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sábado, 18 mayo, 2024
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Don Miguel Hidalgo, su perspectiva ciudadana

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Por: Jorge Humberto De Haro Duarte • admin-zenda • Admin •

Desde el movimiento de independencia en 1810, se ha hablado y escrito hasta el cansancio sobre el perfil de aquellas grandes personalidades y el movimiento de masas que generaron y que dieron como resultado el inicio del movimiento libertario de los habitantes del territorio de la entonces llamada Nueva España, y que, después de once años lograron liberarse del dominio de la península.

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Entre dichas personalidades destaca, sin discusión alguna, el genio y la figura de Don Miguel Hidalgo y Costilla. No es intención de esta ponencia volver a destacar su semblanza histórica, como tradicional y reiterativamente se ha venido haciendo año con año; sino rescatar aquellas cualidades personales y formativas que dieron como resultado al hombre distinto que tuvo la visión de futuro diferente y la capacidad de convocar a criollos, mestizos e indígenas en contra del poder que representaban los peninsulares y su cuerpos de dominación, de quienes, incluso, llegó a ganarse su respeto. Resulta grotesco afirmar que Hidalgo era un cura anciano (¡de cincuenta y cinco años!, qué ridiculez) que aprovechó su investidura religiosa para arengar al las masas hacia el inicio de la gesta libertaria.

No está de más enumerar las características que hicieron de este extraordinario personaje histórico alguien fuera de lo común: la gran capacidad intelectual que aprovechó para tener una educación y erudición fuera de serie; la disposición permanente para el trabajo de cualquier tipo; la creatividad e inventiva permanente en varias disciplinas; su consecuente sabiduría y liderazgo; su visión y acción pedagógica en beneficio de todos los estratos sociales; su bonhomía y amplitud de miras; su galanura y su presumible responsabilidad como padre de familia -se le atribuyen algunos descendientes, aunque durante el “juicio” al que fue sometido en Chihuahua él haya negado bajo juramento y ante la cruz tal circunstancia-, además de algunas cualidades artísticas como ejecutante de violín y director escénico; sin embargo, lo que lo hace diferente al resto de los hombres, tanto de su época como los de estos tiempos, es la congruencia entre su pensamiento, sus convicciones ideológicas, su visión de futuro y sus acciones emprendidas en pro de la libertad de la corona española, aún a costa de su sacrificio personal.

Tuvo que vestirse de cura para lograr desarrollar todas las capacidades que lo condujeron a manifestarse como un hombre fuera de serie, imagen futurista del moderno ciudadano del mundo y sobre todo para posponer lo que tarde o temprano sería inevitable: la persecución y la excomunión por parte de la iglesia, representada por la santa inquisición; además de la tortura, la degradación, el juicio sumarísimo, asesinato vil y exhibición como criminal por parte la iglesia y del ejército… realista.

Hoy día, la iglesia sigue sin reconocerlo como uno de sus pastores, ni lo muestra ante el mundo como un ejemplo de erudición y potencial libertario en favor de los desposeídos de la tierra, ni como ejemplo de formación para sus nuevos vicarios.

El ejército mexicano no parece estar muy convencido del genio organizativo y estratégico de Don Miguel Hidalgo y no hay evidencias de que la milicia lo reconozca como el Generalísimo de América que demostró ser… antes de ser sustituido en el mando principal por los “militares de carrera”.

Perdura la omisión oficial y eclesiástica, sobre todo, de reconocer la gran visión de estadista universal que mostró al mundo cuando en octubre de 1810 abolió la esclavitud.

Todavía, en los tiempos que corren, la iglesia sigue excomulgando a aquellos que se oponen a sus intereses y el Ejército muy a menudo levanta sus armas contra ciudadanos que buscan mejores alternativas de vida, perpetuando aquella vieja maldición americana que fundió a la cruz con la espada.

Ante todo lo anterior, resulta pertinente invitar a las Organizaciones No Gubernamentales ni religiosas y a aquellos que anteponen su deber como ciudadanos frente a los intereses bursátiles y fundamentalistas del mundo que aún mantienen de rodillas a sus pobladores; a través de esta visión sobre la personalidad y persona de Don Miguel Hidalgo, a adoptar los rasgos de su figura histórica y su patriotismo, en la misión libertaria de los pueblos de América y del resto del planeta. Así, participando abierta y tolerantemente desde todas las trincheras sociales e ideológicas, dentro de una universalidad manifiesta, se honrará la herencia y la memoria de Hidalgo y de tantos otros que compartieron sus ideales.

Se debe asumir el compromiso como miembros de una sociedad civil organizada y preferentemente, jurídicamente estructurada en diferentes niveles de representación, sin atavismos oficiales, partidistas o religiosos, de velar por el futuro de nuestro país y del mundo, siguiendo y emulando los principios y acciones de nuestro insigne libertador; tomando como trincheras de esta nueva lucha los centros del saber, del trabajo creativo, de la educación y de la cultura a las que tengamos acceso, hasta lograr en primera instancia, liberarnos de las pesadas cadenas de la ignorancia y la estupidez hasta alcanzar un estado permanente de sabiduría colectiva. Después, la verdadera libertad y la independencia de la humanidad emergerán por añadidura.

Dolores Hidalgo Cuna de la Independencia Nacional, Gto.

Tiempos modernos. ■

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