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viernes, 26 abril, 2024
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Feminismo

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Por: SOCORRO MARTÍNEZ ORTIZ •

No son pocas las ocasiones en que se ha generalizado la idea, de asociar el concepto feminismo a una lucha de las mujeres en contra de los hombres que trae como consecuencia, la minimización, la degradación y la desvalorización de la mujer en los diferentes roles de la vida que a unas y a otros corresponden desempeñar.

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Tal razonamiento, no es de ninguna manera feminismo. No se trata de enfrentar a mujeres y hombres, porque humanamente no son enemigos, tienen igualdad jurídica y deben ser un complemento biológico.

México vive actualmente un grave problema, debido a que miles de mujeres de diversas edades, son víctimas de secuestro, violencia de todo tipo y tortura, hasta llegar a convertirlas en un número más de las cifras que existen con motivo de: desapariciones; cuerpos encontrados en canales de aguas negras; brechas; arrojados sobre carreteras; enterrados en fosas clandestinas; mutilados; “tirados en lotes baldíos”; calcinados; descuartizados… Una variedad de estas terroríficas muertes, llamadas “feminicidios”, los que un elevado porcentaje, nunca han conocido ni conocerán jamás la impartición de justicia mexicana.

Sin embargo, el feminismo es otra cosa. Se trata de un movimiento que persigue la plena de emancipación de la mujer, mediante la igualdad jurídica, económica, política y social respecto del hombre.

Así entendido, hablar de feminismo es darnos cuenta que no se trata de un movimiento actual ni de moda. Tiene sus raíces hace más de cien años, cuando las mujeres planteaban que no solo les correspondía desempeñar labores domésticas, sino que también podían trabajar, tener participación política así como estudiar y de esta manera, recibir igual trata que el hombre.

En el siglo XIX, los núcleos socialistas entendían que la liberación de la mujer, se produciría junto con la emancipación del conjunto de la sociedad, por ello en 1876 al reiniciar sus labores el Grupo La Social, dice a las mujeres presentes: “ya no seréis de hoy en adelante esclavas de vuestro hogar…que la cocina y la costura sean en buena hora de vuestro resorte, pero no permitáis jamás que nadie os avasalle dedicándonos a tan serviles ocupaciones y ahogando en ellas vuestra dignidad, para abusar así de vuestra ignorancia. La ilustración, el estudio de las ciencias exactas, el ejercicio de las profesiones y de las artes y aún vuestro voto público en las asambleas os pertenecen en derecho, puesto que la filosofía nacional os concede iguales facultades intelectuales, morales y físicas que el hombre, que es vuestro compañero no vuestro amo y señor”. Sin embargo, en el mismo año, el Congreso Obrero se negó luego de un prolongado debate y de varias votaciones a acreditar mujeres como delegadas a esa reunión. En la prensa de la época, sobre todo en los periódicos obreros, se produjo una amplia polémica sobre el asunto. La batalla perdida por las mujeres proletarias, la reiniciaron, por otros medios, sus congéneres, de los sectores sociales acomodados.

En 1886 Margarita Chorné, al titularse como dentista, recibió el primer título profesional expedido en México a una mujer. En ese año, Laureana Wright de Kleinhans, aparece como directora literaria de Violetas del Anáhuac, publicación que se anunciaba como “periódico literario redactado por señoras”, en el que se exponen claramente planteamientos del feminismo moderno, como la demanda del voto para la mujer y la igualdad de derechos. Director y administrador de este órgano era Ignacio Pujol. En la misma línea se mantuvo La Mujer Mexicana, aparecida en 1904, bajo la dirección de Dolores Correa Zapata. Así como otras más publicaciones dirigidas y administradas por mujeres.

Políticamente, el Partido Liberal Mexicano, reivindicó los derechos de la mujer y un buen número de sus clubes contaron con amplia participación femenina, lo mismo que los movimientos de huelga que reprimiera ferozmente la dictadura.

Iniciaba también la participación de la mujer en el terreno laboral, cuando el grupo magonista, Hijas de Anáhuac, se fundó en Tizapán, D:F: a fines de 1907, con obreras textiles de las fábricas de la zona. La agrupación llegó a tener más de 300 afiliadas, siendo las más activas María Gómez, Carlota Lira, Josefa Ortega, Concepción Espinosa, quienes sufrieron persecución y fueron encarceladas.

De la precaria incorporación femenina a la enseñanza, superior, dan cuenta las cifras: en 1910 no pasaban de una decena las que habían obtenido un título profesional, y las profesoras normalistas eran apenas un centenar.

A lo largo de la lucha armada desde el 18 de noviembre de 1910 hasta el 5 de febrero de 1917, en que se promulgó la Constitución de Querétaro, las mujeres estuvieron en la primera línea de combate, desde Carmen Serdán y otras, pertenecientes a diversos grupos y organizaciones.

No obstante, en el Congreso Constituyente de Querétaro las mujeres no tuvieron ninguna participación. Tampoco les concedió el sufragio, en calidad de ciudadana…

Lo más avanzado que dejó el carrancismo en cuanto a derechos de la mujer fue: la Ley de Divorcio de 1914, que daba relativa libertad a la mujer divorciada, y la Ley de Relaciones Familiares, que estableció la igualdad conyugal y otorgó a la mujer el derecho de contraer obligaciones de carácter laboral y mercantil.

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