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sábado, 18 mayo, 2024
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¡Es rock and roll, estúpidos! Los Rolling Stones en Cuba

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Por: ÓSCAR GARDUÑO NÁJERA • Admin • admin-zenda •

Aunque me gusta, la verdad es que no soy bueno a la hora en que se tiene que hablar de política. Si el tema sale en una sobremesa prefiero guardar silencio y aprender de los que sí saben, aunque como periodista cultural y corrector de pruebas de un periódico de circulación nacional tampoco me considero un ignorante. Doy mi opinión si me la piden. He de agregar que no soy como los clásicos “sabelotodos” de política nacional e internacional que en cada conversación lo único que demuestran es un nefasto ejercicio de intolerancia, al querer que su verdad sea la palabra de Dios. O intento cambiar de conversación por una literaria, aguas donde me muevo mejor.

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A mi parecer, los que tanto critican el concierto que los Rolling Stones dieron en Cuba en días pasados lo hacen por mera envidia y de la mala. Inmediatamente después del concierto las redes sociales se vieron invadidas por comentarios que iban desde diatribas perfectamente orquestadas y panfletarias, hasta los que empezaron a investigar quién iba a pagar dicho concierto, pues esa era su preocupación.

Por ejemplo, una nota de El Diario de Cuba que cita a su vez al diario El Confidencial, nos dice que “el coste estimado del concierto que celebraron el viernes en La Habana The Rolling Stones ronda los siete millones de dólares”. Posteriormente agrega que: “tras este monumental despliegue está la Fundashon Bon Intenshon (FBI)”, ¡vaya con las siglas!, “una organización benéfica radicada en la isla de Curazao, antiguas Antillas Holandesas. Se trata de un proyecto filantrópico de Gregory Elias cuyas obras caritativas se desarrollan principalmente en la propia isla”.

Conviene detenernos un poco antes de continuar. Porque en los párrafos que siguen se mencionan factores como negocios, grandes negocios. A ver, vamos con calma, si atendemos el significado de la palabra “filantropía” comprobaremos que ésta tiene que ver con amar al ser humano. Si atendemos la última palabra, “caridad”, de las ocho acepciones que nos da el DRAE me quedó con la de “limosna que se da o auxilio que se presta a los necesitados”, ¿de qué?, pues de puro y meramente rock and roll. ¿Hay más? Sí, están los que se empeñan en mezclar un asunto artístico con política.

Ahora bien, ese tal Gregory Elias, a quien no tengo el gusto de conocer, aunque no lo descarto para pedirle prestado un yate y armar gran fiestón en Acapulco o en Cancún, ahí donde las playas son tan libres que las dividen para los ricos y para los jodidos, es una especie de Jekyll and Mr. Hyde, pues por el día realiza labores filántropicas en la isla y por la noche, tras beberse sus pocimas y transformarse en un horrible monstruo que baila un son cubano, es “el presidente de United Trust, una de las asesorías financieras líderes de ese paraíso fiscal caribeño”. Luego nos advierten lo que por idiotas se nos había olvidado: “que la costa cubana es uno de los tesoros más codiciados por los inversores extranjeros, porque la Isla podrá ser una parada ideal para cruceros y puerto de amarre de yates privados. Da a entender que tal información es la que aprovecharía un hombre de negocios como Mick Jagger”, ¿ustedes van a ver al vocalista de los Rolling Stones o a aprender clases de cómo hacer negocios con un gran hombre que sabe de lo que habla?, idiotas que somos se nos había olvidado el gran negocio que se hace con las playas, ¿verdad?

El texto, porque no sé qué demonios es, si artículo, si columna, si crónica, si reportaje, pero algún nombre tenemos que darle, nos habla, más adelante, de otras preciosuras sin sentido. “Un pormenorizado análisis del documento daría para un jugoso e intenso máster de dos o tres años: ingeniería fiscal, filantrocapitalismo (¿qué tal la palabrita, eh?, yo me la llevo para presumirla con los amigos) y rock and roll de la tercera edad (¿qué tienen contra un abuelito como Keith Richards que toca la guitarra mucho mejor que tantos estúpidos jovencitos que se sienten estrellas de rock en cualquier bar de mala muerte?).

Yo al menos vi posteado el texto en más de cinco ocasiones en distintas cuentas de Facebook. Son de esos textos que posteas en automático, que te jala, incluso sin que leas el contenido, la cabeza sensacionalista, construida a manera de pregunta, porque, recordemos, una interrogante siempre llama la atención: “¿Quién pagó el concierto de los Rolling Stones en La Habana?”, cuya contextualización y análisis nos lleva a la conclusión de que al pueblo Cubano se le sigue viendo jodido, como los pobrecitos de América que se perdieron de la fiesta y del pastel por andar con sus locuras.

En este punto somos excelentes: en meternos el pie nosotros mismos. ¿Acaso buscaron la opinión de la parte contraria?, ¿acaso se tomaron la molestia de entrevistar a los que acusan de querer hacer negocios en la Isla?, ¿se puede acusar de ello cuando a su vez también implica fuentes de empleo e ingresos económicos?, si así fuese, ¿acaso se tomaron la molestia de preguntar al mismo gobierno cubano su opinión? Textos así son escritos por mercenarios del poder, eso me queda claro, y si bien no simpatizo ni con la música de los Rolling Stones ni con muchas cosas del actual gobierno cubano, tampoco lo hago con la prensa hueca que pretende engañar a los lectores… ¡es rock and roll, estúpidos! ■

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