El notorio reclamo de los ciudadanos a través de las redes sociales a los diputados que votaron parcialmente la solicitud de deuda por parte del Ejecutivo, hace pensar que los partidos y sus dirigentes estarán bajo la mirada atenta de redes ciudadanas cuestionando sus prácticas. Y como esta situación obliga a los militantes partidistas a cuidar sus acciones, podemos hablar de cierto control fáctico de la ciudadanía sobre los partidos. En el próximo proceso electoral será interesante observar la conducta partidaria ante las reacciones ciudadanas. Es de resaltar que en el caso que acabamos de citar, las críticas provenían de los simpatizantes de dichos partidos que vieron frustradas sus expectativas en el voto de los mencionados diputados, así que no se puede afirmar que solamente se tratara de desprestigios artificiales. Si esa conducta se convirtiera en tendencia, cabe la pregunta, ¿la crítica ciudadana podrá obligar a los partidos a definir rumbos programáticos? La urgencia de crear empleos puede orientar la crítica en el sentido de definir estrategias de gobierno para alcanzar los más de 8 mil nuevos empleos que se requieren por año; del mismo modo el trato a las mineras y la política respecto a la educación, etcétera. Así las cosas, podríamos ver una presión social que se hace fecunda.
Sin embargo, debemos tener claridad que eso es una pequeña posibilidad que se topará con la inercia actual de la partidocracia, que sólo ve por su reproducción y no tiene auténtico interés en el tipo de desarrollo del estado. Es decir, se comportan más como grupo de interés que como instituto político. Una muestra es el manejo que hicieron de la crisis financiera por la que pasamos en Zacatecas: ante la posibilidad de esbozar un recorte, no tenían criterios objetivos para proponerlo porque no contaban con evaluaciones de la actividad y los diversos programas del ejecutivo, que se constituyeran en los mencionados criterios. Y no tenían dichas evaluaciones porque nunca se preocuparon por saber cómo estaban funcionando los programas y si resolvían o no las necesidades de la población. Gastaban sus asignaciones millonarias en actividades de reproducción electoral. Un elemento esencial para que funcionen los mecanismos republicanos es contar con un Legislativo fuerte, pero la inercia de las bancadas lo mantiene débil y con ello, el poder real de decisión continua en manos del Ejecutivo. Esta es la conducta inercial de la partidocracia, pero solamente la intervención ciudadana puede modificar esa trayectoria. Los ciudadanos participantes en red pueden constituir un evento de alteración de la actual tendencia. ¿Cómo hacer para que los ciudadanos sin ser expertos en problemas sociales, cuestionen, opinen y elijan a sus representantes con base en compromisos programáticos? La comunidad académica puede muy bien fungir como mediadora-traductora entre la sociedad y los políticos profesionales, para estimular un diálogo en clave de programa. Que los ciudadanos tengan elementos para exigir a los políticos que asuman posturas en torno a ciertos problemas concretos, y no salgan por la tangente del discurso genérico y fácil. Únicamente la amplia participación ciudadana en tono exigente, con apoyo de ciertos controladores académicos, puede modificar la inercia política y hacer que la realidad del estado cambie en los próximos años.
