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jueves, 2 mayo, 2024
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Creador de juguetes artesanales visita la entidad zacatecana por primera vez

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Por: RAFAEL DE SANTIAGO •

■ Adultos, responsables de enseñar los juegos tradicionales a las nuevas generaciones, dice

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■ El balero, el yoyo o un ajedrez, son juegos didácticos que además son atemporales, señala

Existen juguetes que quedan grabados en el alma de quienes juegan con ellos. Aquellos elaborados a mano nunca se olvidan. Los juguetes artesanales son piezas que están elaboradas con creatividad y cada detalle es cuidado al máximo.

Corresponde a los adultos enseñar a las nuevas generaciones el uso de los juguetes tradicionales de México, como aquellos elaborados con madera, que hacen que los niños exploten su imaginación, menciona Luis Rey Suarez Becerril, artesano de 52 años, originario del estado de México, quien por primera vez visita la Feria Nacional de Zacatecas para ofrecer su trabajo.

Opina que aunque la tecnología tiene utilidades para el hombre, aparatos como los teléfonos celulares, tabletas electrónicas y consolas de videojuegos, pero ha quitado la imaginación a los niños.

“Ahora a los niños no les gusta jugar al balero, al trompo, les gusta tener en sus manos un celular, son herramientas que necesitan, pero no se debe olvidar que tienen que utilizar su imaginación. Así era como lo hacíamos antes, que no teníamos dinero ni tecnología”, dice el artesano.

Ahora los niños se refieren a los juguetes de madera como “antiguos” o “los que se usaban antes”. Pero dice el artesano, que éstos siguen siendo actuales y son atemporales, pues son útiles y enseñan a los menores a que descubran aptitudes.

Quienes son buenos para el trompo, lo juegan en los fabricados de plástico, y no en los de madera. Y en esto también hay diferencias, pues hay trucos como el “levanta-monedas” que solo se puede hacer con uno de madera.

Incluso, un juego hecho de madera, como un ajedrez, puede mantener la mente los pequeños, ocupada hasta una hora. Además de que son juguetes didácticos, como los ábacos con ruedas de colores, en los que se puede sumar y restar.

Luis aprendió a trabajar la madera y el hueso, desde pequeño, el cual le enseñaron su abuelo y su padre. Esta tradición la han heredado sus familiares, y Luis ha transmitido sus conocimientos a sus hijos, y espera que también lo hagan con sus nietos.

En cada una de sus obras, impregna diseños, grecas aztecas y elementos mexicanos, que le enseñaron sus parientes. “Cada pieza es diferente, ninguna es igual, cada pieza es única y hecha con mucho amor”, señala.

Recuerda que en su hogar, se contaba con un taller, y ahí a los más pequeños de la familia, se les asignaban tareas como colocar el hilo a los trompos y yoyos, pues era peligroso que comenzaran a trabajar la madera.

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A quien no tuviera cuidado con las herramientas se le reprendía fuerte, ya que las herramientas son únicas y no se encuentran en cualquier tlapalería. La mayoría de la herramienta la elabora Luis y sus familiares.

Luis conserva desde hace 30 años una gubia de madera, el cual tiene como punta, una parte de un paraguas, del tipo de los que se usaban hace más de 30 años, estos estaban hechos de material macizo.

El primer juguete que elaboró fue un carrito de redilas hecho con madera, el cual presentó para un trabajo escolar. Luis tendría 9 años cuando lo hizo, y menciona que no quería que nadie lo tocara y o jugaran con él.

Dice orgulloso que él de niño, era un excelente jugador de trompo, yoyo y balero, y aún sigue siendo un experto en estos juegos y le gustaba jugar también con los carritos de madera que le hacían sus familiares.

Cuando se casó, decidió dedicarse a este oficio, pues ya tenía una responsabilidad e hijos que mantener. Se dedicó día y noche a trabajar en el taller de su padre para sacar adelante a su familia.

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Luis confiesa que al inicio le tenía miedo a pasar la madera por una sierra circular, pues hay artesanos en su pueblo que han perdido dedos de la mano por manejar estas herramientas.

Antes, trabajó en una fábrica, en donde tenía un horario fijo, y aprendió que la seguridad en el trabajo es importante. Él siempre utiliza casco, lentes especiales y guantes, para evitar accidentes.

“La madera es resistente y puede conservarse durante muchos años. No necesitan pilas, ni tampoco estar conectados a una fuente de energía eléctrica. Son económicos y retan a las personas a descubrir habilidades, como en el juego del balero”, señaló Luis como una de las ventajas de los juguetes artesanales.

Otras de sus ventajas, dice Luis, es que los juguetes de madera transmiten una gran riqueza natural que es perceptible a través del tacto, la vista e incluso a veces a través del aroma.

“Tenemos que invitar a los mayores, a que sigan enseñando estos juegos a sus hijos, y que no dejen que se pierdan estas tradiciones. Como artesano, estamos contentos de venir a esta feria, esperemos que nos vaya bien y vengamos seguido”, finalizó Luis.

 

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