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miércoles, 8 mayo, 2024
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Mujeres y vida rural en Zacatecas: historias de vida

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Por: JANETH ALVARADO • RICARDO BERMEO •

Estudiantes de la preparatoria 11, en Tacoaleche, realizaron entrevistas, para tejer unas historias de vida. En ellas, se puede percibir, desde la voz de los personajes, algunos hilos de la trama del imaginario social rural zacatecano. Estas viñetas, forman parte de la historia de una mujer de la tercera edad,  visibilizan –claramente- la opresión vivida por las mujeres en el mundo rural:

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“En el ámbito de la educación es mucha diferencia porque antes nuestros padres no nos dejaban estudiar ya fuera por dinero o porque decían que las mujeres no podían estudiar, que nosotras como mujeres tenemos que hacernos cargo de la casa y nada de pensar en el estudio que nosotras de mujeres sólo íbamos a perder el tiempo, que eso sólo era para los hombres, que teníamos que dedicarle tiempo a la familia, estar ahí cuando el marido necesite algo como si fuéramos su esclava. Decían que en la escuela sólo nos ponían a jugar y no nos enseñaban nada. Yo tuve el apoyo de mis abuelitos ellos eran muy amables conmigo, pero llegó un día en el que me faltaron y pues a ponernos a trabajar mis hermanos y yo, mi hermana se hizo cargo de nosotros a la edad de 11 años y de ahí ya no tuvimos estudios porque no había recursos para pagarnos la escuela apenas nos alcanzaba para comer y eso si bien nos iba”.

“En el transcurso de mi vida he sufrido mucho y creo que todas las personas de mi época hemos sufrido demasiado y no solamente en mi época sino en años más antes, tanto en el hogar como en lo escolar… porque cuando estábamos en la escuela tan solamente que no te supieras las tablas te daban un reglazo en las manos o un estirón de greñas porque no sabías nada, y a veces lo único que debías de hacer era aguantarte porque los padres también estaban de acuerdo. Ellos tenían un pensamiento diferente ellos pensaban que era una forma de educarnos, y en el hogar teníamos maltrato físico como verbales ya fuera con los padres o con los maridos, se enojaban de todo había hombres que eran muy machistas no querían que saliéramos a ningún lado, por eso a veces hasta llegaban a golpearnos y la verdad uno se aguantaba porque tenía uno a sus hijos”.

“La verdad me ha costado lágrimas, maltratos, cansancio y de todo para ganarme un centavo para mis hijos. Es muy triste ver a mis hijos crecer y a veces no aprovechar el cariño de ellos, porque estaba ocupada trabajando, pero lo bueno que ellos comprenden y entienden. Unos de mis hijos e hijas, es estilista tiene su propia estética ya para que ella salga adelante sola, y me da mucho gusto que ella si allá sabido aprovechar sus estudios […] Yo siempre he pensado que sin estudio no somos nada o tal vez lo somos, pero no como alguien con una carrera profesional, siempre no la vivimos pensando que no valemos nada, por no ser alguien en la vida, al no tener estudio ni nada por el estilo no sabemos leer, escribir, ni nada, ni saber agarrar un lápiz, porque nadie nos enseñaba, nuestros padres eran iguales que nosotros, habíamos personas que ni siquiera sabían hablar”.

“Mi vida ahora es ya muy dura porque ya estoy vieja ya no tengo las mismas fuerzas ni la capacidad para obtener un estudio y además ya no me serviría para nada tener un papel diciendo que tengo un promedio porque en ningún lado me darían trabajo solo por el simple hecho de ser mayor de edad… Yo qué más quisiera tener la escuela, aunque sea, pero sólo se tenía hasta tercer año, hasta que fueron pasando los años”.

“A lo largo de toda mi vida he tenido varios fracasos y no por tenerlos ahora soy una experimentada, en algunas cosas, si influye, pero en otras  no, aunque debería de ser al revés, el fracaso siempre debería de ayudarte, algunas personas no aprenden de él, sólo lo toman como algo muy malo, y no toman lo bueno de ese fracaso, el seguir insistiendo, el perseverar por lo que en verdad quieres conseguir, y darte cuenta de lo que estás haciendo mal y revertirlo”.

“En un futuro estudiar en cualquier lado te abre la cabeza a muchas otras cosas, a poder tomar decisiones en la vida cotidiana, a no dejar que los políticos te gobiernen como quieren, a hacer un país y un mundo mejor”.

Fin de las viñetas. Una voz que desde su propia dignidad, nos interpela ¿Cómo responder a la inmensa deuda social de “la sociedad que somos” con esa “mayoría silenciosa”? Gracias a Janeth Alvarado, y a su entrevistada, por compartirlas.  ■

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