………Es inadmisible que esta administración
que ya rebasó la mitad de su encargo, no
pueda presentar un proyecto que realmente
impacte en la equidad y calidad de la
educación mexicana.
Benjamín González Roaro
Realmente, lo que la Secretaría de Educación Pública (SEP) propone como marco curricular, es una mera simulación, no se convocó debidamente a un verdadero diálogo e intercambio de ideas y conocimientos entre académicos. Solo asistieron, a decir de la SEP, ciudadanos interesados por la educación en México; la finalidad de dicha convocatoria era la de analizar sus fortalezas, así como sus áreas de oportunidad; como si los modelos curriculares se sustentaran en la planeación estratégica. La propuesta del nuevo modelo curricular y plan de estudios 2022, no tiene claridad en cuanto a qué es lo que se desea de ella, parece más una carta de buenas intenciones.
Bajo este procedimiento, creo, la propuesta no favorece a la autonomía y al pensamiento crítico, mucho menos a la promoción en la formación de seres humanos sensibles y empáticos, ello obedece tal vez a que, en ninguno de los cuatro campos formativos de esta propuesta, no tienen un sustento filosófico, mismo que serviría para explicar cómo se construye el conocimiento. Ahora, por cuestiones de orden institucional, los docentes han dejado de ser líderes comunitarios, razón por la cual, se deduce que no existe empatía sino indiferencia de parte de las comunidades; hablan de un currículum integrador y, lo consideran como aquel que se construye solamente a base de la observación –desde lo empírico-, el sentido común y la buena voluntad de los participantes del hecho educativo. En sí, hablan de las competencias básicas, mismas que en la reforma educativa del 2013, solo sirvieron para formatear a los educandos.
La SEP argumenta que la transformación curricular lleva la finalidad de replantear qué es lo que se quiere para el futuro, a la vez, se responde diciendo que es necesario brindarles a los educandos las herramientas necesarias para construir un país y un mundo mejor. Lo que quiere tanto la SEP como el Estado con la educación, es lo siguiente:
- Que los educandos desarrollen autonomía y pensamiento crítico, derivado de ello, se caracterizarían por ser sensibles, empáticos, con consciencia social y, que aspiren siempre a ejercer la libertad y reclamar justicia
- Que sean capaces de vivir en armonía con la naturaleza, de vivir de manera sana y plena, con un alto sentido de responsabilidad sobre sus propias acciones y sobre el bienestar de su comunidad
- Que el docente cree escenarios propicios para la comunicación disciplinar para que, los cuatro campos formativos favorezcan a la adquisición de aprendizajes tanto de parte del docente como del educando
- Que los maestros sean clave en el proceso educativo, que se conviertan en auténticos líderes comunitarios y que lleven el espíritu de la educación a cada rincón del país
- Que la educación no solo sea áulica, sino que vaya más allá, que sea el contexto y sus diferentes espacios los que sirvan de agentes educadores
- Que los programas del nuevo currículum se diseñen pensando en una realidad y en lo posible, para ello, reiteran, se contemple la participación activa y comprometida de docentes y familias –ciudadanos en general-
Se hace necesario que el currículum educativo o currículos educativos incluyan a maestros, cierto es que este proyecto curricular 2022 es muy ambicioso, sin embargo, la garantía de que se construya un buen modelo sería mucha si se involucran en su construcción a maestros, estudiantes y padres de familia. Hasta el momento, muy pocos maestros conocen la propuesta y, de esta manera no se enriquecerá puesto que no participarán en dicha construcción. Un cambio curricular como proyecto político, ideologiza a los sujetos del hecho educativo, de ahí la necesidad de que el Estado no sea el rector de la educación dado que lo que se requiere es un proyecto social que no ideologice, sino que promueva ideologías desde una perspectiva de participación social.
Por último, tomando como referencia lo que ha caracterizado el estado como rector de la educación, puedo deducir lo siguiente:
I
El procedimiento que históricamente ha utilizado el sistema educativo, particularmente en el rubro de la evaluación, ha sido meramente de reglamentación, donde lo que predomina es la comparación y los indicadores como medio para controlar y obstruir el desarrollo cognitivo de los educandos –con esos exámenes estandarizados-. Producto de todo esto, se toman decisiones sesgadas para que muy poco o nada le sirvan al sistema educativo, esto es consecuencia del uso de prácticas eficientistas y de competencia individual.
II
A lo largo de todo el periodo neoliberal, la política educativa se ha orientado a responder a las necesidades de valoración del capital humano con habilidades y actividades requeridas en el mercado laboral. Este tipo de propuestas jamás prosperarían en una sociedad del conocimiento.
III
Cierto es que la crítica al burocratismo se ha hecho más abierta, en una sociedad como la nuestra, pluralismo no necesariamente significa democracia. Por ello, los Consejos Técnicos Escolares y los Consejos Directivos de los diferentes subsistemas educativos, no han sido ni funcionales y mucho menos reconocidos o legitimados.
