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viernes, 26 abril, 2024
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Los dichos por Francisco Martín Moreno son intolerables y punibles: historiador

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Por: ALEJANDRO ORTEGA NERI •

■ En un programa de radio, el escritor y articulista comentó que si fueran tiempos de la Inquisición, mandaría quemar a todos los morenistas en el Zócalo capitalino

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■ Marco Flores opina que la declaración de Martín Moreno merece la apertura de un expediente de oficio por parte de la Fiscalía, porque no es “correcto, civilizado, ni racional”

 

No hay presidente de la República que no tenga un grupo de pensantes en contra y otros que colaboren con él. Lo que ocurre ahora es que desde hace 20 años a los “intelectuales racistas” no les gustó “el estilito” de López Obrador, que incluso los inventó y los agrupó en la Mafia del Poder, y que van a continuar peleándose con él hasta negociar, pero la declaración de Francisco Martín Moreno “es intolerable, es punible y es equiparable a delito por incitación a la violencia”, consideró el historiador universitario Marco Flores Zavala.

La aseveración del docente investigador de la Unidad Académica de Historia de la Benemérita Universidad Autónoma de Zacatecas (BUAZ), se da en el contexto de lo declarado por el escritor Francisco Martín Moreno en un programa radiofónico en el que comentó que si fueran tiempos de la Inquisición, mandaría quemar a todos los morenistas en el Zócalo capitalino.

La relación entre pensadores y gobiernos en la historia de México es de larga duración. De acuerdo con el estudioso, en el siglo XIX (19) el grupo de “hombres de letras”, es decir, los fundadores de las sociedades científicas y literarias, fueron más colaboradores del Imperio de Maximiliano de Habsburgo que de Benito Juárez, que tuvo a su lado a pensadores como Vicente Riva Palacio, Guillermo Prieto e Ignacio Manuel Altamirano, pero hasta Manuel Payno, que fue un “best seller”, fue colaborador del Imperio.

En el Porfiriato, los académicos formaron parte de institutos literarios, pero eran actividades complementarias a las que tenían como burócratas, porque eran abogados respetables. No había pues, poetas, científicos y escritores autónomos, sino una dependencia de las relaciones económicas que podían obtener de actividades próximas a los gobiernos, explicó el historiador.

Posterior al movimiento revolucionario, es cuando se ve una generación emergente, y se nota con el Ateneo de la Juventud, que a pesar de que son jóvenes que están buscando un espacio propio y distante del gobierno, hay una figura como José Vasconcelos, que fue rector de la Universidad y secretario de Educación, que sirvió como intermediario entre grupos diferentes a los que fue acercando también al gobierno.

Pero el “encontronazo” más cercano, de acuerdo con Flores Zavala, se dio en el Coloquio de Invierno en 1992, el cual tuvo como uno de sus protagonistas al peruano Mario Vargas Llosa con aquella declaración de la “dictadura perfecta” y la reacción a este evento por parte de Octavio Paz y Enrique Krauze, quienes estaban aproximados, entre otros tantos, a la capacidad intelectual de Carlos Salinas de Gortari, aunque no renunciaron a su papel de “hombres de letras” y que colaboraron en el esquema para la creación de Conaculta, hoy Secretaría de Cultura.

A Ernesto Zedillo Ponce de León, recordó el investigador, le “tumbaron los libros de texto gratuitos”, y con Vicente Fox el colaborador más visible fue Jorge Castañeda, de quien Flores Zavala consideró que no se puede negar que es pensante, “pero también pedante y racista”, como muchos otros intelectuales, aseguró, porque no son incluyentes y parece que “les pasó de noche” su clase de civismo o porque gozan de las “canonjías del poder”.

Para el caso de Felipe Calderón, apuntó Zavala, los intelectuales lo miraron con distancia, ya que es un hombre de “derecha de provincia”, defensor de ciertos valores tradicionales propios de la primera mitad del siglo XX (20), pero que fue respetuoso de instituciones y tuvo capacidad para navegar. Mientras que Enrique Peña Nieto sí mantuvo una cercanía con asesores luego de los desatinos de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, y mantuvo relaciones con hombres de derecha e izquierda para no pelearse, pero la mayor cercanía la tuvo con columnistas.

Y es en este último espacio en el que el estudioso colocó a Francisco Martín Moreno, de quien dijo que es escritor más no historiador ni intelectual, sino alguien que ha sabido vender libros como anecdotario de episodios nacionales, y que junto con otros apostaron a mantenerse como los hegemónicos de las ideas en México, pero se equivocaron y ahora ven amenazados sus intereses económicos más que su escritura, como es el caso también de las revistas Nexos y Letras Libres, que son empresas muy distantes a los centros educativos con fideicomisos.

En este sentido, Flores Zavala concluyó que van a continuar peleándose con el presidente hasta que logren negociar como lo hicieron con Ernesto Zedillo, a quien golpearon tanto para venderse. Pero eso no quita, reiteró finalmente, que la declaración de Martín Moreno hecha con Pedro Ferriz de Con sea intolerable y punible, que merece una apertura de un expediente de oficio por parte de la Fiscalía, porque no es “correcto, civilizado, ni racional”.

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