¿Por qué es peligroso un libro y por qué levanta agresión la circulación de ideas? Las ideas son peligrosas cuando tienen efectos sobre la legitimación o no de centros de poder. Un libro no es una spot o columna de opinión, en un libro se pueden explicar procesos con lujo de detalle y el lector puede resultar convencido de los objetivos argumentales del texto. Esto es, un libro puede ser parte de un combate político, el cual aporta datos, evidencias y razones que legitiman la acción de uno de los actores.
El conflicto que explica el aciago evento de violencia que protagonizaron los golpeadores de uno de los poderes económicos mineros de la entidad en el teatro Calderón ayer, es la contradicción de una organización sindical con el poder económico de empresarios mineros. Estos últimos se comportan como finqueros porfiristas que operan con grupos de choque y golpeadores para resolver conflictos sindicales; así como abogados de lobby en el poder legislativo para hacer aprobar leyes de acuerdo a sus intereses. El liderazgo de Gómez Urrutia entró en conflicto con Germán Larrea de Grupo México, Alberto Baillères de Peñoles y el impresentable Alonso Ancira del grupo acerero del norte, por temas de carácter gremial. Estos tres finqueros porfiristas de la minería en México no toleran que nadie les cuestione sus métodos de contratación y trato a ‘sus’ trabajadores: siguen creyendo que son los grandes señores del dinero dueños no sólo de minerales que los hace millonarios, sino de la vida de los trabajadores que sacan el metal que los enriquece. Uno de los casos que está tatuado en la memoria de los mexicanos es Pasta de Conchos, donde el enfrentamiento entre estos actores que mencionamos fue importante.
En muchos de los centros mineros hay chispas por los enfrentamientos del sindicato y las guardias de golpeadores de estos tres señores mineros. En tres centros mineros del país se ha prolongado el conflicto por más de 14 años, como el caso de Sombrerete en nuestro estado. Y claro está que los ánimos en ambos bandos están llenos de fuego y pólvora. Sin embargo, es claro que los intereses de los ricos empresarios están lejos del bien común. Las mineras tienen grandes deudas con el pueblo de México: expolian nuestros recursos naturales, explotan a los trabajadores y desplazan poblaciones con lo cual se asfixian en dinero, pero dejan desiertos, pobreza y devastación de acuíferos a su paso.
Es importante que en México superemos la época de ricos finqueros que se imponen por la vía de la fuerza o el chantaje o el fraude o la compra de legisladores. Esto pasa por cambiar de una vez por todas la Ley Minera. Y hacer modificaciones en las condiciones de las llamadas concesiones en este tema: no puede ser que sigamos en circunstancias coloniales en este tipo de concesiones. Es legítimo que la nación cobre el 70 por ciento sobre las ganancias de la extracción de metales estratégicos y los privados se queden con un 30. No que la nación siga recibiendo 8 centavos de cada mil dólares de inversión. En suma: exigimos que se genere OTRA LEY de minería y los términos cambien realmente. Este es el verdadero reto de la 4T y no el espejismo del Fondo Minero que tanto añoran algunos legisladores federales.
