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jueves, 25 abril, 2024
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Más que buenos deseos, hay que actuar

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Por: ARTURO HUERTA GONZÁLEZ •

El 30 de diciembre el presidente de la República dijo: “una función del banco (de México) es el control de la inflación y otra que nos gustaría mucho es que también se impulse el crecimiento, porque se puede controlar la inflación, pero si no hay crecimiento tampoco se avanza. (…) Lo ideal es que ‘el carro camine sin calentarse’, esa es la función de Banxico y la responsabilidad nuestra es respetar las decisiones que toma”. En otros términos, lo que el mandatario quiere, implicaría que Banxico compatibilice crecimiento económico con baja inflación. El problema es que la Constitución solo mandata al banco central a tener como único objetivo reducir la inflación. Esto lo logra a costa de aumentar la tasa de interés, misma que contrae la actividad económica, incrementa el desempleo y baja los salarios.

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El gobierno neoliberal de Salinas de Gortari le dio autonomía al banco central, lo que implica quitarle al gobierno el control de la moneda y no poderse financiar con ella. Esto ha obligado al gobierno desde entonces a trabajar con austeridad fiscal, reduciendo su tamaño y participación en la actividad económica. Esta austeridad fiscal ha conllevado a que la cúpula empresarial pase a invertir donde el gobierno ha dejado de hacerlo. No obstante, esto no se ha traducido en mayor inversión total en el país ni en mayor crecimiento económico, sino en mayor desigualdad del ingreso.

La actual gobernadora de Banxico, dijo ese día que la política de dicha institución beneficia a las personas más vulnerables por el control que hace para regular y evitar el alza de la inflación”. Son las mismas declaraciones de sus antecesores y sin embargo los hechos evidencian que la baja inflación alcanzada ha sido a costa de aumentar el desempleo y bajar salarios, lo que ha incrementado la pobreza en el país. La gente prefiere tener trabajo e ingresos, que baja inflación y estar desempleada.

La autonomía del banco central con sus objetivos de baja inflación y estabilidad del tipo de cambio a través de altas tasas de interés, ha favorecido solo al sector bancario y a la Bolsa Mexicana de Valores que ven aumentadas sus ganancias a pesar de que la economía no crezca.

La banca es disfuncional a la dinámica económica. En el mes de octubre del 2021, el crédito destinado a las actividades productivas tuvo una caída respecto al mismo mes del 2020 de 3.7%. El crédito a la industria manufacturera, en dicho período cayó 6.1% (datos de Banxico). La contracción económica y la falta de perspectivas de crecimiento, debido a la alta tasa de interés y a la austeridad fiscal, llevan a que no haya demanda por créditos, ni disponibilidad de créditos a las empresas, lo que alargará el contexto recesivo e inflacionario de la economía, con alto desempleo.

Si al presidente le “gustaría” que se impulsara también el crecimiento económico, debería apoyar la Iniciativa de Ley que se presentó en noviembre del 2018 que plantea modificar los objetivos de Banxico para incorporar el crecimiento económico y alto empleo, al igual que lo hace la Reserva Federal en EUA.

Ante los problemas de alto desempleo y pobreza, el presidente no debe quedarse en lo que le “gustaría”, ya que tiene el poder de impulsar el cambio Constitucional para que Banxico compatibilice baja inflación en condiciones de crecimiento económico y alto empleo. Para tal propósito se tienen que coordinar las políticas fiscal y monetaria. Sólo a través de bajas tasas de interés e incremento del gasto público se podrán configurar condiciones de rentabilidad en el sector productivo. Ello llevaría a incrementar la inversión, la productividad y la producción para compatibilizar crecimiento económico, alto empleo y baja inflación. Sin embargo, al proseguir las altas tasas de interés y la austeridad fiscal, no se configurarán perspectivas de crecimiento y no habrá voluntad de invertir por parte del sector privado, por lo que seguirá la contracción económica, el desempleo, las presiones inflacionarias, el deterioro del poder adquisitivo del ingreso, la pobreza, la creciente desigualdad del ingreso y la delincuencia.

Solo incorporando el objetivo de crecimiento económico y de empleo a Banxico, se pasará del mero ámbito del deseo, al de la voluntad y la acción por parte de los poderes Ejecutivo y Legislativo.

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