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jueves, 25 abril, 2024
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Bordando ideas: de los “indignados” a Podemos

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Por: RICARDO BERMEO •

Dando continuidad al análisis  del artículo anterior sobre España y la crisis global,  más allá de que se trata de una descripción  “impresionista”, y al margen de que pueda -o no- dar cuenta y razón, de los graves problemas por los que atraviesan los países de Europa del Sur,  (un locus de la “crisis global”),  a través de una  “síntesis” libre, intentando señalar algunos de los dilemas en que se debate la sociedad española, y procurando aproximarlo a nuestra realidad.

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Son fundamentales los resultados de las elecciones al parlamento europeo, especialmente en España (y Grecia), donde el malestar y la efervescencia de las protestas que han sacudido al país, con la crisis actual,  han logrado traducirse en votos, poniendo en jaque al bipartidismo (PP y PSOE) abriendo con ello, una clara señal, de que la crisis es también una crisis política e institucional, una crisis del régimen político de la transición “democrática”. Como señalamos España, (y Grecia, entre otros) ha sido un país particularmente castigado, por las debilidades estructurales de un modelo de crecimiento económico, encadenado a una situación europea,  dominada por las elites financieras, que, ante el estallido de la burbuja inmobiliaria y de los derivados financieros, (cuyo epicentro inicial fueron los Estados Unidos), se vieron obligados a reestructurar económicamente sus relaciones, obligando a los países del sur, a cargar con el peso de la crisis. Vale la pena recordar que, en los inicios de la crisis, 2008, se abrió un paréntesis, donde se jugó con la idea de ir hacia un “capitalismo con rostro humano”,  ante el temor de las elites europeas de que se multiplicaran las protestas, cuando nada de eso sucedió, se volvieron a generar las viejas estrategias neoliberales, austeridad, recortes, privatizaciones, etc. Aquí, interesa poner de relieve, mucho más la protesta y la propuesta-  que han forzado, incluso, la abdicación de la monarquía.

La crisis que vive actualmente España (y Europa del sur, vale la pena resaltar, así sea de paso, las convergencias políticas, especialmente con Grecia, y el movimiento de los indignados -Plaza Sintagma en Atenas-, y su continuidad en él apoyo a Alexis Tsipras y Syriza, la Coalición de la izquierda radical), es importante, por diversas razones, recordando brevemente:  en un breve período de tiempo, de 2008 y luego de una sucesión de movimientos,  hizo irrupción en 2011, el movimiento conocido como 15M,  (por el 15 de mayo, fecha en que inició la ocupación de las plazas públicas; Plaza de Sol en Madrid, y que luego se generalizó a otras ciudades) mediante acampadas ciudadanas que se convirtieron en asambleas públicas que sirvieron como ejercicios de formas de “democracia directa”, y que tuvieron un efecto político transversal, sacudiendo a la totalidad de la sociedad española, (con repercusiones internacionales, como el Ocuppy Wall Street, en Estados Unidos, entre otros). Pero ese mismo año, los resultados de las elecciones,  dieron el triunfo por mayoría absoluta al Partido Popular (el partido de derechas español), con ello los votos sufragados parecían minimizar poniendo en entredicho las capacidades de los “indignados españoles” para cambiar el rumbo neoliberal de la política española, política dictada desde la Troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y FMI), responsables (con las elites españolas) de la profundización de la crisis.

Recordemos el desencanto, al interior del país, y fuera de España, que llevó incluso a la descalificación -sin más- de ese tipo de movimientos, pero, en diversos estratos del magma del imaginario social español, se habían fraguado cambios profundos, la creación de nuevas significaciones imaginarias sociales, abrió la posibilidad de un nuevo imaginario político democrático, que encarnó en aquellas plazas públicas, y después tuvo su continuidad en una compleja urdimbre de movimientos sociales y de agrupaciones, desde la plataforma contra las hipotecas y en defensa de las familias desahuciadas que perdían sus viviendas, hasta el CUT en Cataluña, que logro obtener diputaciones locales, desembocando en las recientes elecciones europeas, donde fuerzas políticas de reciente creación- con múltiples conexiones al movimiento del 15M, lograron un importante triunfo electoral, convirtiendo en segunda fuerza a Podemos, encabezada por Pablo Iglesias.

Existen complejas remisiones hacia otras experiencias, dentro de España, y en otros países,  movimientos democráticos y feroces torsiones antidemocráticas, entre otras realidades; necesitamos lecturas globales para reensamblar lo local.

Vivimos “tiempos de oscuridad”. Para fijar las ideas, no se trata de “amenazas” que sufriremos en un futuro distante,  no sólo afectará la vida de nuestros hijos, y de nuestros nietos, sino que ya está trastocando la vida  de todos, aquí y  ahora, se trata de pesados y graves acontecimientos, económicos, sociales, políticos, militares, ecológicos, alimentarios, energéticos, hídricos. Son claramente “regresivos”, y están impactando a la humanidad (incluyéndonos). Saber “leer” la gramática de tales cambios decisivos, seguir el hilo de los “indignados”, actualizándolo, aproximándolos a nosotros, es tarea vital. ■

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