Sin duda, nuestro país ha sido copado por varios frentes de represión, pues apenas estamos saliendo de una cuando ya tenemos encima otra pesada losa que nos coarta las iniciativas por evolucionar; las agresiones de que ha sido objeto el pueblo mexicano han sido múltiples hasta llegar de plano a la represión directa. Desde tiempos imborrables, la juventud descendiente de Cuauhtémoc ha sido objeto de acoso en todos los departamentos de su existencia, comenzando por el seno familiar. “Apaga ese tocadiscos. Ya deja de tocar esa música infernal; parece que el mismísimo demonio cantara esas canciones, cualquier rato viene por ti”. En la escuela, en la iglesia, en el trabajo o en los bares sucedía siempre lo mismo: “Esa música que escuchas es satánica, son invocaciones directas al Demonio. Un día va a salir del infierno para acompañarte a cantar esa música para locos mariguanos”. Como si vivir gobernados por el Partido Revolución Institucional (PRI) no fuera ya un infierno, con tanta reforma que lo único que ha logrado es un México más pobre. A la inmensidad le gustaba escuchar en las rockolas, tocadiscos, consolas o estéreos las viejas melodías que aún son himnos para los trabajadores de la construcción, miembros del Ejército y policía, comerciantes, sonajeros y toda clase de personajes que sienten que las canciones dolorosas y guapachosas son la neta, pues le abren unos enormes espacios para escuchar al “Conjunto Primabella”, a los “Títeres del Norte” o a los “Bravos pa´l Chupe”, les cobran una buena feria por entrar, venden cerveza en cantidades estratosféricas y no importa que se orinen en un rincón y que vomiten los excesos, no hay problema, ¡Que siga la fiesta! Allí te encuentras diputados, presidentes municipales o altos funcionarios del gobierno, con unas amigas, por supuesto, sus familias deben acostarse temprano para que no se les maltrate el cutis. Y los otros seguidores de la música, los que visten de negro, esos ¿qué?
Los chavos jodidos, los asalariados, siempre reprimidos, siempre bocabajeados, humillados, despojados de su cultura e ideales, los habitantes de un México soñador no hemos logrado quitarnos las ataduras; el yugo ejerce grandes porciones de podredumbre sobre nosotros y, contrario a los designios del Dios Kukulkán, hemos caído en la desvergüenza y la desfachatez, hemos permitido que tres acaudalados se adueñen de nuestro territorio, de nuestra voluntad y ahora hasta de nuestra música. El PRI Gobierno ha sabido controlar los visos de levantamiento en contra de sus malas acciones, como en el 68 o en el 71, donde ha propinado el golpe más certero, asesinando a mansalva a innumerables jóvenes mexicanos.
El 11 de septiembre de 1971 en Avándaro, Valle de Bravo, a una orden de Gobernación se canceló la transmisión del concierto de mayor afluencia en nuestro país. ¿250 mil almas no fueron suficientes para que el gobierno apoyara la música de los jóvenes? El llamado Rock Chicano comenzó a ser reprimido desde su nacimiento; primero fue retirado de las radiodifusoras, de la Televisión y de los otros medios informativos; las compañías grabadoras congelaron los discos de las bandas de rock y los lugares donde se tocaba ese tipo de música fueron cerrados paulatinamente hasta desaparecerlos y dar pie al surgimiento de los llamados Hoyos Funkies, bautizados así por el escritor Parménides García Saldaña. Los Hoyos fueron la única alternativa para que el rock en México permaneciera casi olvidado, marginal, en viejos locales donde llovía sudor, mal olor, lugares insalubres que estaban a merced de los “puercos” y se hacían enormes bacanales, que apenas disfrutabas de las bandas que se animaban a tocar allí.
1985, el primer Año Internacional de la Juventud, fue una gran farsa para los jóvenes, precisamente porque la banda denominada Sus Satánicas Majestades, Los Rolling Stones deseaban venir a tocar a nuestro país, pero el gobierno de México prohibió siquiera que ingresaran al territorio, y lo mismo aconteció con Blue Oyster Cult, en San Luis Potosí, y Black Sabbath, en León. ¿Cuál fue la razón de esas cancelaciones si los chavos sólo querían divertirse? La respuesta está en el viento, rezaba aquella rola del gran Bob Dylan. Parece que a nadie le interesan los jóvenes, los reprimimos en casa, en la escuela, en la vida, quizá porque pronto olvidamos esa condición y pasamos del destrampe a la represión, como una forma de educar a nuestros hijos; con esto queremos demostrar que ahora somos la autoridad y que al igual que el gobierno de la República, con tantas reformas que ha cacaraqueado a diestra y siniestra, únicamente ha logrado reprimir a los estudiantes, a los trabajadores, a los comerciantes en pequeño y a los contribuyentes en general, sin ningún reparo.
Sólo falta que los legisladores reciban una iniciativa del Ejecutivo para reformar los gustos musicales de la juventud y, de seguro, la Legislatura, a ciegas, la aprueba, como lo ha hecho con tantas otras sin siquiera analizarlas, y dejar al rock como una expresión que murió de forma prematura. Claro que eso no sucederá, porque existimos roqueros de coraza que defenderíamos con la vida misma esta música del alma. No falta mucho para que quienes un día fueron jóvenes vendan su voluntad para continuar reprimiendo al rock mexicano y defiendan, desde sus curules, al monopolio televisivo que está enquistado en el poder cual Opus Dei, para retirar a su arbitrio los permisos para los espectáculos que les resultan inapropiados, como es el caso reciente de la cancelación del Festival Hell and Heaven 2014. Hay que hacer algunas reflexiones al respecto, porque en los estadios de futbol, lienzos charros, plazas de toros, playas públicas y privadas se expende alcohol en todas sus presentaciones, y sólo en un espectáculo de rock se observa que no existen las condiciones de seguridad, cuando allí mismo, en Texcoco, se celebra La Feria del Caballo. Cuestión de poder y prepotencia o ¿es que los acaudalados pagan más impuestos? Rotundamente no, pero continúan adueñándose del circuito para recuperar los gastos que hicieron en la campaña donde Peña Nieto compró la Presidencia d la República.
Esta cancelación del Festival Hell and Heaven afectó de manera directa a los jóvenes zacatecanos que, representados por las bandas Ixion, de Jerez, y los capitalinos Postnecrum, participaron en la final del concurso nacional para designar a tres agrupaciones al festival, luego de la eliminatoria estatal en que resultaron ganadores. Ixion, de extracción heavy metalera, realizó muy buen papel, sin embargo, no pudo ir más allá; en tanto, la banda de rock sinfónico metal Postnecrum ocupó el segundo lugar nacional, lo cual le permitía ir directa a alternar con las bandas de corte internacional que vendrían a tocar. Lamentablemente, la cerrazón de las autoridades provocó el caos con la cancelación y dejó constancia de facto, que sus métodos después de ochenta y tantos años en el poder no han cambiado su forma de gobernar, deleznable, autoritaria, oportunista y falta de tacto para que la juventud crea en ellos, porque desde el 68 no lo hace, por eso no vota, por eso no elige a sus representantes; por eso está en el rock, porque es contestataria, rebelde, inconforme y la única forma de vida que practica es ésta, donde la libertad hay que ejercerla, cueste lo que cueste. Que no se olvide que en Zacatecas ya pasó con los malos gobernantes que intentaron violentar el ejercicio de la libertad; a Arturo Romo los maestros le gritamos en la cara “En Zacatecas ni un voto al PRI”; la sonrisa sarcástica y burlona que mostraba pronto se convirtió en un gesto de preocupación y se cumplió, Zacatecas cambió de colores, pero no de costumbres, y a la gobernadora se le vaticinó lo mismo, y con todo y su izquierda light, tuvo que salir de la ciudad dejando una enorme confusión como el epitafio del King Crimson, y los jóvenes y no tan jóvenes le recriminaron su falta de conciencia de clase y nuestro estado volvió a cambiar; sólo ellos no cambian, siguen en el poder, en el partido que sea, ya son así, pero, y el pueblo, ¿nunca se quejará? Por lo pronto, los roqueros están inconformes, aunque sólo sea en el Facebook; de ahí en adelante, Ustedes dirán la última palabra. Que el Rock sea.
