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viernes, 26 abril, 2024
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De semejantes y enemigos

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Por: SAÚL KURI •

La Gualdra 269 / Filosofía

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La idea de que todos los pueblos del mundo forman una unidad única no es consustancial al género humano (Alain Finkielkraut). Durante algún tiempo, la costumbre no se distingue de la vida. Para quienes solamente conocen el mundo inmediato en que nacen, es difícil, sino es que imposible, la apelación a la ruptura de la tradición propia. Sin embargo, cuando los grupos humanos –que solamente se aceptan como iguales entre sí– se enfrentan a otras costumbres, la modificación o la pérdida de dirección resulta inevitable, la fijación del rumbo queda marcada por la alteración de los supuestos propios o, si se quiere mejor, por el grupo que se impone o que conquista. La resistencia a considerar a los otros como semejantes, a considerar a los enemigos como iguales, compréndase a los otros como seres próximos, lejanos, dominados o al acecho, es inconcebible entre más nos remontemos al pasado: incluso en el interior de un determinado pueblo la diferencia es más evidente que la igualdad (no todos pueden participar de las labores de más importancia, no todos pueden ser considerados de la misma manera, para que alguna de estas cosas ocurra son precisas diversas pruebas…). Observancia a ley divina, luchas entre los iguales y con aquéllos que no son vistos como tales, contacto con otros por la vía que sea, etcétera, son ejemplos y hechos que, permiten atisbar el parentesco entre los distintos. No obstante, ello no mitiga la distancia entre semejantes y enemigos. Para que una mitigación tal ocurra, preciso es dimitir del privilegio de la posición en que se está implicado y desde la que se juzga, preciso es renunciar a la diferencia y descubrir semejanzas con aquéllos a los que en principio –y a veces para siempre– se rechaza.

Sin duda, el camino por el que se ha llegado a sostener que todos somos iguales, o bien, que todos somos diferentes, no ha sido transitado sin problemas. Para poder afirmar lo primero, ha sido preciso sobreponerse a las diferencias, apelar a un mundo en sí que no conoce de límites o fronteras. Para poder afirmar lo segundo, ha sido preciso mostrar y reivindicar que se es de algún lugar y luego se piensa. Frente a la atemporalidad de términos yuxtapuestos como naturaleza humana o pecado original, o “evidencias” que apuntan a mostrar la semejanza, resiste la certeza de ser seres temporales, sujetos a la pertenencia (a la lengua y al suelo en el que se nace). La reivindicación de la semejanza y la reivindicación de la diferencia, permiten señalar, entre otras cosas, a la latencia de una lucha perpetua. Quienes reivindican a la una o la otra pueden utilizarlas a su conveniencia. El que es distinto a mí, el que amenaza a los que son iguales que yo, al que no piensa y obra como yo, puede estar “dentro” o “fuera” de las fronteras, pero, eso sí, siempre rondando dispuesto a nuestra sospecha.

El rechazo a considerar al enemigo, a los dominados o distintos como semejantes, configura –desde su pasado remoto– el modo en que los seres humanos han llegado a justificar lo mismo sus leyes como sus lazos. Frente a la colisión de los pueblos crecen las murallas: las amenazas externas instigan a la fundación de la ciudad. La labilidad humana justifica al Filósofo Rey, también al sátrapa o al Tirano… Sin darnos cuenta, soterradamente, el enemigo amenaza por doquier, mostrando a cabalidad la dificultad de poder entrever en el otro al nosotros

El ordenamiento de las fronteras y las leyes no es ajeno a la alerta frente a las diferencias, presupone con frecuencia la nebulosa o plena conciencia de éstas. Resulta difícil imaginar que a la pequeña camarilla de seres privilegiados que detentan las riquezas de México (lo mismo que el control sobre la enorme mayoría de medios informativos electrónicos o impresos), y que han fundado organizaciones como Mexicanos primero, la “prole”, los “indios” o, más en lo específico, los “vándalos” y “revoltosos” “secuestra-camiones” de los normalista de Ayotzinapa y la probable candidata del EZLN, puedan ser vistos como semejantes.

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/gualdra_269

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