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domingo, 5 mayo, 2024
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La Toma de Zacatecas y los festejos oficialistas

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Por: IVÁN ALEJANDRO ISTLAHUACA CARLOS •

El  próximo 23 de junio del presente año, los zacatecanos celebrarán el centenario de una de las más épicas y significativas batallas en la historia nacional, en la que los revolucionarios encabezados por Francisco Villa y Felipe Ángeles derrotaron al ejercito del traidor Victoriano Huerta, hecho mejor conocido como la “Toma de Zacatecas”.

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Resulta curioso como una cúpula de empresarios y gobernantes andan muy apurados alistando los últimos preparativos para que la celebración sea todo un acto de primer mundo, pretenden conmemorar una victoria popular, conseguida por campesinos sin tierra, entre puros terratenientes, caciques políticos y explotadores del pueblo. Es decir, celebraran la toma de Zacatecas, con la total ausencia de los verdaderos protagonistas, lo cual es como hacer una fiesta de quince años, sin invitar a la quinceañera.

Será un evento de alta alcurnia, donde Gobierno del Estado evitará a toda costa la presencia de todos aquellos a quienes la revolución convertida en partido político aún no les ha hecho justicia. Miguel Alonso y sus secuaces olvidan que Villa, Zapata, Ángeles y Natera, lucharon   contra la injusticia y la explotación; y por lo tanto su recuerdo y su memoria le pertenecen al pueblo y no a las oligarquías locales o nacionales.

Las mismas clases dominantes que traicionaron a los caudillos revolucionarios hoy se encuentran en el poder y aun así se llenan la boca al hablar de las conquistas revolucionarias y la justicia social. Y son esas  mismas clases dominantes las que critican y acribillan mediáticamente a los verdaderos portadores del legado villista y zapatista, es decir, a todos los que deciden luchar para construir una patria más justa y generosa.

Francisco Villa, Felipe Ángeles y la división del norte, tomaron la ciudad de Zacatecas, que era una de las urbes más importantes del país en aquel entonces, con la intención de propinarle un certero golpe al gobierno del usurpador Victoriano Huerta, que había llegado a la Presidencia de la República mediante una artera traición. Las vueltas que da la vida, para el festejo del centenario de esa batalla, se pretende que asista el presidente de la República Enrique Peña Nieto, que casualmente llego al poder mediante una traición a la democracia (compra de votos, condicionamiento de programas sociales, amenazas, y un interminable etc.).No cabe duda de que si Francisco Villa viviera, lucharía encarnizadamente contra aquellos que hoy lo pretenden festejar, esos que verbalmente hacen suyas las demandas revolucionarias, pero que en los hechos despojan, abusan y empobrecen al país y a su pueblo.

Como una verdadera hipocresía política podríamos definir lo que pretenden hacer los gobiernos priistas, al festejar entre puros “cuates”, con bombo y platillo la batalla de Zacatecas por un lado; y por el otro desmantelando la constitución que fue producto de la lucha revolucionaria, para ponerla al servicio de los neoliberales. Destacando la saña que muestra el gobierno que encabeza EPN, contra los principales artículos que emanaron de la Revolución Mexicana (3º, 27, 28 y 123).

Para conmemorar la gesta revolucionaria acaecida en la capital zacatecana, no es necesario que se gasten millones de pesos en pomposas ceremonias, ni que se convierta a la “toma” en un slogan mercantil, bastaría con que se pusieran en práctica y se respetaran los principios por los que tantos mexicanos salieron a luchar en la segunda década del siglo pasado, aspectos como la democracia, el reparto de tierras, los derechos laborales, la salud y la educación son los que verdaderamente  honrarían la memoria de quienes protagonizaron aquella memorable batalla. Si estos derechos sociales continúan siendo regateados y/o negados a la población mexicana, no hay nada que festejar el 23 de junio pero sí muchos motivos por los cuales luchar.

La hazaña de hombres valientes vestidos con calzoncillo de manta y huaraches de cuero, será recordada entre puros individuos con smoking y mocasín que tienen miedo de darle la cara al pueblo que dicen representar y que supuestamente los eligió. Brindarán con champagne francés, degustaran banquetes importados  y con discursos vacíos pretenderán hacer como suya la victoria obtenida por los rebeldes en la ciudad de cantera con corazón de plata, pero lejos de sus miradas, el pueblo  sabrá reconocer a los nuevos huertistas que se quieren apoderar hasta de la memoria histórica colectiva.

Si verdaderamente los gobiernos quisieran ser congruentes, se reunirían en el cerro de la Bufa para manifestar abiertamente su luto por la derrota del Huertismo en aquella contienda, mientras que el pueblo organizado, festeja y rememora la hazaña de miles de campesinos que integraban el ejército comandado por Francisco Villa. ■

 

*Integrante del MDMZ-CNTE

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