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1 de diciembre 1916

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Por: SOCORRO MARTÍNEZ ORTIZ •

■ Comentarios Libres

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T odavía las tropas norteamericanas que comandaba el general John J. Pershing ocupaban parte de nuestro territorio, cuando la Constitución vigente se discutió y aprobó durante 62 días de fuertes debates, que comprendieron del 1 de diciembre de 1916 hasta el 31 de enero de 1917.

Esa invasión se había iniciado el 15 de marzo de 1916 y había concluido el 5 de febrero del año siguiente, justo el día en que el Primer Jefe del Ejército Constitucionalista encargado del Poder Ejecutivo, promulgó la referida Carta.  El pretexto para la prolongada invasión, consistió en que el Ejército norteamericano quiso capturar a Francisco Villa por la matanza e incendio dirigido por éste en el pueblo de Columbus –Nuevo México- el 9 de marzo de 1916. Con ello, el célebre guerrillero buscaba agriar las relaciones entre los gobiernos de Woodrow Wilson y Venustiano Carranza, entabladas apenas el 18 de octubre de 1915 y mediante las cuales los Estados Unidos, reconocían la legitimidad de este último.

Don Venustiano, expidió un decreto el 14 de septiembre de 1916, en el cual convocaba a elecciones para integrar un Congreso Constituyente, cuya finalidad original era solo reformar la Constitución de 1857. Los requisitos para ser diputado eran los mismos que señalaban ese Texto, pero no eran elegibles los que no hubieren ayudado con las armas o servido en empleos públicos o en los gobiernos o facciones hostiles a la causa constitucionalista. Las elecciones se llevaron a cabo el 22 de octubre de aquel año. La Asamblea se reunió en el Teatro Iturbide de Querétaro, donde se iniciaron las juntas preparatorias el 21 de noviembre. Allí, Álvaro Obregón trató de impedir la acreditación de los diputados que habían pertenecido al bloque maderista en la XXVI Legislatura, a los que acusó de colaborar con Huerta. Carranza se dirigió a la Asamblea en defensa de eso legisladores, los que una vez aceptados, se alinearon en el ala derecha del Congreso.

Los constituyentes que participaron por nuestro Estado fueron: Adolfo Villaseñor; Julián Adame; Jairo R. Dyer; Samuel Castañón; Antonio Cervantes; Juan Aguirre Escobar y Andrés R. Arteaga.

Señala Enrique Krauze: Estando todo dispuesto, la tarde del 1 de diciembre Carranza apareció en la sala de sesiones debidamente escoltado. Un auditorio joven en el que había obreros, profesionales liberales, pequeños comerciantes, periodistas, escuchó su discurso con respeto pero sin sumisión. Carranza les hablaba desde otro siglo. Ellos eran impacientes y románticos y sólo confiaban en la ley como palanca inmediata del cambio revolucionario. No representaban a la reforma. Representaban a la Revolución.

Venustiano Carranza, representaba el respeto al orden jurídico. Formado políticamente durante el régimen porfirista, mantenía su posición liberal sobre la forma de gobierno. Reconocía tanto por su experiencia de la dictadura como por la revolucionaria, la necesidad dotar al Estado de un Ejecutivo fuerte; pero temeroso ante a difícil situación del país, sentía la necesidad de garantizar la paz, reorganizar la producción y por ello, prefirió dejar, en su Proyecto de Constitución, solamente esbozadas las reformas sociales para que en fecha posterior fueran discutidas, eso quería decir, cuando el país volviera a la normalidad. Efectivamente, el proyecto de Constitución de Carranza, que fue redactado por la comisión legislativa encabezada por Luis Manuel Rojas y José N. Macías, no contemplaban los derechos sociales ni nacionales, sino sólo las garantías individuales.

En el Congreso Constituyente se libró una importante lucha ideológica entre las diferentes tendencias y corrientes. El triunfo del Constitucionalismos sobre los ejércitos de la Convención y la Convocatoria al Congreso Constituyente, pusieron en primer plano el debate ideológico; desde ese momento las discrepancias entre los jefes militares radicales y el grupo de civiles carrancistas, moderados, van a aflorar. Desde el instante en que empezó a funcionar el colegio electoral del Congreso y procedió a la discusión de las credenciales de los presuntos diputados, se notó que había dos corrientes: una representada, en su mayoría, por los intelectuales que habían acompañado a Carranza casi desde el inicio de la Revolución, algunos de ellos colaboradores del maderismo y ex diputados de la XXVI Legislatura, quienes tenían la consigna de hacer que la Constitución propuesta por Carranza se aprobara; y la otra formada por los revolucionarios radicales, en su mayoría militares, principalmente de extracción obrera, campesina o de clase media –rancheros, maestros, administradores- muchos de ellos con antecedentes magonistas, también, en algunos casos integrantes de la XXVI Legislatura maderista, quienes aspiraban a introducir en la Constitución principios que contemplaran los derechos sociales del pueblo.

Muchos juristas coinciden en que la Constitución de 1917 es un documento en el que se matiza el liberalismo del Texto de 1824, con la introducción de los derechos sociales y de las intervenciones de la llamada ala izquierda del Constituyente, en la cual participaron: Heriberto Jara; Luis G. Monzón; Francisco J. Múgica; Héctor Victoria; Esteban Baca Calderón; Alfonso Cravioto; Froylán G. Manjarrez y otros legisladores calificados de socializantes.

Armando Labra Manjarrez manifiesta su opinión: al dar cabida a la singular convivencia entre los derechos individuales y los derechos sociales la Constitución de 1917, alojó una mezcla ideológica de gran amplitud… ■

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