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sábado, 18 mayo, 2024
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La clave para reformar la educación en Zacatecas: Combinar el desarrollo humano desde el desarrollo local, como clave de la organización curricular

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Por: GEOVANA ESPARZA JASSO •

Una de las alternativas que se han planteado para pensar el cómo y para qué del desarrollo es el enfoque de Desarrollo Humano (DH), éste es un proceso por el que se amplían las oportunidades de la persona, hay dos aspectos importantes: el desarrollo de capacidades y lo que se haga con ellas. Desde DH las capacidades son más que la facultad para realizar algo, las capacidades son la condición de posibilidad real de la libertad de elegir y de ser, son las oportunidades reales para elegir y actuar, por lo que no pueden reducirse a las habilidades que una persona posee, sino que se trata de la combinación de éstas con las oportunidades que da el entono social, económico y político. Por ejemplo, una persona puede tener la capacidad de estudiar, pero si no cuenta con instituciones educativas a su alcance no podrá decirse que haya realizado esa capacidad (capacidad combinada en términos de Nussbaum).

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Aumentar el IDH implica la atención de las condiciones necesarias para que una persona pueda tener tres situaciones esenciales: una vida larga y saludable, la adquisición de conocimientos y el acceso a una vida digna. Existe un elemento que impacta de manera determinante en estas tres situaciones: la educación, o mejor dicho la calidad de ésta. De aquí viene la necesidad de pensar cómo pueden conducirse los procesos educativos para que otorguen capacidades a los jóvenes, lo que al mismo tiempo implica prepararlos para que tengan la posibilidad de mejorar su entorno y con ello tener oportunidades reales de elegir y actuar para poder ser.

Ahora, ¿cómo orientar los planteamientos del DH hacia el diseño curricular? Primero, un desarrollo que se centra en las personas, cuyo objetivo es ampliar las posibilidades que éstas tienen para elegir, por medio de la promoción y aprovechamiento de sus capacidades, obliga a pensar en diseños de políticas educativas que tomen como base el espacio de interacción de las personas con todos los demás ámbitos de su vida, es decir, la escala local. En el nivel local, las posibilidades de la escuela pueden verse aplicadas en los dos ámbitos de las libertades que se expanden en el proceso de desarrollo humano; en el ámbito constitutivo el centro está en el enriquecimiento de la vida humana, por lo que la formación escolar no puede ser meramente académica sino también ética, cultural, social; en el papel instrumental de la libertad entran aspectos relacionados con el desarrollo económico de la persona, en el que también es posible aportar ciertas herramientas.

Con el adecuado desarrollo de las dimensiones constitutiva e instrumental se adquiere libertad de acción, esto es esencial para la formación de personas con posibilidades de actuar y provocar cambios en su entorno, a lo que se le denomina capacidad de agencia. Esta capacidad es importante en la medida en que posibilita a la persona en ese proceso de libertad para la elección y, al mismo tiempo, es donde se halla la oportunidad de construir un entorno adecuado para el DH, y como el entorno más próximo para los estudiantes es el que se da a nivel local, es ahí donde se concretan las capacidades. La agencia puede fomentarse desde procesos prácticos en los que sea necesario recurrir a la responsabilidad, el compromiso, el trabajo en equipo, a través de la intervención que se dé en una educación que problematiza y propicia retos individuales y colectivos a nivel local, que incluso puede planearse para contribuir en la generación de situaciones que desencadenen proceso de Desarrollo Local. Cuando se forma una persona con capacidad de agencia, se está también contribuyendo a la generación de actores locales que capitalizan las potencialidades locales, esto se plasma en la posibilidad de proponer y participar.

Por otro lado, no podrá contribuirse al desarrollo de capacidades combinadas desde el ámbito escolar, si no se tiene presente la condición particular del contexto en su dimensión territorial. Es decir, la escala local no sólo es la que se delimita de manera político-administrativa, sino que obedece a geografías socio-ambientales que pueden no corresponderse con las fronteras administrativas. Así las estrategias educativas también encontrarán mayor éxito si consideran las características de los eslabones que forman a un territorio: lo socio-cultural (calidad de vida, equidad, integración social), lo económico (creación, acumulación y distribución de riqueza), lo político (gobernabilidad, proyecto colectivo de los actores) y el medioambiental (recursos naturales y sustentabilidad), eslabones que coinciden con elementos que en varios momentos destaca el DH.

Ahora bien, además de la promoción de las capacidades, es necesario el máximo aprovechamiento de las mismas, a través de espacios propicios que consideren los aspectos básicos para el DH como la equidad, la sustentabilidad, la productividad y el empoderamiento, para esto se vuelve necesario un proceso de crecimiento económico de calidad y adecuadamente distribuido. Ello se fomenta desde escenarios educativos novedosos que impliquen enfrentarse con procesos sociales reales y próximos, mismos que pueden generarse desde esquemas educativos conocidos como de formación para el trabajo y con la correcta y bien entendida aplicación del enfoque de competencias en educación. ■

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