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sábado, 18 mayo, 2024
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¿Desarrollo rural sustentable?

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Por: SERGIO ELIAS URIBE SIERRA • admin-zenda • Admin •

A propósito del desarrollo rural sustentable, aprovecho para hacer una reflexión iniciando con la problematización del concepto de desarrollo, buscando desnudar su esencia. Generalmente, tenemos una idea del desarrollo basada en que los beneficios del avance científico y del progreso industrial, sirven para la mejoría y crecimiento de las áreas subdesarrolladas (Rodríguez, 2005). Pero pocas veces cuestionamos esta noción y tomamos en cuenta los impactos que esta idea fuerza ha generado a lo largo del planeta.

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Un primer elemento indica que el desarrollo es un término que desde un inicio nace chueco, torcido, desde una visión dominante, modificando los saberes, las subjetividades y los imaginarios sociales de la población, a partir de una reconstrucción histórica (Rodríguez, 2005).

Por ello, si me preguntan que entiendo por desarrollo rural sustentable desde la perspectiva dominante, contestaría que es un concepto complejo y multidimensional, que sin lugar a duda, no equivale a crecimiento económico del sector rural. Por el contrario, solo representa un anti-desarrollo del campo, debido a la centralidad del capital y a la dominación del ámbito económico en los procesos que involucran la vida rústica, pues tiende a una lógica de acumulación por encima de la vida.

La mayor parte de la población del campo vive en la pobreza y la mayor parte de la pobreza extrema se asienta en él. El campo que ahora tenemos es lo que era el futuro del campo para quienes trataron de imaginarlo y pensarlo hace 50 años. La globalización capitalista ha contribuido a una expansión de los agro negocios, generando un cambio de rumbo para los campesinos y campesinas, al pasar de ser explotados (as) a ser excluidos (as) (Quintana, 2008).

Además, se han generado altos márgenes de desigualdad respecto a la relación campo-ciudad; y con la subsunción de la agricultura a la industria, se fraguo una inseguridad y subordinación alimentaria respecto a las grandes corporaciones agroexportadoras y los países dominantes, quienes controlan  los mercados globales y locales de alimentos.

En la actualidad estos procesos se siguen apuntalando a través de los transgénicos y la manipulación genética de las semillas. En gran medida debido a que las políticas de gobierno que una vez fueron agraristas y procampesinas, ahora favorecen a los grandes capitalistas rurales en su totalidad (Quintana, 2008).

Es de suma importancia comprender las relaciones desiguales de producción y circulación que se viven en el ámbito rural, ya que el gobierno dejó de ser garante de la salvaguarda en la reproducción del ciclo productivo de los campesinos (as), eliminó los créditos y los precios de garantía, lo cual apuntaló el proceso de explotación, y exclusión del campesinado.

Debido al abandono creciente del campo como elemento de transformación, se ha incrementado la promoción y agresión de minería tóxica a cielo abierto, hidroeléctricas, monocultivos, tala desmedida de árboles, grandes represas y en general grandes problemas ambientales que tiene que ver con el fracking, la privatización del agua, los transgénicos y los distintos megaproyectos que el nuevo patrón de acumulación ha impuesto.

Entonces, ¿Hay sustentabilidad bajo la lógica de acumulación capitalista en el campo? De acuerdo con James O’Connor sería una contradicción pensar que producir bajo una lógica capitalista es sustentable, ya que desde quien ejerce la producción -cobijado con esa racionalidad- no querrá perder ningún porcentaje de ganancia, buscará en toda medida una ganancia mayor sin importar el costo social y ambiental. Esto, aunque haya muchos discursos llamativos como la economía verde, el ecoeficientismo y el que tenemos en boga, “el desarrollo rural sustentable”.

Finalmente puedo argumentar que bajo esa lógica de producir, la sustentabilidad es un mero discurso que justifica las prácticas abusivas contra la naturaleza, incluso las innovaciones y/o tecnologías han girado en torno a la racionalidad económico-instrumental, ya que hay intereses económicos y políticos inmersos en las relaciones de poder involucrados (Massieu, 2010).

Por lo cual, no habrá sustentabilidad mientras no haya un cambio de raíz, es decir, mientras no se deje de lado la racionalidad instrumental en los procesos de producción y en la vida misma, mientras no pase esto, la sustentabilidad seguirá siendo cuestionada y criticada (Sachs, 2001).

Referencias

Massieu, Yolanda, (2010), “Artesanía, biotecnología y genómica agrícola ante la sustentabilidad: restos para la innovación en el Siglo XXI”, en María del Carmen del Valle, Ana Mariño e Ismael Núñez (coord.), Dinámicas de innovación y aprendizaje en territorios y sectores productivos, Tomo III. Seminario Internacional de Ciencia, Tecnología e Innovación en el Desarrollo de América Latina, México, UNAM. p. 47-83.

O’Connor, J. (s/f). “Es posible el capitalismo sostenible”. Artículo recuperado el 8 de octubre de 2015 en http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/ecologia/connor.pdf

Quintana, V. (2008). “Los futuros del campo mexicano” en La Jornada del Campo, Número 12.

Rodríguez, C. (2005). La disputa por el desarrollo regional. Movimientos sociales y constitución de poderes locales en el oriente de la Costa Chica de Guerrero. Plaza y Valdez. México D.F.

Sachs, Wolfang (2001), “Medio ambiente” en Wolfang Sachs (coord.) Diccionario de desarrollo. Una guía del conocimiento como poder, Galileo editores, México, p. 131-148. ■

 

* Maestro en Desarrollo Rural por la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco

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