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viernes, 26 abril, 2024
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La despenalización del aborto, aún a debate

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Por: LUCÍA MEDINA SUÁREZ DEL REAL •

No deja de sorprender que en 2023 siga a debate, no ya la legalización del aborto, sino apenas su despenalización, pese a que, predominantemente, en el mundo se asume la interrupción legal del embarazo como derecho de la mujer.

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Y es que, si bien en Zacatecas quizá no llega ni a media decena el número de mujeres presas por abortar, -aunque una sola que fuera ya serían demasiadas-, sigue sorprendiendo que el código penal del estado aún considere el aborto en los siguientes términos:

“Artículo 311.- Se impondrán de cuatro meses a un año de prisión a la madre que voluntariamente procure un aborto o consienta en que otro la haga abortar, si concurrieren estas cuatro circunstancias:

Que no tenga mala fama;

Que haya logrado ocultar su embarazo;

Que éste sea fruto de una unión ilegítima, y

Que el aborto se efectúe dentro de los primeros cinco meses de embarazo.

Faltando alguna de las circunstancias anteriores, la pena podrá ser aumentada hasta en un tanto más. (…)”.

Es 2023 y aún permanece la “mala fama” de la mujer como una de las cuestiones a considerar para determinar la sanción al aborto. 

Subsiste eso en lo legal, cuando en lo real el aborto es relativamente accesible gracias a colectivos feministas que facilitan misoprostol o trasladan a mujeres a lugares como Ciudad de México, donde es permitido desde hace más de quince años. 

Así, Zacatecas sigue en eterna procrastinación legislativa, mientras la Norma Oficial Mexicana 046-SSA2-2005 permite que una mujer aborte si el embarazo es producto de una violación, sin que tenga que denunciar o pedir autorización judicial, sino únicamente con solicitarlo por escrito bajo protesta de decir verdad.

Si basta la palabra de la interesada, hay pues, y a pesar de todo, una especie de despenalización general de facto, aunque aún está lejos la legalización y el acceso para aquellas mujeres que no tienen el privilegio de los conocimientos y las herramientas legales para defenderse.

Esto en cierto contexto despresuriza la importancia jurídica del tema que los grupos conservadores imaginan al suponer que mantener el aborto en el código penal se traduce en su evitación o prevención, como si la legalidad fuera equivalente a la realidad.

No es así, pero continúa la lucha por la despenalización del aborto a pesar del riesgo de provocar un efecto boomerang como el que vemos en Estados Unidos, porque es simultáneamente detonante y consecuencia de la reflexión colectiva sobre la crianza y los roles de género en amplios sentidos.

Es también útil porque desnuda la hipocresía de quienes se posicionan a favor de la vida, y al mismo tiempo apuestan por el “mátenlos en caliente” como política de seguridad, y la de quienes obligan a las mujeres a ejercer una maternidad no deseada para luego dificultarles la crianza y estigmatizarlas. 

Desnuda también la hipocresía política de quienes un día se llaman feministas o aliados, y al siguiente se agachan frente al Frente Nacional por la Familia abandonando a las colectivas feministas.

Evidencia también que algunos que se asumen rabiosos izquierdistas son en realidad dóciles parlamentarios temerosos de lo que vayan a pensar los Corcuera y el señor obispo, porque abajo de su estridencia está su enternecedora preocupación por los titulares de los espacios mediáticos que se rellenan los lunes con los comentarios políticos irrelevantes del máximo jerarca católico local.

Acostumbrados a confundir la opinión pública con la opinión publicada, no alcanzan a vislumbrar que el mundo está en movimiento, y que una creciente mayoría tiene muy claro aquello de que “al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”.

No necesitan ir lejos para comprobarlo, basta ver que el pasado fin de semana, en el municipio de Río Grande, se celebró el primer matrimonio igualitario, y la tierra no se partió en dos ni se quemó al presidente municipal, al estilo Diana Salazar en la plaza principal; por el contrario, las reacciones en redes sociales fueron predominantemente positivas.

¡Quién lo diría! Hablamos de la tierra donde alguna vez ofició misa Norberto Rivera, y sin embargo, como decía Galileo, “se mueve”. Ya va siendo hora de que se enteren.

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