11.8 C
Zacatecas
sábado, 18 mayo, 2024
spot_img

Miedo, inseguridad y violencia de Estado

Más Leídas

- Publicidad -

Por: RAYMUNDO CÁRDENAS VARGAS •

El estado permanente de los mexicanos es el miedo. Miedo al fracaso, miedo a la soledad, miedo a la muerte. Miedo a la pobreza, miedo a la marginación. Miedo a enfermedades, a la inseguridad. Miedo a la exclusión. Miedo a los delincuentes, miedo a la prisión. Miedo a los extraños, miedo a perder el trabajo, a perder la vivienda. Miedo a la violencia. Y miedo tras miedo marcan nuestras acciones, nuestras decisiones, nuestras opiniones y nuestra visión de la sociedad.

- Publicidad -

El elemento común a todo temor, a todo miedo, es cierto desconocimiento sobre el objeto que lo genera: toda una aureola de ignorancia cubre el fenómeno en sí. El miedo aumenta de manera directamente proporcional al desconocimiento sobre el objeto temido o al desconocimiento (o impotencia) ante cómo afrontarlo. La fuerza del miedo radica en la capacidad que tiene para acabar con los planteamientos racionales. Por tanto, el miedo se centra fundamentalmente en la dimensión más emotiva de los individuos y la puerta de entrada a esta dimensión es la ignorancia (de cómo afrontar el miedo, del peligro que acecha).

Los medios de comunicación exageran los peligros, sus causas y sus consecuencias para que encajen en el marco de los objetivos y estrategias de las élites del poder. Aunque pueden arrojar luz sobre fraudes y escándalos de corrupción de todo tipo, también pueden construir auténticas cortinas que inviten a la no reflexión, a las posturas acríticas, a la más profunda pasividad. Así, mantienen a la sociedad en los niveles de ignorancia óptimos para realizar las operaciones terroríficas, ya sea con el silencio o, en el otro extremo, con la saturación informativa.

La paralización es la materialización de la instalación del miedo, la manifestación de la captación del peligro, de la conciencia de debilidad, de la alerta. Es, pues, la inacción. Y la inactividad es también un elemento de tremenda utilidad, por ejemplo, a nivel político: la pasividad política es uno de los objetivos de todo proyecto de dominio, ya que indica al poder la inexistencia de disidencias. El miedo ha servido como excusa para perseguir a disidentes, para enriquecer a determinados sectores económicos, para legitimar el aumento de gasto en “seguridad” (militares, policías, etc.); en definitiva, se ha utilizado para mantener los privilegios y las estructuras sociales. Tenga el miedo o no base real. Es así como el miedo se nos muestra como lo que es: un instrumento de dominio y control social. Un arma del poder. Pero su efectividad decae rápidamente si no existe la amenaza real de violencia física. De poco sirve amenazar con castigos divinos y condenas eternas si no existen una fuerza que con sus prácticas violentas recuerde que el castigo del “desviado” comienza en la propia tierra. Y es que de poco sirve la amenaza de la Ley si no hay policías y jueces que garanticen la condena. En otras palabras, el Estado requiere del ejercicio constante del miedo y de la violencia para garantizar el control de la sociedad, tanto de los que están incluidos en la dinámica impuesta como de los que han quedado excluidos de ella.

- Publicidad -

Noticias Recomendadas

Últimas Noticias

- Publicidad -
- Publicidad -