■ El antropólogo invita a cuidar el cuerpo con el aprendizaje de esta disciplina
“Compre y sea feliz”. Ante la filosofía del mundo occidental y concretamente del neoliberalismo en boga que ofrece una vida “desconectada y profana”, Eduardo Soto, maestro de yoga, propone la visión desde esta disciplina milenaria acerca de una vida sacralizada donde la conexión se expresa en la triada: ser humano-Tierra- cosmos.
Una de las formas de explorar la conexión con uno mismo es la que se obtiene a través de los mantras, el uso del sonido como un instrumento, una herramienta, propuso, para detener la mente y lograr la percepción sensorial de sí mismo.
Eduardo Soto estuvo en Zacatecas este 13 y 14 de junio para ofrecer el tema Mantra. Lo sagrado de las palabras, dentro del Diplomado yoga para la formación de profesores que imparte la Asociación Internacional de Yoga Yoguismo.
Desde hace 43 años, Soto García practica el yoga, una disciplina que inició de manera autodidacta a la edad de 14 años. En este momento, y luego de haberla convertido en la columna vertebral de sus búsquedas existenciales, la adereza con conocimientos de pedagogía, antropología y musicoterapia, entre otros.
Precisó en principio el significado de la palabra. Dijo viene de man –manas, mente- y tra –instrumento-. De esta manera, el mantra es el instrumento que detiene la mente.
Cuando las palabras dejan de existir, dijo, “es cuando podemos ver en nuestra esencia y ahí aprender a experimentarnos”.
Recordó que justo Teresa de Ávila, la mística católica llamó a la mente “la loca de la casa” y reiteradamente durante la conversación invitó a “apagar la tele y ver en el corazón”. Esta dijo, “es una manera de perdonarnos a nosotros mismos que nos hemos olvidado por andar mirando de la piel hacia afuera”.
Hoy agregó, la gente anda conectada a su celular porque anda buscando una conexión externa”, pero la verdadera conexión es con uno mismo.
Antes que revisar si se han obtenido los likes deseados en Facebook o más seguidores o amigos, hay que volverse amigo de sí mismo, sugirió.
“Desde allí el contacto no será superficial será neta, será genuino. Y entonces aprenderemos a hacer nuevos tejidos sociales. Si hay gente sana haremos nuevos tejidos, si estamos neuróticos haremos tejidos neuróticos, si estamos enfermos nos vamos a querer agarrar a patadas”, describió ilustrativamente.
Los mantras son fonemas, sonidos, a veces cantos de alabanza a otras repeticiones de palabras, que interrumpen el diálogo interno que permanentemente mantienen las personas consigo mismas.
Mediante los mantras, aseveró, se estimulan diferentes partes del cuerpo para conectarse “con las fuerzas de la vida” y se ofrecen condiciones para que de manera sensible se experimenten y perciban las propias emociones básicas, como el miedo o la ira.
Soto García invitó a cuidar el cuerpo con el aprendizaje de las técnicas del yoga, de las que dijo, “son la tecnología para aprender a navegar en las aguas del caos”.
Como colofón de la entrevista citó a Roland Laing para señalar que, “el mar donde los psicóticos y los esquizofrénicos se ahogan es el mar donde los místicos nadan”.
Eduardo Soto García es antropólogo social por la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), maestro en Orientación y Desarrollo Humano por la Universidad Iberoamericana y Especialista en Musicoterapia por el Instituto Mexicano de Musicoterapia Humanista.
