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jueves, 2 mayo, 2024
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Actualidad y futuro

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Por: RENÉ LARA RAMOS •

Los plazos y la consecución de metas por el neoliberalismo, avanzan en nuestro país y el mundo. Medrar a costa de lo que sea, sigue siendo su divisa y su dinámica, siempre favorable al gran capital, aunque más bien desfavorable o francamente desfavorable para la sociedad, sobre todo aquella que no crece en forma organizada ni productiva y sigue en el atraso, ¿por eso mismo? Con todo, hasta en ella, desde lo cotidiano y más allá, de continuo emergen y crecen problemas que van hasta por encima de sus posibilidades de control o solución, mediante su sola cotidianidad. No es que no se cuente con instituciones, ni Estado; al contrario, hoy se cuenta incluso con gobiernos a distinto nivel, a los que se supone, constituirse de acuerdo a norma, periódicamente. No obstante, para muchos aún prevalecen el desvalimiento propio y el de sus familias, por cuestiones nada sencillas como la falta de empleo o las bajas percepciones económicas, ¿o por contar con un escaso “capital cultural” disponible? Con todo, esos mexicanos – zacatecanos, en una muy gran mayoría, ni son “flojos”, ni “tontos”, al contrario, aunque no parezca que su enorme potencial, cultural y económico importe, país y estados siguen oficialmente adelante con la operación pública gubernamental, bajo los mandatos del modelo neoliberal que recorta y banaliza toda posibilidad de bienestar y vivir. Al modelito, da lo mismo si millones de seres humanos lo sufren y desperdician su potencial y vida. Eso prefiere, antes que permitir generar más y mejores opciones para construir bienestar y a todo se recorta. Por supuesto, no se trata de multiplicar obras de caridad, distributivas, sino de concurrir a estimular y brindar con insistencia, ayuda para crear y activar más y diversas opciones productivas y de servicios… con criterios de justicia: terrenal, social y política.

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En los tiempos, llamados electorales, todo se tasa. Un buen día alguien se anima y dice tener 220,000 despensas, por supuesto, destinadas para consumo social, excelente. Mas “vocearlo”, es una acción política electoral, aunque no se quiera ver así. Los tiempos electorales son inminentes, por supuesto, en ellos se podrá dificultar conseguir un equilibrio con justicia para quienes tengan aspiraciones y otros medios para contender, distintos en cantidad, calidad, ubicación y relación. Después de todo, aun cuando, todavía no se sea candidato para algo, si ya se declaró a los medios, la intención, voluntad, inquietud, por ejemplo, de ser gobernador: el ambiente político sigue tranquilo. La conclusión popular será: aquí no pasa nada, aunque pase. Ya en plena contienda, se seguirá con atención lo que digan y hagan, sobre todo quienes aspiren a suceder a Miguel Alonso en la gubernatura y vayan a contender. Con seguridad, sus equipos trabajan desde ayer y más hoy en un proceso que requerirá de mucho trabajo,  de ideas y formas novedosas de ser y hacer para que la elección sea significativa y participen todos los ciudadanos electores potenciales de su máxima autoridad estatal; aparte de diputados estatales y de presidentes o presidentas municipales, y de sus respectivos cabildos.

El escenario y entorno de las elecciones es la República, surcada por multitud de problemas, unos tan ancestrales, como la inseguridad, otros con origen más moderno, como aquellos ocasionados por las sugerencias hechas por los esquemas tecnócratas, cuyos costosos experimentos al final pagamos todos. Aquí cabe mencionar: todo lo anterior, no es otra cosa que eso, llamado democracia, si queremos ver lo que ocurre desde la cotidianidad. Una democracia nada pura sino real, surcada por aciertos y errores, no todos políticos y de distinto calibre, origen e impactos. La regularidad democrática, por lo visto, no tiene un libreto tan bien escrito, como sí muestra tenerlo el autoritarismo, uno con tanta confianza en sí mismo que desde hoy avizora el futuro al 2024, tiempo en el que se mira a sí mismo sentado en la silla presidencial. Ojalá, en el “inter”, prefiera en realidad, no en forma, la democracia; eso mostraría que la democracia hace milagros cívicos al revertir una vocación, hoy, más bien autócrata, tal vez por el exceso de poder sentido desde una posición encumbrada y acotada, con todo, de alguna forma.

Para 2024, falta algún tiempo. Cuando menos, nueve años más habría que vivir para verlo. El trayecto, no obstante, puede ser de lo más interesante: en él transcurrirían dos períodos rectorales UAZ, un sexenio y medio gubernamental estatal, tres municipales; y una elección presidencial. Tampoco serán abrojos todo lo que se haga y haya en el camino, al contrario, será un tiempo abierto a las infinitas posibilidades humanas de imaginar y crear. De persistir e insistir en la exigencia de contar con un universo nacional y local, cada vez más habitables para todos, mediante la realización de los sueños y las acciones de todos: ¿democracia? ■

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