¿Qué pasa cuando en alguna transacción el mediador de la misma se queda con la mayor parte de los recursos? Es lo que pasa con los gobiernos en México, la proporción del gasto que se queda en el gobierno es muy alto respecto al gasto que destina para cumplir con su misión. El gobierno debe realizar inversión en el desarrollo del estado, y dicha inversión es en los más variados temas, desde educación hasta carreteras. Sin embargo, una proporción mayúscula se estanca en las burocracias, con lo cual al final la tarea del gobierno queda trunca. Por ello, uno de los indicadores más importantes de la salud de las finanzas públicas es la proporción que hay entre gasto corriente respecto al gasto total. Y en aquel rubro de gasto se contempla esencialmente la bolsa para personal y nómina. Pues bien, en el caso de Gobierno Federal, se destina a gasto corriente 60 por ciento del gasto total, y solamente 20 por ciento de gasto en capital. Los estados suben su proporción de gasto corriente a 72 por ciento, y los municipios rebasan 80. En Zacatecas se dedican más de 10 mil millones a capitulo mil (personal).
Si estas proporciones indican condiciones de finanzas insanas, la cosa empeora cuando se observan las brechas al interior de las percepciones de los burócratas: de sueldos miserables a los trabajadores directos, a salarios ostentosos para los altos mandos. Si ya es clara la infamia del Poder Judicial —donde ministros y magistrados ganan sumas demenciales (como los 563 mil del presidente de la SCJN) — al interior de los poderes Legislativo y Ejecutivo las brechas son enormes. En los municipios un regidor puede ganar cuatro veces más que un trabajador operativo. Y no hay razón alguna para esta disparidad. Es decir, son desigualdades arbitrarias o con poca justificación. Los criterios de asignación salarial son poco claros y los mecanismos para realizarlos lo son aún más.
Hace más de 5 años se aprobó la llamada Ley de Salarios Máximos con el objetivo de que en cascada se regularan los tabuladores e ingresos no sólo de las plantillas de la burocracia, sino sobre todo de los salarios de los mandos altos de los tres poderes. Sin embargo, esa sigue siendo materia pendiente. Ahora que inician las campañas electorales será bueno observar las propuestas que los candidatos hagan respecto al saneamiento de las finanzas públicas: ¿habrá alguno de ellos que proponga llevarnos a proporciones por debajo de 60 por ciento del gasto corriente respecto a los gastos totales y diga cómo lo hará? ¿Cómo cerrarán las brechas salariales? y ¿cómo eliminar la arbitrariedad en los ingresos de los diputados y regidores? Los ciudadanos deberemos estar atentos de temas financieros, porque de su sanidad depende en mucho la estabilidad económica del estado de Zacatecas.
