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viernes, 26 abril, 2024
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Conservar la naturaleza para impulsar la economía

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Por: René Fernando Lara Cervantes •

Hoy en día los líderes de los países sin excepción buscan alternativas para restaurar los daños económicos y sociales causados por la pandemia de COVID – 19, en este sentido valdría la pena considerar esta coyuntura para transitar de un modelo económico caracterizado por el uso intensivo de recursos naturales, a uno más resliente que trabaje en conjunto con la naturaleza. El caso de México, valdría la pena imaginarse qué sucedería si el gobierno federal y los gobiernos subnacionales anunciaran un paquete de estímulos compuesto por inversiones significativas en la restauración y protección de ecosistemas con un enfoque bajo en carbono y criterios climáticos en generación de energía, construcción y transporte, por mencionar algunos. Este tipo de intervenciones no son nuevas y ya se han utilizado en crisis anteriores, de acuerdo con ONU Programa para el Medio Ambiente, en 1933 el presidente Roosvelt firmó una orden ejecutiva para asignar 10 millones de dólares a actividades de conservación para crear nuevos empleos para los ciudadanos, asimismo, en 1950 Corea del Sur implementó medidas para restaurar bosques y tierras de cultivo con el objetivo de generar puestos de trabajo y luchar contra el hambre y la crisis de refugiados que experimentó en ese periodo. Hoy en día y bajo el marco del Decenio de las Naciones Unidas para la Restauración de los Ecosistemas, el cual iniciará en 2021 y tiene como propósito de detener la degradación de los ecosistemas y restaurarlos para mejorar la calidad de vida la población, frenar el cambio climático y detener el colapso de la biodiversidad, existen por lo menos 10 países que han optado por impulsar sus economías de esta manera. Aquí cabe destacar el caso de Francia, que destina 120 millones de dólares equivalentes a casi un tercio de su paquete de recuperación por los impactos del coronavirus para reverdecer la economía, al invertir en edificios limpios, industria, transporte y agricultura sustentable; otro caso interesante es el de Kenia, donde en la capital se han contratado a familias indigentes para realizar la limpieza de parques y vías fluviales, lo que les ha permitido obtener ingresos y salir de las calles, asimismo, los beneficios ambientales ya se ven reflejados pues se han retirado un mil 200 toneladas de desechos y los peces están volviendo al río Nairobi.

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De acuerdo con el Instituto Mundial de los Recursos (WRI, por sus siglas en inglés), la respuesta económica a la pandemia debe considerar la noción de “reconstruir mejor”, lo que significa generar empleos y crecimiento económico de manera que se proteja y se restauren los ecosistemas de los cuales dependen las economías y hacerlas a su vez más resilientes al cambio climático. Cabe mencionar que estas características tienen la capacidad de generar mayores rendimientos que las inversiones en infraestructura tradicional y combustibles fósiles; por ejemplo, se estima que los servicios ambientales en el mundo aportan 125 trillones de dólares anuales y respaldan a industrias como la agricultura, pesca, silvicultura y el turismo; asimismo, más de la mitad del PIB mundial depende de la naturaleza y sus servicios. Este tipo de soluciones basadas en la naturaleza tienen a su vez un triple dividendo, el cual consiste en ganancias económicas de la restauración de empleos y la protección ambiental e incrementan a su vez la seguridad hídrica y alimentaria, la productividad y el turismo; además previene pérdidas al proteger a comunidades de inundaciones, tormentas y olas de calor al mantener una infraestructura verde la cual ahorra a los países billones de dólares al año; por último, se crean beneficios sociales y ambientales al mejorar la salud y reducirse la pérdida de biodiversidad. En materia de empleo, las inversiones en soluciones basadas en la naturaleza pueden tener una contribución considerable, al crear rápidamente empleo no especializado, ya que las labores de restauración de ecosistemas son intensivas en trabajo y si bien no son un sustituto para trabajos especializados con altos salarios, son una opción útil para la población rural y la que participa en la economía informal.

En México las predicciones no son buenas, pues en el marco de la pandemia el Fondo Monetario Internacional (FMI) estima que el PIB de México caerá un 9 por ciento este año, asimismo, en la economía prevalece una elevada informalidad acompañada de vulnerabilidad socioeconómica donde se espera que la población en pobreza extrema aumente a 10.7 millones en 2020, esto apremia la necesidad urgente de más y mejores alternativas para enfrentar la crisis. Si bien las soluciones basadas en la naturaleza no son una panacea para la economía, como se mostró anteriormente tienen gran beneficio expresado en el triple dividendo, no obstante México es el país emergente que menos estímulos dedica para enfrentar la crisis del coronavirus, lo que sumado a las prioridades de infraestructura tradicional como la refinería de Dos Bocas y el Tren Maya a los que se les destina una gran cantidad de recursos, esfuma cualquier esperanzas de que se adopten soluciones de este tipo.

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