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jueves, 25 abril, 2024
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León Trotsky (3) ¿Qué es la IV Internacional?

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Por: DANIEL SALAZAR M. •

Estando en Coyoacán, México, en septiembre de 1938, León Trotsky funda la IV internacional. Fue la respuesta a la degeneración de la revolución rusa y a la consolidación de la burocracia estalinista en la URSS. En el terreno político, significó la ruptura con la Tercera Internacional (IC) cuando ésta traicionó la política revolucionaria con la que había sido fundada bajo la dirección de Lenin.

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La IV Internacional se propuso entonces continuar la lucha por la revolución socialista a escala mundial sin la subordinación a un partido o Estado nacional. Se conduce como una organización regida por el centralismo democrático y para mantener el proyecto anticapitalista enarbolado por Marx y Engels desde la Primera Internacional. Los cuatro primeros congresos de la IC forman parte de su programa.

Trotsky incorporó las tesis de la revolución permanente para los países atrasados coloniales y semicoloniales dominados por el imperialismo, la dinámica anticapitalista de la revolución proletaria en vez de la práctica reformista, y la noción de revolución política para los Estados Obreros como la Unión Soviética deformados por la burocracia. Frente a la burocracia –parasitaria de las conquistas de la revolución de Octubre– pensó que no era necesaria una nueva revolución social, sino la defensa de las conquistas y la recuperación de la democracia. Advirtió de la urgencia de la revolución política pues, de no lograrse, estaba el riesgo de que la burocracia soviética optara por la restauración del capitalismo. Finalmente, como sabemos, el ciclo se cerró y, ante la derrota de los intentos de revolución política, la burocracia abrió paso a la restauración capitalista en la URSS a principio de los 90 del siglo pasado.

Esa tragedia histórica implicó que, al no haberse logrado recuperar la democracia soviética y desmitificar el verdadero carácter de la URSS, ante los ojos de la opinión pública mundial quedó fijada la idea de que habría fracasado el proyecto de liberación conocido como socialismo, cuando en realidad lo que se hundía y fracasaba era la experiencia de la burocracia estalinista que había abandonado y traicionado el proyecto revolucionario desde varias décadas anteriores. La ofensiva ideológica burguesa, especialmente en su fase neoliberal, ha hecho el resto desacreditando la causa del socialismo.

El programa de la IV Internacional tiene un carácter anticapitalista, revolucionario, internacionalista. Destaca los ejes centrales de la democracia, la libertad de tendencias, la antiburocracia, así como la necesaria independencia del partido y de la Internacional con respecto a cualquier Estado. Su programa crece y se enriquece con las luchas en el mundo y de ahí incorporó la perspectiva feminista y la ecosocialista, la defensa de los derechos tanto de la diversidad sexual como de los pueblos originarios de América. Es solidario firme con las naciones oprimidas.

Ante los estragos ecológicos que sufre el planeta, ha sometido a discusión, resoluciones sobre la crisis ecológica y los ejes de acción para enfrentarla. Esta permanente actividad en la elaboración programática, ha sido una aportación fundamental para analizar los desarrollos del capitalismo después de la segunda guerra mundial , para captar las dinámicas de las revoluciones de los años 1960 y 1970, para orientar la corriente marxista revolucionaria en las luchas contra la opresión de las mujeres, de las lesbianas y los homosexuales, para comprender los grandes rasgos del nuevo periodo histórico caracterizado por la globalización capitalista y para examinar las modificaciones estructurales que ha sufrido el movimiento obrero en los países capitalistas desarrollados.

La pertenencia a una corriente internacional que ha asegurado una cierta continuidad histórica en la lucha contra el sistema capitalista –pero también contra todos los sistemas de opresión– suministra toda una serie de herramientas teóricas y políticas para forjarse una cierta visión del mundo. Esta experiencia, consideramos, tiene que ser preservada y enriquecida.

Con todo, de lo que se trata es de discutir además una nueva perspectiva, más amplia, que contemple los reagrupamientos políticos para el nuevo periodo histórico sobre la base de “una comprensión común de los acontecimientos y las tareas”. Naturalmente, esta apuesta no se puede resumir en una serie de recetas o de modelos de organización. Como sabemos, las organizaciones tienen su propia historia y sus propias tradiciones, eso está claro, pero hoy, la búsqueda de convergencias debe estar en el centro de las discusiones sobre la construcción de nuevas fuerzas anticapitalistas.

La historia de la IV Internacional nos enseña que, si bien las discusiones generales de programa se hacen a escala internacional, las opciones tácticas nacionales corresponden a las organizaciones o partidos nacionales. Cada quien aporta de esa manera, su contribución enriqueciendo la discusión general. Para el Partido Revolucionario de los Trabajadores (Sección Mexicana de la IV Internacional), su pertenencia a la IV implica la comprensión de que se trata de la corriente internacional que ha logrado mantener una continuidad orgánica, pese a dificultades y rupturas y que, al mismo tiempo, sostiene la perspectiva anticapitalista, marxista revolucionaria contra toda forma de opresión. La discusión continúa abierta… ■

Fuente: Partido Revolucionario de los Trabajadores

 

www.prt.org.mx

 

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