura de no haber sido por ese candado que buscaba crear condiciones de equidad, pero que más bien sirve para que esposas, hijas, amigas incondicionales, y amantes guarden los puestos a quienes están imposibilitados de obtenerlos por carecer de vagina.

Nos quedaremos con las ganas de leer a Galeano hablar de las mujeres que prestan sus nombres para ocultar las corruptelas de sus maridos. De cómo han avanzado los tiempos que de mujeres-jarrón pasaron a mujeres-tapaderas gracias a las cuales es posible justificar, si la palabra cabe, la compra de residencias de cincuenta u ochenta millones de pesos a los contratistas consentidos.

Galeano se nos fue, quizá sin saber que según The Guardian el lugar más peligroso para ser mujer en México es la tierra que gobernó Enrique Peña Nieto, sospechoso viudo y presidente. Ciudad Juárez llamó la atención del mundo por acumular 380 feminicidios, el Estado de México tiene diez veces más y sin embargo se sabe menos.

Es amplio el legado del uruguayo, pero por mucho que haya vivido, por mucho que hubiera escrito, siempre nos hará falta su tinta para desnudar los absurdos del mundo. Quedan las dudas:

¿Qué habría dicho de la sociedad hipócrita que reacciona a los vídeos sexuales linchando en redes sociales a las mujeres que aparecen en ellos, y felicitando a los co-protagonistas masculinos?, ¿sorprendería a Galeano que incluso en Hollywood las mujeres ganan menos por realizar el mismo trabajo que los hombres como lo dejaron al descubierto recientes filtraciones?, ¿cuáles serían las sabias palabras con las que nos sacudiría la indiferencia por las dos mil mujeres secuestradas por Boko Haram en un año y probablemente vendidas como esclavas sexuales?

¡Qué falta nos va a hacer Galeano! Con su inteligencia para diseccionar las venas abiertas de América Latina y su valentía para enseñarnos a vivir este mundo al revesado. Nos queda su mayor lección: sacarnos de encima la cultura de la impotencia.■

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