La participación del Sector Agropecuario al PIB total de la entidad varia de los 8 a 10 puntos porcentuales, depende del temporal. El 88 % de la superficie cultivada en el territorio se realiza bajo condiciones de temporal. El 82% de los productores tiene predios de temporal, el 10 % tienen predios de riego y el 8 % cuentan con predios de riego y de temporal.
No obstante que la superficie cultivada bajo riego representa sólo el 12% de la superficie total sembrada, aporta del 54% al 56% del valor total de la producción agrícola, el cual ha llegado a incrementarse cuando a los productores de temporal no les va bien.
De los 34 acuíferos del Estado, 15 de ellos presentan serios problemas de abatimiento, a causa de la sobre explotación de que son objeto. El abatimiento de los niveles de extracción y lo obsoleto de los equipos de bombeo han incrementado los costos de energía eléctrica y afectado la rentabilidad de los cultivos. De no atenderse el problema, se corre el riesgo que en menos de 20 años, los cultivos zacatecanos no tendrán rentabilidad ni competitividad.
Por si fuera poco, las fuentes actuales de abastecimiento de agua potable para el corredor Fresnillo-Guadalupe resultan insuficientes, registrando un deterioro en la calidad del agua, los sistemas de agua potable de los municipios presentan baja eficiencia en sus organismos operadores por las redes de distribución obsoletas, aguas “duras”, altos niveles a vencer para el abastecimiento, el elevado crecimiento de la población o fugas.
El agua es un recurso indispensable para la vida y el ambiente, es fundamental en las actividades domésticas y en las tareas productivas, por eso, su disponibilidad incide en los niveles de bienestar y progreso de los habitantes. En el campo para la agricultura y la ganadería, en la industria minera y cervecera, así como en los sectores urbanos.
Dada la importancia económica y social, altamente generadora de empleos, tenemos la obligación de cuidarla y hacer un diagnóstico real para su sostenibilidad.
La ubicación geográfica de Zacatecas determina el clima seco, temperaturas extremas, escasos escurrimientos, agua rica en minerales, escasa agua superficial en relación a la subterránea y un mayor impacto por el calentamiento global.
La insuficiencia crónica de este vital líquido, derivada de sequias y sobre explotación, hace necesaria la implementación de acciones dirigidas a resolver de manera definitiva su carencia, que nos permita ofrecer posibilidades reales de desarrollo y crecimiento.
En el sexto informe de Gobierno del Lic. Miguel Alonso anunció la construcción de la Presa Milpillas, una obra para el abastecimiento de agua potable para el campo, la industria y el corredor de la zona metropolitana Fresnillo – Guadalupe, con una capacidad de 70 MM3.
El volumen total de escurrimientos en la entidad es de 2,294 MM3, las cuencas estatales sólo retienen el 33% (761MM3) y el 67 % se transfiere a otras entidades. Considero que bien se pueden hacer las gestiones para liberar al menos 500 MM3 más y resolver de una vez por todas el desabasto.
Para ello, se precisa la construcción de más presas, modernizar las actuales y mejorar la captación y conducción del agua. El reto ahora, será para el gobernador Alejando Tello, quien deberá gestionar recursos para hacerlo realidad.
Sin embargo, dadas las condiciones económicas del país y en la Entidad, hay un esquema inexplorado que tienen que ver con asociaciones público – privadas. Recursos y actores, que además se requieren para una administración sustentable del agua, porque es necesario construir nuevos sistemas y rehabilitar los que ya existen, lograr la eficiencia física y comercial de los sistemas operadores de agua potable de los municipios, y desafortunadamente ni los municipios ni el estado pueden, económicamente solos, hacer inversiones de esta naturaleza, al menos hasta ahora, ojalá las condiciones cambien y el petróleo mejore su precio para que caigan excedentes a las Entidades.
En el campo, para lograr la sostenibilidad se requiere un cambio en la planeación agropecuaria, que responda a una estrategia de fortalecimiento y competitividad; partiendo de conocer las condiciones de suelo, clima y agua, como política de Estado que promueva acciones enfocadas en la sostenibilidad y competitividad de la agricultura y ganadería de la entidad.
Si bien el campo enfrenta de factores que no se pueden modificar como la variabilidad climática, los precios del mercado y los subsidios que el Estado le ofrece; lo que sí se puede hacer es prepararse para enfrentar los retos a través de la adecuación de los procesos al cambio climático, mejorando las prácticas agropecuarias y reduciendo los costos de producción e incremento de rendimientos.
En septiembre del 2015, los Estados Miembros de la ONU aprobaron la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, que incluye un conjunto de 17 Objetivos para poner fin a la pobreza, luchar contra la desigualdad y la injusticia, y hacer frente al cambio climático, entre ellos la gestión sostenible del agua y hacer frente al cambio climático.
Celebro que el gobernador Alejandro Tello se reuniera con las autoridades del PNUD, ellos orientan muy bien a los gobiernos nacionales y sub nacionales para alcanzar los objetivos. Sin duda, invertir en estas acciones en el presente nos ayudarán a ganar el futuro. Entre más riego en el campo, más riqueza; más agua en la industria, más empleo; más agua en la ciudad, más bienestar; mejor adecuación a la realidad del cambio climático, más competitividad y optimización de los recursos. ¡EL AGUA ES RIQUEZA! ■
*Presidente de Educar e Innovar para Progresar A.C.
