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domingo, 19 mayo, 2024
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Redes sociales: ventajas y peligros para el debate

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Por: Carlos E. Torres Muñoz • Admin •

Vuelvo sobre lo escrito en estas páginas hace pocas semanas. El juicio fácil, simple y la ausencia de análisis serio a la hora de la competencia electoral. Es un tema que debe tenernos atentos, el tiempo lo exige, la circunstancia lo amerita. Sí, la democracia vive momentos tensos de descrédito e impopularidad como sistema, no podemos entonces bajar la guardia a la hora de ir al debate público, siendo éste el sonido de la propia democracia, por excelencia.

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Hace algunas semanas escribía Jesús Silva-Herzog Márquez en su columna en el Diario Reforma, que la calidad de nuestra conversación pública es la calidad de nuestra democracia. .

Las redes sociales trajeron consigo la importante posibilidad de la comunicación exprés, de la sociabilización del espacio público y la ampliación, sin cortapisas, de las vías de expresión, libre al alcance de un clic.

Sin embargo, la simplificación del trámite para el debate, también ha significado el riesgo de perder la calidad del mismo, vulgarizándolo al punto del peligro de la confusión y el extravío.

El jurista italiano Michelangelo Bovero, escribe en Nexos de julio de 2015 un artículo sobre el tema, titulado El paraíso de los cobardes.

En él, Bovero escribe: la democracia necesita un espacio donde la discusión y la deliberación pública sea institucionalizada; y, por ende, efectiva y permanente, en vez de incidental y eventual. Sobre todo, necesita de un espacio donde dicha discusión no sea selectiva y casual, sino inclusiva de todas las opiniones alrededor de las cuales se haya formado un consenso significativo. (…) La red es una extraordinaria galaxia de oportunidades, y al mismo tiempo un terreno minado de engaños insidiosos. La red y las TIC son inmensos depósitos y multiplicadores potencialmente infinitos de recursos informativos: son la sabiduría al alcance del dedo. (…) Y parece afirmarse en un modo disimulado y superficial la idea de que la democracia es algo parecida a la suma algebraica del “me gusta” y “no me gusta”; un agregado público de idiosincrasias privadas, de pulsiones emotivas y extralógicas. Fin de la cita.

Hay que ser receptivos a tales apreciaciones. También lo ha dicho recientemente Zygmunt Bauman para el diario español El País: el diálogo real no es hablar con gente que piensa lo mismo que tú. Las redes sociales no enseñan a dialogar porque es tan fácil evitar la controversia… Mucha gente usa las redes sociales no para unir, no para ampliar sus horizontes, sino al contrario, para encerrarse en lo que llamo zonas de confort, donde el único sonido que oyen es el eco de su voz, donde lo único que ven son los reflejos de su propia cara. Las redes son muy útiles, dan servicios muy placenteros, pero son una trampa. (El País, 9 de enero, 2016. Zygmunt Bauman: “Las redes sociales son una trampa”).

Yo creo que estos son peligros combatibles sí se pone el ejemplo por quiénes apreciamos el debate público como un idioma plural para la democracia liberal. En uso de nuestros derechos también deberíamos asumir las responsabilidades que éstos contraen, por voluntad propia, es un asunto de ética. No es viable, tampoco, legislar con ánimos inquisitorios sobre las redes y su uso, aun cuando sí exista un exceso de libertad, al tener un control mínimo en la actualidad. Pero creo más en la ética personal que en la regularización estatal. En una concepción liberal, parece ser un nuevo ensayo de conformar un pacto social en el uso de la red, en la que primero debemos ponernos de acuerdo los usuarios de qué queremos hacer con ese instrumento.

Ese asunto de ética en el uso de las TIC, tiene mucho que ver con la formación política de la militancia en todos los partidos. Es común ver notas amarillistas, de mórbida inclinación que son, desde el punto de vista del análisis, ridículas. Pero confunden en perjuicio del debate y el diálogo político.

En este punto hay especialistas en la materia de confundir, distraer y extraviar, a través del uso fácil del mecanismo de la inquisición popular en las redes sociales.

Descontextualizar para ganar, a costa de la seriedad, de la democracia y la importante dosis de credibilidad que día con día va perdiendo. No se trata de rehuir a las campañas de contraste entre candidatos, sino que estas campañas de contraste tengan que ver con lo realmente importante: las decisiones político-programáticas que harían la diferencia entre una postura y otra.

Cierro volviendo a la cita del artículo de Bovero: “A mi juicio, uno de los aspectos más desconsoladores, en este y otros casos similares, es precisamente el del conformismo avasallador de los followers. A medio camino entre un rebaño de ovejas y una manada de lobos; rápidamente unidos en tropa y hábilmente encabezados por demagogos viejos y nuevos. Un gran demócrata italiano, Aldo Capitini, ha escrito: “Las multitudes siguen a quien da fuerza a sus propias perversiones”. A propósito: Capitini se refería a los fascistas.” ■

 

@CarlosETorres_

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