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sábado, 18 mayo, 2024
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¿Quién desacredita a los maestros?

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Por: RAMIRO ESPINO DE LARA •

Maestros de qué? Se pregunta Vasconcelos. Ciertamente sobre las cuestiones fundamentales poco sabemos, y por tanto poco podemos enseñar. Tal vez, lo único que al maestro le queda es inspirar a que cada persona, cada alumno, en ese espacio sagrado que es su mente y espíritu, se encuentre a sí mismo para que sea él mismo y descubra, también, lo más valioso de su existencia, de su personal realidad.

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A la educación  habrá que considerarla como  un bien social y no como un servicio, bien social implica el que los maestros deben abordar su profesión desde una perspectiva social y las dependencias educativas desde una perspectiva institucional. Cabría preguntarnos al respecto………. ¿por qué al magisterio hoy día se le considera  como una organización revoltosa? La respuesta de parte de quien la dé, nunca va a ser ni plena ni convincente.

Por definición, una escuela es un establecimiento público donde se imparte enseñanza mediante métodos doctrinarios; la verticalidad, la inamovilidad y la enseñanza bancaria condicionan en gran medida la adecuada “formación de los sujetos”. Evoco aquella declaración que no sé cuándo, pero la hizo Jorge Luis Borges: “…….Y mi educación se vio interrumpida cuando yo entré a la escuela” ¿sería que en vez de educarlo, lo instruyeron y en vez de emanciparlo, lo sometieron? En contraposición, una institución educativa la entiendo como un espacio donde se ejerce la acción de educar, donde se libera al educando; podríamos decir entonces que el proceso de enseñanza y aprendizaje no es una acción educativa sino una acción instruccional.

Históricamente se han presentado en los centros educativos, ¿o las escuelas?, toda una serie de vicios de forma tal que hacen suponer o dan a entender que es el sistema “educativo” el causante de todos los males que la sociedad padece, en consecuencia, “tendrá que ser el corrector de dichos males”. La pregunta sigue en el aire…. ¿quién desacredita a los maestros?,  ¿y qué ha hecho la familia como célula principal de la sociedad en materia educativa?, ¿qué han hecho las instituciones educativas o instruccionales?, ¿qué los partidos políticos y religiosos?; creo se podrían plantear estas y muchas más interrogantes, mismas que no tendrían explicación convincente. Evoco  expresiones que simples mortales externan………. ¡Cuando termine mi carrera si no encuentro trabajo, de perdido me meto de maestro! ¡Como tu cabeza no da para más, estudia de perdido para maestro! ¡Cómo fuiste a estudiar para maestro; tan inteligente que eras!; esto hace suponer que la profesión del maestro se encuentra descreditada y/o desvalorizada.

Tal vez los valores y la manera de cómo se entiendan estos sean un factor que condiciona el estatus de las instituciones educativas y de los maestros; al respecto, cito textualmente un párrafo del artículo denominado Inercia, La educación “A causa de mi perfil académico, que es el de las humanidades, en el campo laboral me he desempeñado como docente en el área de valores en algunas universidades privadas. He notado en los jóvenes mucha resistencia a este tipo de materias a las que catalogan de “relleno” y sobre las que demuestran el más vivo desinterés”; dicho artículo lo escribió Citlaly Aguilar Sánchez en la columna de opinión del periódico La Jornada Zacatecas el día 21 de febrero de 2014.

Podríamos pensar que hablar de valores en el ámbito educativo hoy día tiene poco significado, que se está “educando” para los valores en vez de educar en ellos; que prescriptivamente se le dictan pautas de conducta a los alumnos en vez de predicar con el ejemplo. ¡Quien desacredita a los maestros son los maestros mismos! Pongo un ejemplo real de una institución “educativa” privada de preescolar, primaria y secundaria; las actitudes de directivos, de una gran parte del docentes y administrativos; permanentemente son de confrontación, de comentarios desagradables de maestros con alumnos, de alumnos con maestros y de directivos con alumnos y maestros……..un canibalismo artero, desmedido, despiadado y denigrante a toda condición humana. Eso sí, se realizan las convivencias navideñas y se desean un feliz año; el día del amor y la amistad se regalan corazones “de cartón” y se dan abrazos falsos y ladinos.

Son pues, los valores quienes se encuentran entreverados en el proceso educativo, a los cuales hay que prestarles atención o sobre los cuales se debe cavilar; la no promoción de valores adecuados impide en gran medida que el educando y el educador sean críticos, analíticos y propositivos; fomentando de esta manera la apatía e indiferencia. Favorece a las actitudes de descalificación, de desconfianza y segregación. Estimado lector, usted mismo responda a la interrogante que el título del presente escrito plantea.■

 

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