En el marco del quinto Informe de Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, el académico jubilado de la Benemérita Universidad Autónoma de Zacatecas (BUAZ), Francisco Valerio Quintero, opinó que esta administración ha incumplido con la mayoría de sus compromisos y, a menos de un año para su conclusión, “buena parte de lo que no se hizo ya no se hará”.
El principal incumplimiento de este Gobierno Federal, indicó, ha sido el de garantizar seguridad para la ciudadanía, que “fue claramente ofrecido tanto como plataforma del entonces candidato y en los primeros meses de la toma de posesión, y que en los hechos vemos que está muy lejos de la realidad. Pero lo más preocupante es que el discurso oficial niega sistemáticamente esa realidad y a quien la presenta como es, apoyada en evidencias, se le anatematiza considerándolo como adversario del régimen”.
Desde su perspectiva, esa situación es preocupante porque si hay la intención de resolver un problema, el primer paso es reconocer que el problema existe, de manera que el discurso del presidente de que la inseguridad y la violencia están disminuyendo es un indicador de que no pretende resolverlo.
Por tanto, afirmó que el problema de la inseguridad y la violencia quedará como una de las problemáticas no resueltas porque, si en cinco años no hubo avances tangibles, en un año no podrá haberlo.
Se refirió a indicadores que se han dado a conocer en los últimos meses en los que se muestra que esos índices han disminuido, pero señaló que no hay evidencia de que ello se deba a la política de seguridad del estado más que a las formas de negociación que tengan los grupos delincuenciales entre sí.
Valerio Quintero expuso que en el ámbito de la salud hay una problemática similar, pues el discurso oficial ha dicho que antes de diciembre habrá un sistema de salud superior al de Dinamarca, pero los hospitales del sector público se encuentran en condiciones deplorables y con falta de medicamentos. Pero esto tampoco es reconocido por el presidente. Es decir, “tenemos un gobierno que niega la realidad sistemáticamente como una forma de eludir la responsabilidad en temas que son de su competencia exclusiva”.
Por otra parte, señaló que un tema descuidado por gobiernos anteriores fue el de la desigualdad, pero en este sexenio este problema se ha atendido a través de apoyos a personas de la tercera edad, a los jóvenes estudiantes, a madres que son cabeza de familia, etcétera que evidentemente alivia la situación de millones de personas.
No obstante, consideró que, con todos los beneficios que ha tenido esta política, no está produciendo ni producirá una modificación estructural de la distribución de la riqueza en el país ni tampoco sacará de la pobreza esos millones de personas que son beneficiadas.
Es decir, afirmó que, en el momento en el que los apoyos a estos sectores sociales se suspendan, entonces la pobreza quedará en los términos en los que estaba antes de la entrega de estos susidios, ya que las condiciones previas prevalecen y es precisamente lo que no se ha modificado.
Asimismo, Valerio Quintero recordó que el presidente ha sido explícito en el sentido de que no pretende llevar a cabo una reforma fiscal, lo que significa que no redistribuye el ingreso nacional, sino solamente los ingresos públicos, lo que limita las políticas públicas que necesita implementar un gobierno que se dice progresista porque “se evidencia con una visión incompleta”.
En lo que respecta a la reducción de los indicadores de la pobreza, coincidió con el especialista Julio Boltvinik en que “el concepto de pobreza que maneja el Coneval depende de criterios completamente cuestionables”, motivo por el cual los resultados de la medición de este año son engañosos.
Explicó que para definir la pobreza es necesario comprender un concepto que refiere a las necesidades básicas de la población y estas remiten a la seguridad, la alimentación, la habitación con servicios, la educación, entre otras, pero para el Coneval, “si ti tienes techo y no tienes comida, no eres pobre; si tienes comida, pero tienes que dormir en los callejones, tampoco eres pobre”.
Eso significa que “no hay una definición abarcadora, integral, sustantiva, del concepto de pobreza, y entonces cuando dan una beca o un subsidio por estudiar o por ser de la tercera edad, te quitan el hambre, pero no te resuelven el problema de la educación ni de la falta de servicios ni la inseguridad. Es decir, el combate a la pobreza implica no revertir uno de os conceptos que la definen, sino que el combate a la pobreza requiere el ataque frontal y el avance en todos los órdenes que pueden definir a una persona o a una sociedad como pobre y eso no se reconoce”, concluyó.
