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viernes, 3 mayo, 2024
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Construir una metodología formativa para la docencia a partir de la Práctica Reflexiva

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Por: RAMIRO ESPINO DE LARA •

Los docentes requieren de ejercer su práctica profesional desde una perspectiva reflexiva; donde reflejen, cavilen y sientan necesidad de algo. La aseveración obedece precisamente a que hoy día las instituciones educativas deben cumplir cabalmente con su función como instituciones educadoras y no instructoras, y ante ello, los educadores –docentes- juegan un papel de suma importancia toda vez que son los promotores y constructores de ambientes de aprendizaje, normas básicas de convivencia y, por supuesto, procesos formativos.

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En el ámbito educativo nada debemos ver como exigencia sino como necesidad, no se trabaja en educación sino que se colabora en ella, se vive por el espíritu más que por la norma; estos y muchos principios deben hacer suponer que quien educa también se educa y éste es precisamente el valor agregado al proceso denominado educativo. No se trata de configurar escenarios ideales sino de ver a la educación como un fenómeno que debe ser reflexionado a partir de una realidad práctica, una actividad moral y, por tanto, reflexiva.

¿Cómo ejercer una práctica pedagógica que finque sus principios en la reflexión?; esta interrogante puede generar múltiples respuestas, sin embargo, creo que en ninguna de ellas debe tener cabida la racionalidad técnica puesto que no se trata de formatear a los educandos sino de potenciarlos para que desarrollen las habilidades, destrezas y actitudes a que haya lugar. Hoy día los modelos curriculares se encuentran diseñados para ello, se requeriría entonces que el docente reflexione sobre el conocimiento con el que cuenta y valore si es el adecuado para la profesión que ejerce.

Hay algo en lo que se requiere reflexionar y en lo que creo no se promueve al interior de los centros educativos; me refiero a la educación como una actividad socio-afectiva, sobre este respecto, la racionalidad técnica dejaría los espacios educativos si se analizara con detenimiento la manera de cómo fortalecer en los educandos la dimensión afectiva, cognitiva y psicosocial. La práctica reflexiva se hará presente cuando el docente se enfrente a problemas reales, mismos que debe resolver precisamente desde la reflexión y no desde la racionalidad técnica; no le rebusquemos más……..la docencia ejercida desde la reflexión conlleva a una práctica profesional y profesionalizante además de humana y humanizante.

Un docente que reflexiona desde la experiencia personal, debe valorar sus saberes adquiridos, mismos que requieren ser ampliados y actualizados, aprende a aprender, a desaprender y a seguir aprendiendo; esta será muy probablemente una de las mejores vías para el desarrollo profesional. Hablar de un escenario profesional para el docente implica la aplicación de conocimientos que construye en la experiencia personal de manera tal que con ello se activan las competencias que les permiten resolver situaciones problemáticas; en sí, considero que la reflexión es un elemento articulador de la teoría y la práctica, misma que hace de los docentes sujetos activos de su formación. Un docente con las características aquí mencionadas, se convertirá en un tomador de decisiones, constructor de conocimiento de manera cíclica, en espiral y ascendente, que dé nacimiento a  situaciones novedosas, que se instituya y se convierta en investigador de su propia práctica.

Con los argumentos antes vertidos, la pregunta obligada sería; ¿cómo construir una metodología formativa para la docencia a partir de la práctica reflexiva? Toda vez que los estilos de ejercer la docencia son propios de cada docente, podríamos pensar que definir una metodología tal y como lo plantea la interrogante, sería a partir de la individualidad pero en consideración de la colectividad–esta se vería representada por los cuerpos colegiados-, en un primer momento el docente se prepararía para la clase de forma tal que la reflexión se haga presente de forma natural y permanente, espontánea e intuitiva.

No podemos decir que existan hoy día metodologías construidas para este fin, sin embargo si se puede hablar de la sistematización de la práctica reflexiva como metodología-o tal vez como técnica- para el desarrollo profesional. El paradigma crítico-reflexivo hace aportes importantes a la práctica reflexiva del docente pero este no conduciría propiamente a la construcción metodológica y formativa para la docencia a partir de considerar la práctica reflexiva.

Para este caso particular, la propuesta es que se construya una metodología formativa para la docencia tomando como referencia la práctica docente propia, considerando la transversalidad y/o la pluridisciplinariedad; Diferenciando, una cosa es propiciar la indagación en las aulas y otra es incorporar la metodología de la práctica reflexiva; lo que sí puede ser posible es que lo primero lleve a lo segundo y en este tenor articular la docencia reflexiva y el aprendizaje reflexivo. En consecuencia, metodológicamente, la práctica reflexiva debe presentar un carácter instrumental–didáctico- y transversal-pedagógico-, no debe restringirse a un objetivo concreto sino ampliarlo a un abanico de posibilidades para propiciar así diversos aprendizajes.

En conclusión, la metodología formativa para la docencia se construye a partir de reflexionar la propia práctica, considerando lo transversal y lo disciplinar y se puede ver reflejada en los proyectos de fortalecimiento co-curriculares con acciones como la planificación por competencias, evaluación educativa, metodologías docentes, liderazgo pedagógico, aprendizajes cooperativos, educación emocional y afectiva, entre otros. ■

 

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