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sábado, 18 mayo, 2024
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Un punto sin retorno

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Por: DANIEL SALAZAR M. •

Una noticia devastadora confirmada por la CNN y la NASA en esta semana, ha llamado la atención y hasta sacudido las conciencias de los más indiferentes frente al problema del calentamiento global: “Las placas de hielo se derriten provocando un aumento en el nivel de los mares; una gran parte de la Antártida Occidental-esto es en el Polo Sur-se ha reducido de manera irreversible, imparable…”

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A principios de la década de los 90, un equipo de científicos advertíaya de las reducciones de entre 10 y 35 kilómetros en varios glaciares y de que estos se hacían más delgados. El agua caliente que llega hasta allá producto del efecto invernadero, continúa hasta hoy erosionando el hielo y todo indica que no habrá nada que pueda detener ese fenómeno.

La vida en la Tierra corre peligro. Un 10 % de su superficie está cubierta de glaciares y estos acumulan más del 75 % del agua dulce del planeta. Los glaciares continuarán derritiéndose hasta desaparecer en el mar y el nivel de este aumentará en por lo menos tres metros con lo que muchas ciudades costeras se verán afectadas o borradas de mapa desplazando a cientos millones de personas “tierra adentro”.

En un artículo publicado en este mismo espacio con motivo del Aniversario de la Expropiación Petrolera al que titulé “Nada que celebrar”, mencionaba ya que junto a la demanda por recuperar Pemex, era nuestro deber referir que la crisis ecológica actual era tan o más terrible que la crisis económica del capitalismo porque no tenía salida; que el cambio climático y el calentamiento global ocasionado por la quema de energías fósiles, estaban poniendo en peligro la vida de las especies, incluida la nuestra…

Los recientes informes de la CNN y de la NASA de cara a la opinión pública, dan cuenta del desastre ecológico, del uso irracional de los hidrocarburos que provocan la fusión de los glaciales como producto del fenómeno de la inversión térmica (efecto invernadero) y, de que todo esto va más aprisa de lo que pensamos por lo que se ha convertido en una seria amenaza para las generaciones actuales. Ya desde 1876, Federico Engels advertía que después de cada “victoria” sobre la naturaleza, esta siempre cobraba venganza…

La crisis ecológica ciertamente “es la más terrible de todas” porque no tiene solución. Los más recientes estudios aseguran que se ha entrado a un punto sin retorno mientras los ideólogos del sistema llaman a eso -dolosamente-“desastre natural”; y es que sus reportes llevan siempre la clara intención de ocultar la lógica expansionista del capitalismo que no podría subsistir sin expansión ilimitada, sin acumulación y consumo permanentes.

Pero, qué hacen los responsables del sistema, se pregunta Michel Lowy: “Algunos lo niegan; otros lo reconocen y defienden la idea de que hay que evitar que el calentamiento continúe”. Estados Unidos acusa a China mientras China responde que es Estados Unidos el causante desde hace siglos y que China apenas desde hace años. “Si ustedes no hacen nada, nosotros tampoco” -se reclaman mutuamente-. Entonces tuvieron que “ponerse de acuerdopara no hacer nada”. Esas son hasta ahora las negociaciones climáticas entre las dos grandes potencias del planeta…

“Después de nosotros, que venga el diluvio”, dirán. Y efectivamente, se vive una situación parecida al diluvio bíblico; ¿será esto lo que nos espera? Pensando con ironía, Lowy comenta que si el Pentágono consiguiese hacer “habitable” el planeta Marte, “tengan ustedes la seguridad de que no formaríamos parte del grupo de invitados”.

Otra pregunta ineludible por resolver es, ¿estaremos a tiempo? Mientras encontramos respuesta, lo mejor será tomar medidas urgentes que puedan enfrentar la emergencia o, para decirlo de otra manera, retrasar la ruina de la civilización. Tomar cuanto antes medidas radicales: Cambiar las fuentes de energía del aparato productivo; los patrones de consumo; detener el despilfarro de energía; desarrollar fuentes alternas y renovables como la eólica, hidráulica, la solar o la geotérmica. Sustituir el transporte privado por uno público; promover el uso de la bicicleta y de autobuses; educar a las generaciones actuales sobre el problema…etc., todo lo humanamente posible para impedir o retrasar el naufragio.

“El planeta no está amenazado y este seguirá girando…, es la vida la que está amenazada”. La vida requiere por tanto de mayor imaginación para perpetuarse frente a un problema que se ve insalvable. “Oponer al pesimismo de la razón, el optimismo de la voluntad”–sugeriría Gramsci– para que cada nación pueda crear su propia vanguardia: una mayoría convencida del problema que esté dispuesta a enfrentarlo. En México, los ciudadan@s habrán de actuar para echar abajo la reforma energética, defender la propiedad de la nación sobre el petróleo, etc., pero, sobre todo, deberán desplegar una amplia campaña de difusión que frene las políticas del capital porque son éstas la amenaza real del futuro de la vida en el planeta. ■

 

(Fuente informativa: Michel Lowy, conferencia Crisis civilizatoria y Ecosocialismo)

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