Los Mochis, Sin. Con restos evidentes de un duro enfrentamiento entre sicarios y elementos de Marina, el desorden dejado tras un exhaustivo cateo por parte de la corporación militar y las muestras de balazos y granadazos en casi todas las paredes, es ahora lo que queda de la casa en la que se ocultaba el capo más buscado de México, Joaquín Guzmán Loera,El Chapo.
A tres días de ser recapturado por elementos de la Armada y la Policía federal, se permitió hoy el acceso al inmueble ubicado en el bulevar Jiquilpan esquina con el Río Quelite en el sector Palma de esta ciudad.
Con vigilancia discreta por parte de los marinos, decenas de medios de comunicación, internacionales, nacionales y locales, pudieron acceder a la casa que está hecha un caos. Desde la entrada hay restos de sangre de los cuatro custodios del narcotraficante que murieron durante el enfrentamiento con los elementos de Marina.
Apenas tras pasar la puerta de entrada, se llega directamente al comedor con restos de abundante comida, numerosas latas de refresco, todas recubiertas por el polvo, producto del enfrentamiento que se registró y en completo desorden, en virtud de que se buscó en las alacenas y el refrigerador, armamento o evidencias de narcotráfico.
Al costado izquierdo, en el cuarto de televisión, hay más restos de sangre de otros de los sicarios que falleció para proteger la fuga de El Chapo Guzmán.
Aún en la planta baja, al lado derecho del comedor, está el acceso a la recámara principal donde dormía Guzmán Loera, igualmente desordenada con ropa tirada por todo el cuarto, restos de alimentos y bebidas y de objetos rotos por el impacto de las balas.
La resistencia que ofrecieron los sicarios del narcotraficante permitieron que Guzmán Loera pudiera rápidamente ingresar al cuarto contiguo donde se encuentra la puerta que conduce al túnel construido para permitir la evasión a través del drenaje de esta ciudad.
Recubierta de vidrios blindados que muestran los rastros de los impactos de bala, el cuarto es estrecho y conduce a un pequeño túnel recubierto de madera que fue la puerta de salida para intentar desesperadamente la fuga la madrugada del pasado viernes.
Sin embargo, sobre las escaleras que dan hacia la planta es donde existen mayores evidencias del fuerte enfrentamiento que los marinos tuvieron con los guardaespaldas del narcotraficante. Una estrecha escalera que evidencia incluso los impactos de granada.
En la parte alta hay tres recámaras con sus respectivos baños, todas ellas en la misma condición caótica que hay en toda la casa. La ropa de marca está abandonada y se mezcla con los pedazos de yeso, polvo vidrios, latas, alimentos que hay tirados por todo el piso.
El inmueble aún mantiene todos los servicios de luz y agua, así como aire acondicionado que tenía la vivienda que no refleja grandes lujos que se hubiera dado Guzmán Loera en este inmueble en que se resguardaba.
A pesar de que las evidencias de los sicarios fallecidos están en la planta baja, los mayores estragos del enfrentamiento se encuentran en la parte alta del lugar. Las muestras de los disparos con los fusiles M16 que ocupa la Marina están dispersos por todas partes, lo que refleja el nutrido fuego que hubo en ese sitio.
