En algunos países centroamericanos hay ministerios y órganos del Estado dedicados al impulso y regulación de la Economía Social y Solidaria, que se especializan en darle respuesta a esta forma específica de hacer crecer la economía. No es lo mismo impulsar la inversión extranjera que detonar las potencias económicas internas de nuestros territorios. Tratar a empresas cooperativas como si fueran simples Microempresas, es un error que conduce a la frustración de la experiencia. El cooperativismo es una forma de la llamada Democracia Económica, y hay muchas experiencias exitosas y lo son no gracias al Estado, sino a organizaciones civiles dedicadas a su promoción. En México la Economía Social en general no ha despegado porque no se apoya en forma debida. No basta con abrir una ventanilla y ofrecer algunos créditos para abrir unas cuantas empresas familiares o de amigos. Se debe pensar el proceso anterior a la incubación de las mismas: la gestación. La capacitación intensa en algo que no es el manejo financiero, o de la técnica del objeto del proyecto o en el registro de marca y procesos de comercialización; sino en la forma y dinámica organizativa del manejo de la empresa. La inmensa mayoría de las empresas sociales en nuestro contexto fracasan por motivos que tienen su origen en errores organizativos (la formas de decidir) y organizacionales (las formas de implementar) los objetivos de la empresa.
Como no hay un dueño y asalariados, sino que todos son dueños y asalariados, las decisiones pasan por procesos democráticos, es muy común que los conflictos terminen por hundir en el fracaso estas experiencias. Sin embargo, no hay acompañamiento organizativo en la incubación de estas empresas. Si lográramos construir un verdadero programa especializado en gestación y acompañamiento de cooperativas en cadenas de valor, las potencias económicas de nuestro estado se verían altamente incrementadas: empleo de jóvenes (especialmente mujeres), intensificación del mercado interior, cultura del emprendimiento solidario, y un etcétera de sinergias benéficas al desarrollo social y económico zacatecano.
Tal vez algunos municipios con dirigencias inteligentes se atrevan a explorar la idea de impulsar con seriedad un esquema solidario de economía, y con ello, configurar en dicho municipio otro rosto del desarrollo económico local. Se necesita que las direcciones de desarrollo económico de los municipios dejen de ser meras ventanillas de promoción de programas federales, y se decidan a constituirse en sujetos de innovación en la generación de riqueza. Así las cosas, alguna administración en este 2016 puede inaugurar una Dirección de Economía Solidaria y dar el salto. Son pocas las posibilidades que observamos en la clase política zacatecana para innovar en formas de gobierno, pero tampoco está lejos que alguno de los municipios lo haga.
