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miércoles, 8 mayo, 2024
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En el camino…

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Por: CITLALY AGUILAR SÁNCHEZ •

  • Inercia

Sin gasolina, sin agua, sin seguridad… No, no se trata del guion de la película Mad Max, sino de nuestro presente y nuestro estado; y es que, debido al caos por la escasez de gasolina, parece que ya estamos presenciando una era post apocalíptica en la que, como en la cinta protagonizada por Tom Hardy, sólo los poderosos tendrán acceso a los caminos.

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Nadie sabe explicar bien a bien qué es lo que ha ocasionado la falta del mencionado combustible en la entidad, pero no es un secreto que hay municipios en los que es robado a mano armada y vendido de forma ilegal. Quizá eso nos dé un atisbo de lo que podría ser nuestra realidad si esta situación de insuficiencia se mantiene.

De por sí, Zacatecas capital es uno de los lugares en los que la distinción de clases se hace muy perceptible por medio de los autos, dejando al peatón como la figura del fracaso social, con la poca accesibilidad a la gasolina es mayor la supremacía de unos sobre otros.

 

A ningún lado

En su más famosa novela, En el camino, Jack Kerouac expone una forma de vida febril y libre, en la que la juventud va en busca de todo y nada en un coche. A lo largo de caminos largos, con excelsos paisajes de Estados Unidos y México, el beatnick nos muestra el lado humano de la transportación: “No sabía a dónde ir excepto a todas partes”.

Hablo de diferentes épocas y diferentes países, y esta narración nos sirve de comparación con el mundo al que nos enfrentamos los mexicanos, uno en el que los límites son claros. Los caminos no llevan a ningún lado excepto a la nada. Este país es un laberinto de contradicciones y frustraciones añejas.

La sociedad no tiene una dirección real; quien se supone debería guiar en realidad es el más perdido. Con esto, vamos dando vueltas entre los mismos senderos y por lo tanto nos dirigimos hacia el mismo destino. Más que andar dando roles en nuestros coches con los amigos, repetimos roles de abnegación y sometimiento.

Hace apenas unos días, en un evento casi surreal, recibimos la visita de los reyes de España en Zacatecas, acompañados del Presidente de la República, quien en su discurso de despedida reiteró en la importancia del mestizaje como la mejor muestra de ambas culturas, la india y la española, e hizo alarde de nuestras riquezas, no obstante, afuera del evento, jóvenes y catedráticos de la UAZ se manifestaban contra la Ley Mordaza,  recién aprobada en España, mismos que fueron encapsulados (que es otra forma de decir que “les cerraron el paso”) en una calle por granaderos. Sí, es una sinécdoque de la vida diaria en el país: mientras unos, los poderosos se llenan la boca hablando de prosperidad y progreso ante los micrófonos y las cámaras, otros, los del pueblo están varados entre la violencia y la impunidad.

Es sumamente significativo que en cuanto a política y justicia, sea inevitable el uso de palabras que remiten al estancamiento, a la nada y al no-lugar. Los discursos sobre nuestra vida diaria son los mismos que los de la carencia y la inmovilidad.

Según Manuel A. Mendoza, existen fuertes sospechas de que “con la reforma energética vigente, las empresas españolas pretenden invertir no sólo en la maquila de energía eléctrica, sino también participar en el millonario negocio del gas, la energía eólica y la extracción de hidrocarburos, es una buena oportunidad para hacer crecer sus capitales en el territorio nacional y diversificar sus inversiones, o sea, un terreno propicio para los negocios mediante el uso de la política y las relaciones diplomáticas.” Y el supuesto desabasto en Pemex es el pretexto perfecto para justificar tales inversiones.

Así pues, los españoles llegaron y se apoderaron de las principales vías de tránsito de la ciudad, ocasionando una inmovilización social durante varias horas, y cabe mencionar el fuerte dispositivo de seguridad desplegado por todas las vías posibles. Si no es mucha la paranoia, vale pensar en que nuestro futuro es algo similar a esto. Irónicamente, si el bloqueo vial hubiera sido a cargo de una manifestación de estudiantes o maestros, los zacatecanos hubieran reaccionado con odio y desaprobación… Lo que demuestra la falta de poder que tenemos como sociedad y que le hemos otorgado a unos cuantos, a quienes consideramos superiores.

No es desatinado afirmar que la conquista no ha terminado, que sólo ha ido en progreso. Quizá en sus inicios se llevó a cabo en lo espiritual y cultural, actualmente intenta arrasar con todo, incluso con la dignidad de nuestro país. Y es que, resulta hasta incómodo observar la devoción con que recibimos la visita de los monarcas, la sorpresiva amabilidad de los zacatecanos ante su desdeñosa actitud.

Más allá de manifestarnos contra los españoles y las leyes que aprueban o no, hace falta una crítica severa a nuestra propia falta de criterio como sociedad y de la facilidad con la que estamos entregando nuestros caminos y el rumbo del país a cualquier postor, a cualquiera que nos haga sentir inferiores. ■

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