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sábado, 4 mayo, 2024
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El abastecimiento del agua en Zacatecas y Guadalupe ¿Cuál es el problema?

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Por: VÍCTOR TETREAULT •

En 2013 aplicamos una encuesta a 242 hogares en la Zona Conurbada de Zacatecas y Guadalupe (ZCZG) para detectar las percepciones de la gente sobre el abastecimiento de agua entubada. Nos sorprendió aprender que 73 por ciento de los encuestados ni siquiera sabe de dónde viene el agua que se consume. ¿Un río? ¿Una presa? ¿Un pozo? No se sabe. Y entre los pocos que sí saben, dos terceras partes reportó no tener conocimiento sobre problemas relacionados con esa fuente del líquido vital. Esto es preocupante.

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Existe una crisis de agua en ZCZG y la gran mayoría de los pobladores no está enterada.

Los tres acuíferos que abastecen la ZCZG están sobreexplotados. Según los datos de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), el acuífero Benito Juárez tiene un déficit anual de 1.14 millones de metros cúbicos por año (Mm3/año); el acuífero Calera, de 67.75 Mm3/año, y el acuífero Guadalupe Bañuelos, de 1.95 Mm3/año. En otras palabras, el ritmo de extraer agua de estos tres acuíferos es mayor que la recarga natural, mucho mayor en el caso de Calera, que tiene la mejor calidad de agua en la región. Por consiguiente, los niveles del agua subterránea en la ZCZG están bajándose de manera progresiva y acelerada.

La ZCZG se ubica en una zona semidesértica, con una precipitación media anual de sólo 450 mm. Las aguas superficiales son escasas y contaminadas. La presa La Zacatecana, por ejemplo, en el municipio de Guadalupe, tiene altas concentraciones de metales pesadas, acumuladas durante décadas, como consecuencia de la contaminación dejada atrás por las actividades mineras. Estas aguas no son aptas para las actividades agropecuarias, mucho menos para el consumo humano; más bien constituyen una amenaza a la salud de los pobladores cercanos.

Así, las únicas fuentes regionales de agua suficientemente limpias para el consumo humano son los acuíferos y las lluvias. Éstas son relativamente pocas, pero tienen cierto potencial para contribuir a abastecer el consumo urbano en la ZCZG. Durante una temporada de lluvias medias, se puede capturar 150 litros por día en una superficie de 40m2. Así, los sistemas de captación de agua pluvial pueden ayudar a los hogares a llegar a ser más autosuficientes durante una tercer parte del año. Sin embargo, los zacatecanos y guadalupenses con pocos ingresos no van a invertir en la construcción de techos y cisternas para capturar lluvias sin incentivos económicos.

Mientras tanto, la Junta Intermunicipal de Agua Potable y Alcantarillado de Zacatecas (Jiapaz) extrae cada vez más agua de los acuíferos para satisfacer la sed de una zona conurbada en crecimiento, perdiendo aproximadamente el 40 por ciento del agua en fugas.

Por cierto, no todo el agua extraída del los acuíferos mencionados se destina al consumo doméstico urbano. De hecho, con base en los volúmenes de agua concesionada por Conagua en 2010, 72 por ciento del agua extraída de los mismos acuíferos se destina el sector agrícola y 7 por ciento a la industria. Como tal, un plan integral de manejo del agua en la micro-región tiene que incluir medidas para reducir el uso del agua en estos sectores también, sin perjudicar a los campesinos y los pequeños negocios más vulnerables a la pobreza.

Desde luego, las agencias públicas encargadas de gestionar el agua en la zona – Conagua, Comisión Estatal de Agua Potable y Alcantarillado (Ceapa) y Jiapaz – impulsan programas orientados a ahorrar el agua y a aumentar la capacidad de la recarga de los acuíferos. Por ejemplo, Conagua maneja un proyecto denominado “Manejo sustentable de recursos hídricos en el estado de Zacatecas” que comprende siete líneas de acción enfocadas en el sector agrícola: introducción de cultivos que requieren menos agua, introducción de riego por goteo, un programa de adecuación de derechos de riego, uso de aguas residuales tratadas para irrigación, etc. Jiapaz, por su parte, está buscando financiamiento del Banco Mundial para la rehabilitación de redes de distribución primaria, líneas de alimentación, tanques y válvulas; la construcción de sistemas de conducción de aguas pluviales, y un proyecto de cosecha de agua pluvial en terrenos.

Estas iniciativas son bienvenidas, pero existen problemas de trasfondo. Para empezar, no se sabe bien cuánta agua se extrae de los acuíferos. Las cifras presentadas arriba, sobre el déficit de los acuíferos, sólo son aproximaciones, basados en las concesiones. Sin embargo, hasta 50 por ciento de los usuarios que tienen concesiones de Conagua en Zacatecas no cuenta con medidor. Ni hablar de los pozos clandestinos. Y en la ZCZG, de un total de 92,714 cuentas, 11,280 tienen una “cuota fija”; en otras palabras, no tienen medidor y, por tanto, pagan el precio del consumo mínimo sin importar la cantidad de agua que consumen. Además, según los cálculos de Conagua, hay 5,182 cuentas en la ciudad de Zacatecas que  tienen “medidores sin lectura o sin funcionar”. En estos casos también el usuario paga el precio del consumo mínimo, sin importar la cantidad real del consumo.

Aún más preocupante, ¿cómo es posible que se permitió en 1997 al Grupo Modelo a instalar una de sus ocho megaplantas de producción de cerveza en una zona semidesértica, y explotar el acuífero más sobreexplotado de la región (Calera)? En la misma tesitura, ¿cómo es posible que Conagua otorgó concesiones a la minera canadiense Goldcorp para extraer 40 millones Mm3/año del acuífero Cedros en el municipio de Mazapil, cuando dicho acuífero sólo tiene una capacidad de recarga anual de 10.1 Mm3/año? Como estos casos ilustran, no se puede confiar en las autoridades para un manejo ecológicamente racional de los limitados recursos hidrológicos en el estado de Zacatecas. Los funcionarios públicos muestran demasiada voluntad de entregar el líquido vital al gran capital, sin importar las consecuencias ecológicas y sociales a largo plazo. Ante esta situación, la sociedad civil organizada tiene que tomar cartas en el asunto y exigir el derecho de participar en el diseño de un plan integral de manejo del agua a nivel regional. De otro modo, esta crisis se convertirá pronto en un desastre, con tristes consecuencias para todos, empezando con los más pobres. ■

 

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*Profesor investigador de la Unidad Académica en Estudios del Desarrollo de la Universidad Autónoma de Zacatecas

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