Así como para los estudiantes Cancún y Puerto Vallarta son los lugares habituales para “viajes de prácticas” y congresos, para los políticos las giras para atraer inversiones son en Europa.
La frivolidad de Vicente Fox quedó bien retratada cuando a la pregunta de qué era lo que más le gustaba de ser presidente respondió que las giras. El panista dio señales de espíritu viajero desde el inicio de su sexenio. Durante la transición (a partir de que fue electo, a la toma de posesión) realizó seis giras internacionales a 17 países; para ello, él y su equipo recibieron alrededor de 72 millones de pesos del erario a pesar de que legalmente aún no poseían cargos.
En total durante su sexenio, Fox gastó más de 233 millones de pesos en 668 giras nacionales y 63 giras internacionales. A ello había que sumar más 134 giras nacionales y 21 internacionales realizadas por su esposa Martha Sahagún. Felipe Calderón no fue mejor, en poco más de cuatro años ya había superado esa cifra en 77 millones de pesos.
A Enrique Peña Nieto parece importarle más la opinión de los extranjeros que la de los mexicanos; así puede deducirse de la atención que pone a los medios de comunicación de otros países, y a lo que invierte para aparecer en ellos “salvando a México”. Por eso no es de extrañar sus continuos viajes en el extranjero de los cuales se tiene noticia principalmente por el despilfarro de dinero que hace en ellos.
Así, el viaje a Inglaterra que realizó hace unos meses quedó en la memoria colectiva no por un acuerdo fundamental, un trato comercial, o un intercambio cultural trascendente, sino por haberse realizado con una comitiva de doscientas personas, entre las que estaban sus hijos, y los de su cónyuge. 7 millones de pesos nos costaron las vacaciones familiares.
Formados en la misma escuela, la clase política local también gusta de viajar al extranjero. Actualmente el gobernador del estado realiza gira en Europa, donde visita empresas como Green Power, Koike Kodan, y la cervecera Ab-InBev de Grupo Modelo, además de reunirse con ejecutivos de Mercedes Benz, JM Morgan, el Deutsche Bank, y el Credit Suisse.
Hubo también un encuentro en el Vaticano con Jorge Bergoglio, que más que un asunto oficial, parece la culminación del peregrinar de un creyente para llevar una ofrenda a su líder religioso. Encuentro pagado con los recursos públicos de un país laico, y con millones en extrema pobreza.
Mientras el gobernador viajaba por Europa, las lluvias en la entidad dejaban cierres en carreteras, derrumbes, inundaciones, e incluso la desaparición de un niño de 12 años que fue arrastrado por la corriente y del que hasta ahora no se tiene noticia.
Es indignante el derroche de millones de pesos en aviones y gastos de representación de lujo para obtener cien o doscientos empleos en maquiladoras golondrinas, a las que se les regalan terrenos, condonan impuestos y subsidian gastos con tal de que se instalen en nuestra entidad. Todo a cambio de la contratación de mano barata a la que se hace trabajar en condiciones deplorables.
Por otro lado, la ausencia de los gobernantes en situaciones de emergencia como viven ahora algunas regiones de nuestro estado derrumba toda autoridad moral y liderazgo que pudo haberse construido con anterioridad.
Así quedó de manifiesto en febrero de 2011, cuando luego de ganar la elección y con altos niveles de popularidad, la simpatía del gobernador se vino a abajo al suscitarse una fuerte balacera en la zona conurbada de Zacatecas mientras él se encontraba en Asia. Llovieron los memes y chistes en los que se decía que el mandatario se encontraba en Japón buscando refuerzos para combatir la inseguridad y cabildeando la contratación de las tortugas ninjas.
Suelen justificar las giras como la vía para la atracción de inversión extranjera, como si las empresas diseñaran sus planes de expansión en función de la “linda cara” de los gobernantes y sus elocuentes argumentos, y no basados en la situación económica de la empresa, del país destino, de factores geográficos, seguridad, impuestos, y otra información que adquieren a través de estudios de factibilidad, consultoras, calificadores, y organismos internacionales, más que de la voz de funcionarios.
Para nadie es un secreto que el motivo real de esos viajes es, frecuentemente, el turismo con cargo al erario o la promoción personal para obtener un cargo que garantice el futuro después de terminado el actual.
En esa búsqueda, sin embargo, invierten recursos y capital político que si bien no se cobrará inmediatamente, sí tendrá que pagarse cuando llegue el sucesor, y ahí, no hay garantías, pues no hay mayor afición del nuevo gobernante que culpar al anterior. Será entonces cuando habrá que pagarse la factura. Al tiempo. ■
@luciamedinas
