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viernes, 26 abril, 2024
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Comentarios Libres La casita

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Por: SOCORRO MARTÍNEZ ORTIZ • Araceli Rodarte •

Dentro de toda la efervescencia de inconformidad, consternación y repudio nacional y mundial por los acontecimientos de Ayotzinapa, ya no se distingue con nitidez, si se ha adoptado en nuestro país un imperio o un reinado para sustituir al estado democrático. La característica de este último queda en tela de juicio, porque ha sido rebasado totalmente por una dolorosa realidad, que ha dejado evidencias negativas, para decir que la democracia se ha perdido. Dos son los motivos que llevan a esta afirmación: primero, porque no es la mayoría de los habitantes la que ejerce el poder; y segundo, porque no son todos los habitantes tampoco, los que se benefician con el resultado de esa actividad gubernamental.

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Hay situaciones que cuestionar:

1.- Por estos días, se ha dado a conocer a través de los medios una investigación realizada sobre la existencia de dos lujosos inmuebles, ubicados en las Lomas de Chapultepec. Uno, en Sierra Gorda 150, propiedad de Enrique Peña Nieto. El otro, en Paseo de las Palmas 1325, propiedad de su esposa Angélica Rivera. (Revista Proceso. Número 1984. 9 de noviembre 2014. P. 7). La ostentación y el lujo desmedido de los bienes han sido objeto de escándalo, y representan una bofetada para los habitantes, porque ofenden y contrastan con la condición en la que viven los grupos más vulnerables de nuestro país. Por ejemplo, los habitantes de algunos estados como Sonora, con la problemática debido a la carencia de agua por la contaminación de los ríos como resultado de las actividades mineras.  Otros por razones climatológicas sufren daños severos. Y no se hable de Guerrero con la situación que actualmente vive.

Ante estas circunstancias, los gobernantes no deben vivir alejados del pueblo al que representan. Tienen la obligación de estar atentos a la problemática, pues no se les eligió para contemplar un mundo ideal e inexistente, sino para que contribuyan de la mejor manera a encontrar vías de solución a los problemas nacionales.

No obstante, pareciera que en pleno siglo 21, aún existen reyes que viven en la opulencia, que cuentan en su haber con feudos y una majestuosa mansión de fantasía para vivir en ella,  frente a un pueblo inerme, que sólo está condenado a obedecer los mandatos. Pero nada más. Ello a pesar de que en México la CPEUM garantiza el derecho humano de igualdad. Todos ante la ley somos iguales, reza el artículo 4. Por tanto no debe haber reyes ni reinas. A más de que en el artículo 12 se prohíbe todo título de nobleza.

2.- El asombro que ha causado los inmuebles de referencia, lamentablemente no ha sido un hecho aislado. En otras etapas de la historia mexicana,  ocurrió lo mismo con respecto a otras “casitas”:

José López Portillo, durante su mandato como presidente, construyó una majestuosa casa sobre un pequeño cerro, en la cual albergó la valiosa biblioteca propiedad de su abuelo José López Portillo y Rojas. Por la ubicación, el inmueble se llamó la Casa de la Colina. Debido a la frase célebre que expresó entre llanto al rendir su último informe de gobierno: “…defenderé al peso como un perro…” popularmente se conoció al inmueble como la Colina del Perro.

3.- Arturo Durazo Moreno, quien durante el periodo de López Portillo, ocupó el cargo de director general de Policía y Tránsito del DF. Utilizando la mano de obra de policías a su cargo, construyó en Zihuatanejo, una “casita” que entre otras características medía 10 metros de altura; piso de mármol; como ornatos, se apreciaban por doquier columnas y pilares de combinaciones variadas, cuyos estilos contrastaban entre sí: romano, griego, etc. Un adefesio de mal gusto que fue abandonado y con el paso del tiempo derruido.

4.- José Antonio Zorrilla Pérez, quien fuera titular de la Dirección Federal de Seguridad también durante el mandato de López Portillo, hizo construir en Cuernavaca,  su “casita”. Se trató de una mansión dentro de la cual se encontraba un zoológico de su propiedad. En aquella época, lo que llegó a sorprender a los mexicanos, además del lujo,  fue la propiedad de un zoológico en su favor.

Son oportunos otros comentarios. Con anterioridad a 1972 en México no existía una estructura que permitiera la planificación de vivienda popular a pesar del alto índice demográfico. Fue a partir de esa fecha cuando se crea el Infonavit, mediante el cual se atendió este problema social.

Posteriormente,  bajo el gobierno de Echeverría, los asentamientos urbanos se multiplicaron por diferentes estados del país. La ciudad de Zacatecas no fue la excepción. Así surgieron varias colonias: Gavilanes; Camilo Torres; Tierra y Libertad y Frente Popular, entre otras.

Entre estas últimas y la casita presidencial, hay una diferencia que casi pasa desapercibida. En las colonias populares, las personas fueron utilizando láminas de cartón, palos, pedazos de ladrillo, piedras y tablas viejas, para construir una casa de cartón en donde vivir, mientras que la casita presidencial es una fastuosa mansión de lujo excesivo y gran confort.

Aludiendo a los asentamientos urbanos, el grupo musical Los Guaraguau interpretaban la canción Las casas de cartón, cuyo autor es Ali Primera. ■

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