México, DF. Los restos óseos atribuidos a Sor Juana Inés de la Cruz regresaron la noche de este viernes al Coro Bajo del ex Convento de San Jerónimo, sitio donde fueron inhumados originalmente tras su fallecimiento, el 17 de abril de 1695.
Con ello se cumple “la última voluntad” de la poetisa mexicana, al tiempo de que es una manera de “honrarla y de honrar a la comunidad de monjas jerónimas”, afirmó Carmen Beatriz López Portillo, rectora de la Universidad del Claustro de Sor Juana, instancia que tiene como sede dicho ex convento, ubicado en el centro histórico de la capital mexicana.
Organizada por esa instancia educativa para conmemorar el 320 aniversario luctuoso de la Décima Musa, la ceremonia fúnebre consistió en una procesión del féretro por el patio del Gran Claustro hasta el edificio donde se encuentra el Coro Bajo, acompañado por un repique de campanas, dos tañidos cortos y uno largo, que en la época virreinal era el emblema del convento de San Jerónimo para este tipo de rituales.
Sobre la tapa del ataúd se colocó el rosario que supuestamente perteneció a Sor Juana. Una vez en el Coro Bajo, los restos y su cubierta fueron depositados en un nicho diseñado ex profeso, donde permanecerán de forma definitiva, a la vista pública, resguardados por un cristal.
En su discurso, Carmen Beatriz López Portillo reconoció los trabajos encabezados por los antropólogos Arturo Romano Pacheco y Teresa Jaen, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), para recuperar los cuerpos de las monjas jerónimas e identificar, tras diversas pruebas y análisis, el que presuntamente corresponde a la poeta. Tal proceso implicó tres etapas de excavaciones en el lugar, realizadas entre 1974 y 1981.
“En la clausura de este espacio, Sor Juana vivió 27 años. Aquí dio razón de su realidad e inventó un mundo nuevo con palabras; aquí se esparcieron sus plegarias; aquí defendió la libertad y el derecho al conocimiento; aquí escribió la mayor parte de sus obras; aquí reposan sus restos”, afirmó Carmen Beatriz López Portillo.
La ceremonia fúnebre incluyó, además, la cancelación de un timbre postal conmemorativo de la efeméride y la lectura de la Oración Fúnebre a Sor Juana Inés de la Cruz , escrita por Octavio Paz con motivo de los 300 años de la poeta novohispana.
También, un concierto de música virreinal y la reapertura de la Celda Contemporánea, proyecto arquitectónico por el que ahora México tiene la ventana arqueológica más grande del mundo y mediante el cual los visitantes podrán caminar y admirar los vestigios del ex convento.
A ello se sumó un par de actividades académicas: una mesa redonda con especialistas en la vida y la obra de la monja jerónima, entre ellos la escritora Margo Glantz, colaboradora de La Jornada, y la presentación del libro Cartas de Lisy. La Mecenas de Sor Juana Inés de la Cruz en correspondencia inédita.
