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viernes, 3 mayo, 2024
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Las elegidas del mexicano David Pablos, dentro de la categoría Una cierta mirada

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Por: CARLOS BELMONTE GREY •

■ El creador recurre a los fuera de planos para entramar la historia sobre la trata de blancas

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■ Las protagonistas no son actrices profesionales, sino “naturales” de Tijuana, explica el director

CANNES, FRANCIA. En fuera de planos, con apenas alguna voz en off, la narración son las gestualizaciones del rostro y, sobre todo, los sonidos de los cuerpos teniendo sexo. Las relaciones no se ven, sólo se sienten, y el espectador reconoce los gemidos de placer masculinos y los quejidos resignados de la mujer. La imagen la crea cada espectador que asiste a ese desfile de cuerpos formados por pliegues de piel flácida que se amontonan en los vientres, en las espaldas, en los traseros cubiertos por calzones casi vacíos. Cuerpos opuestos a la tersura de los rostros de las niñas, de cuerpos firmes, de miradas huecas y ojos verdes, ojerosos por el trabajo trasnochado. No se ve pero se imagina, se huele y se siente.

Son los fuera de planos, pues, la estrategia utilizada por el director mexicano David Pablos para entramar la historia de su película ubicada en la categoría de Una Cierta Mirada del 68 Festival de Cine de Cannes: Las elegidas.

Durante la entrevista exclusiva le pedimos que nos explicara por qué decidió de montar una película con esta estructura: “Desde el inicio de la película sabes que la escena va a ser inevitable, sabes que la niña va a estar con un cliente. Para mí el hecho de ver los rostros y escuchar, es tan fuerte como si lo estuvieras viendo, porque creas una imagen en la cabeza, y muchas veces es peor, y el público se convierte en creador. Y sí, creo que es mucho más aterrador y más efectivo. No quería hacer una película sórdida. Es un tema que debería ser tratado de una manera muy delicada”.

Pablos redactó el guión de Las Elegidas junto al escritor mexicano Jorge Volpi –su primer trabajo para cine-. Es la ficcionalización de la realidad sobre la trata de blancas en Tijuana. Las redes de prostitución, de padrotes, de embrutecimiento de niñas por profesionales de la “seducción” que consiguen someter a niñas para meterlas a los burdeles secuestradas. Sin embargo, la cinta evita caer en lo documental, a pesar de la información recabada durante la investigación de Pablos.

Pablos nos explicó cómo concibió la historia: “La premisa, resumir en una frase cuál es el corazón del proyecto; cuando empiezo a hacer el trabajo de investigación y conozco a chicas que fueron víctimas, una de ellas me contó que su padrote era un chico de 17 años, y con él fue su primera vez, hasta que en algún momento la golpeó y le dijo: pórtate bien para que no tenga que pegarte. Esa frase resume la película”.

Pablos, quien participara con su Ópera Prima, La vida después, en el Festival de Venecia 2013, ha vuelto a Cannes tras haber participado en la Semana de la Crítica de 2009 con su cortometraje La canción de los niños muertos. Con él son dos los mexicanos en la Selección Oficial compitiendo por algunos de los trofeos del Festival.

La película, que costó poquito más de un millón de dólares, ha sido bien recibida por la crítica cinematográfica, consiguió conmover al espectador no solamente por su temática –la trata de blancas- sino por la forma de abordarla. Por evitar el choque con imágenes horrendas. Y es que Amat Escalante, por ejemplo, acaba de sacar su cortometraje Esclava sobre el mismo tema pero con su tono de un cine que provoca el ojo del espectador: “Cada uno tiene su estilo. Él es un muy buen director. Justo creo, que eso es lo que yo no hubiera hecho. Vaya, creo que es fuerte, genera cosas pero por la violencia, eeeeeh…”, comentario hecho entre dudas y risas.

 

Las actrices no son profesionales

Pablos volvió a utilizar la fórmula –lo hizo con La vida después en 2013- de no recurrir a los actores profesionales sino a actores “naturales”, personas locales de Tijuana. Así, Nancy Talamantes (14 años) y Leidi Gutiérrez (18 años) son las jóvenes que dan vida a los personajes de la dramática historia.

De cualquier forma fue necesario iniciar a las chicas en la actuación, para sensibilizarlas y explicarles algunos principios frente a la cámara. Ya que los únicos actores profesionales son los que tienen el rol de los padres del joven padrote.

Para enterarnos más de este proceso de actuación entrevistamos a las chicas quienes nos contaron cómo fueron reclutadas:

Nancy Talamantes : “Pues yo no había tenido clases, tenía una hora libre, me había sentado en una banquita con unas compañeras, y vi que un puño de muchachas estaban encima de un muchacho gritando, exagerando, y el muchacho se me quedaba viendo mucho. Fui muy cobarde y no quería que me siguiera viendo, vino a verme y me dijo que si quería hacer casting para una película. Estaba yo muy feliz, así que pos yo estaba bien asustada, y dije pos no sé. Le dije, tengo que preguntarle a mi mamá, ‘bueno le preguntas a tu mamá y vienes para acá…’ Y mi mamá me dijo, sí, si quieres ir ve. Y ya estuve ahí haciendo varias pruebas, y tras 15 días fue aceptada”.

Leidi Gutiérrez: “Yo igual, estuvieron yendo a varias escuelas. Y vi un póster que había un llamado a casting… y el director de casting me dio el papelito para ir a hacerlo. Y al final quedé”.

La pregunta, pensé que era obvia, ¿cómo había hecho para las escenas de sexo? Para esas escenas Pablos nunca les dijo cómo iban a ser. Sólo les dijo que hicieran diferentes expresiones y sentimientos. A Talamantes, la más pequeña, Pablos nunca le dio una copia completa del guión, por lo que no sabía bien de qué iba la película ni cuál iba a ser el resultado de esas escenas frente a la cámara de Pablos. Gutiérrez, quizás por ser mayor de edad, sí pudo ver el guión, y sólo tuvo un poco de temor de que se le fuera a pedir alguna escena en donde tuviera que mostrar más de la cuenta, “pero siempre me sentí cómoda, sólo se ven mis hombros desnudos pero de ahí para abajo estoy vestida”.

Terminamos la entrevista y el padre de Talamantes –carpintero en Tijuana- se acerca para ver si su hija estaba bien. Y es que, me comentó “Es una niña y la voy a acompañar por donde vaya. Tengo que cuidarla”.

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