Y no hay de otra, mientras las cosas vayan como van o estén como estén, es lugar común para decir que la institucionalidad permanece más instituida que instituyente. Permanecer, no es inactividad sino que las fuerzas de la reproducción se sobreponen en momentos como éste, en que todo parece moverse, sobre todo, al nivel imaginario de las expectativas o de acuerdo a proyectos que corto tiempo atrás se venían cocinando. Lo más conocido, por divulgación, es eso, las expectativas. Se espera que… etc., fulanita o zutanito, digan sí o no; que sus aspiraciones se condensen o desaparezcan en reuniones, convocatorias o dedazos. Estos últimos, según el peso económico y político de quienes son los empresarios del voto, incluso, detentadores de franquicias políticas que por eso mismo detentan poder y dinero, acumulados, que ya utilizan, si primero no pudieron utilizar el de los demás, el de los inquietos y la cantidad que fuera, no les importa, ya que su método lleva a una de dos: sí se pudo o no y sin reembolso: si invirtió el “pre” y no prendió, ni llegó. ¡Ni modo, en algo se equivocó y a preparar la alcancía o a hacer la vaquita para la otra! La casa (de los caciquillos o caciques) nunca pierde, porque no invierte y usa dinero procedente de haber aprendido a ordeñar “vacas gordas”, en escala de menos a más: presidencias municipales, congresos estatales, congreso federal amplio, secretarías de estado, etc. Como sea, ese dinero procede de la ordeña de expectativas y fantasmas institucionales, pletóricos del posible poder, dinero e influencia, que las o los acompaña: rotativos, difusoras, ¿periodistas?, dan cuenta parcial, muy parcial o escandalosa, u objetiva, de todo eso, según se o lo requiera el nivel de ambición y ganancia económica o política de quién, sí sabe cómo hacerlo y lo hace, así sea fantasía pura. Lo importante: inscribirse en el imaginario de la gente y de ese modo reproducirse, imaginaria y realmente, como poderosos. En ese orden, primero lo uno: lo imaginario y después lo otro, lo real. Lo ocurrido hasta hoy muestra: personajes, escenarios, montajes, colapsos y triunfos relativos, muy relativos, pletóricos algunos de humo, tensión y suspenso. ¡Vaya artificialidad política o política de la artificialidad mediante la cual se reproduce el Estado de cosas, lejos de cualquier riesgo o novedad!
Los detonantes son los de menos: pagos y demandas de uno u otro tipo, declaraciones terribles o alucinantes, cambios de puestos y mandos, instituciones igual, que por motivos sobre todo económicos, quedan envueltas en ese maremágnum que de tan agitado poco puede esperarse en cuanto a cambiar o siquiera avanzar con soluciones efímeras. Los últimos días se ha asistido a una rotación de personal, sustitución incluso, que le agrega un punto de tensión al maremágnum: ¿por qué lo quitan? ¿Por qué lo ponen? ¿Si quedó a deber, por qué no le cobran? ¿Si le quedaron a deber, por qué no le pagan? Todo políticamente, por supuesto. En cuanto a las instituciones educativas, sus directivos o grandes personalidades del nivel que sean acuden o no a la palestra de los medios para hacer presencia. Las observaciones a todo lo anterior son diversas, de alabanzas a sátiras, u otras superlativas. ¿Quiénes irán a san Lázaro? En el Estado, ¿quiénes van al relevo? ¿Quiénes se quedan sin nada y por qué? A escudriñar los ya cercanos, idus de marzo. Je, je, Marte, dios de la guerra. En fin.
La Universidad Autónoma de Zacatecas, no está como antes de inquieta. Al final del año y más o menos cubierta la expectativa económica, celebrada la pausa navideña y la de fin de año, reinicia sus actividades académicas y ¡vaya coincidencia¡ lo hace en el momento de la revisión contractual, al menos del Spauaz. Es decir, tanto los estudiantes como el personal académico están expuestos a las veleidades de tal proceso. No es sólo un “tira y afloja”, sino que se le incrementa la complejidad con las expectativas políticas de universitarios y grupos de universitarios que sienten se presenta un momento coyuntural para plantear sus diferencias, oposiciones o preferencias a mediano o largo plazos. Al grado, de ya hablarse hasta de los perfiles probables de quienes pudieran ser rectorables o en realidad lo sean por su trayectoria académica universitaria. Con ese perfil debe haber más de un universitario, aunque no muchos agrupen tras de sí la masa de electores requerida para salir triunfante en tal contienda. Es decir, se está a tiempo de sembrar imágenes y significados académicos y organizativos en el imaginario de los universitarios para poder llegar con consistencia a la futura contienda electoral con que se releve al actual rector, Armando Silva Cháirez, del que su propio actuar, decir o silencio, será útil para delinear lo que se quiere o no para el futuro académico de la UAZ y para el beneficio concreto de los zacatecanos y mexicanos. Sin aspavientos, la UAZ así reinicia actividades. ■
