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miércoles, 8 mayo, 2024
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Hospital, cuartel o centro cultural: breve historia de un edificio en Zacatecas

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Por: LIDIA MEDINA LOZANO •

La Gualdra 569 / Historia

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Una obra de gran envergadura en tiempos del Porfiriato fue la construcción del Nuevo Hospital de la Ciudad de Zacatecas. El espacio fue diseñado en grandes dimensiones con pabellones iluminados que pudieran albergar gran cantidad de enfermos. El nuevo nosocomio fue construido entre 1890 y 1901 con las ideas de los higienistas del siglo XIX, bajo un modelo ilustrado de pabellones con la intención de reemplazar el viejo hospital del periodo colonial. El edificio fue proyectado bajo el modelo francés de Jean-Baptiste Le Roy que consistía en un sistema de pabellones por una serie de edificios rectangulares separados entre sí, por un amplio jardín. Este diseño se regía por la aplicación de la teoría de la circulación del aire, es decir, crear edificios que fueran fácil de ventilar e iluminar, que solucionaran el problema de la sobrepoblación de pacientes, a los tratamientos y la eficacia de éstos para su curación; lineamientos de progreso y modernidad en el ámbito clínico.

Los trabajos comenzaron en enero de 1890 en un terreno alejado de la población ubicado en el cuartel IV llamado Barrio del Calvario. La obra fue puesta en manos del reconocido ingeniero José Noriega, pero por varias razones, el edificio que ya contaba con un noventa por ciento de avance en su construcción se suspendió en el año de 1901.

Edificio del Instituto Zacatecano de Cultura. Foto de Gobierno del Estado de Zacatecas.

Las causas fueron por las malas condiciones higiénicas en que se hallaba el terreno del “calvario”: primeramente, el terreno estaba en la parte norte poniente de la población y por los vientos predominantes el hospital recibiría las emanaciones de la ciudad. Por otra parte, el arroyo principal que atravesaba el centro de la ciudad llevaría en subcorrientes todos los desperdicios del futuro hospital, infectando a su paso necesariamente la ciudad. Además,  en el sitio designado, no había el agua necesaria para los usos del establecimiento, ni llegaría a esa altura para distribuirla a la población por la compañía abastecedora de ese líquido. Por ello lo accidentado del terreno, -según opinaba el Ingeniero José Árbol y Bonilla- también reduciría el plano a un 40% en la parte de jardines, perjudicando la higiene del establecimiento, hundiendo las diferentes salas que provocarían humedad y falta de ventilación.

Con la clausura de la obra en 1901, el nuevo hospital nunca llegó a tener la función para la que se había destinado, siendo utilizado para otras necesidades apremiantes de la población, como instalar a todos los pordioseros que se encontraban por las calles para recluirlos como hospicio provisional, sin contar que las malas condiciones del inmueble fueron constantes durante todo el periodo. Vemos pues que a pesar de que se trató de construir un edificio nuevo para cubrir la urgente salud de la población, la carencia de experiencia —a la par de la urgencia e impaciencia de las autoridades por llevarlas a cabo, optimizando recursos— terminaron en un derroche financiero que no logró cubrir las necesidades demandadas. Sin embargo, se intentó dotarlo de gran belleza para romper el antiguo estilo tradicional al otorgarle una fachada neoclásica con tintes neorrenacentistas. Después de la Revolución Mexicana el edificio fue transformado en el Cuartel Militar y en la década de los noventa se destinan las instalaciones para las oficinas centrales del Instituto Zacatecano de Cultura.

 

*Docente-investigadora de la Unidad Académica de Estudios de las Humanidades. UAZ.

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la_gualdra_569

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