- La siguiente administración debe trabajar en ello a fin de que podamos disfrutar de éste, dice
A 30 años de la muerte de Mauricio Magdaleno (Tabasco, Zacatecas, 1906), “la tarea que queda es recuperar toda su obra” bibliográfica y fílmica para que quede como acervo de los zacatecanos, a fin que puedan disfrutar sus obras de teatro, cuentos, guiones, ensayos y novelas, “porque difícilmente se pueden encontrar reediciones de ellos”, expuso como propuesta para la siguiente administración gubernamental del estado, el maestro por la Universidad Autónoma de Zacatecas en Filosofía e Historia de las Ideas, Luis Eduardo Luévano Vega.
El estudioso del personaje que formó una triada junto con Emilio “Indio” Fernández y Gabriel Figueroa para conformar parte importante de la Época de Oro del Cine Nacional, ofreció este 30 de junio, fecha de su aniversario luctuoso, una conferencia en la Biblioteca Central Mauricio Magdaleno donde hizo un recuento biográfico del autor de El resplandor.
En entrevista previa, Luévano Vega habló de la importancia del entorno familiar e histórico de Mauricio Magdaleno Cardona, que luego se evidenciaría fundamentalmente en las películas en que participó como guionista, y en sus novelas.
Nacido en Tabasco, Zacatecas el 13 de mayo de 1906, sale del lugar rumbo a Aguascalientes “por las ideas revolucionarias que tenía su papá”.
El jefe de la familia Magdaleno Cardona era propietario de La Chispa, una tienda que servía de centro de reunión de arrieros y otros personajes donde se informaban y conocían las novedades de la época para luego transmitirlas entre otras formas, mediante volantes hacia las comunidades.
Padre, madre e hijos, entre ellos Mauricio, se vieron obligados a abandonar el lugar en 1912 a lomo de burro y “en plena efervescencia revolucionaria”; una odisea que generó relatos llenos de anécdotas que luego recuperaría en su cuento El ardiente verano.
Fue en Aguascalientes donde el niño cursó la escuela primaria y secundaria, y en que su papá, que estableció otra tienda, La Nueva Chispa, fue por un periodo corto, presidente municipal de la capital de la entidad, pero también reconocido como un defensor de los rebeldes, pues salvó a muchos del fusilamiento.
Coincide la permanencia de la familia en aquel estado con la celebración de Convención de Aguascalientes de la que surgirían trascendentes acuerdos para el futuro del país.
“Eso fue definitivo para que él viera el impacto de la Revolución en el pueblo mexicano”, dijo Luévano Vega, quien agregó que el joven fue testigo de “cómo la cordada pasaba por la tierra de su padre”, un aspecto que luego sería llevado a los guiones fílmicos.
Como antecedente de su quehacer escritural, también se encuentra su experiencia en el Valle del Mezquital en el estado de Hidalgo, donde fungió como director de escuela y observó la miseria y la marginación en que se hacía vivir a los indios otomíes.
“Y posteriormente con una memoria fotográfica lo traduce en su obra maestra, la novela El resplandor”.
Ya ubicado en la Ciudad de México, trabajó como periodista a la par que estudiaba en la Facultad de Filosofía y Letras en la Universidad Nacional Autónoma de México.
Su etapa de escritor inició con obras de teatro, pero su producción literaria abarcó también los géneros de la novela, el cuento y el ensayo, “hasta llegar a su obra cumbre”, El resplandor, que calificó el biógrafo como una novela magnifica “que todos debemos leer, es una verdadera obra de arte”.
Acotó respecto de ella, que siendo un relato de la época de la Revolución mexicana, se utilizan en su prosa apenas dos “malas palabras”, sólo para darle mayor fuerza.
En su faceta de guionista, Mauricio Magdaleno participó en 50 películas, en tres más fue director y también aparece como actor en una o dos de las producciones en breves escenas.
“Pero básicamente pertenece a la Época de Oro del cine nacional junto con el director Emilio ‘Indio’ Fernández, el fotógrafo Gabriel Figueroa, y Magdaleno haciendo los guiones”.
Asociadas con estos nombres, y con un prestigio que dio vuelta al mundo, se encuentran producciones como Pueblerina, Río Escondido, Maclovia, Flor Silvestre y Salón México.
Aunque no le gustaba que se la asociara a la política, el guionista de María Candelaria (1944), fue también senador y diputado federal por el estado de Zacatecas al momento en que gobernaran el país, Adolfo Ruíz Cortines y Adolfo López Mateos, respectivamente. Ocupó asimismo otros puestos en la administración pública a nivel central.
Fue director también de La Hora Nacional entre 1943 y 1950, programa radiofónico que en aquel momento tenía “alto impacto porque era desde donde se transmitían las novedades del país”.
Ante la trayectoria y la trascendencia de la obra del escritor, periodista, dramaturgo, guionista y director, lo que resta dijo Luis Eduardo Luévano, es recuperar toda su obra, que conjunta 50 guiones, 13 publicaciones entre novelas, obras de teatro y cuentos, y una cantidad “innumerable” de ensayos y artículos periodísticos, “eso sería un trabajo muy minucioso de cuantificarlos”.
En la propia biblioteca central del estado de Zacatecas, que lleva su nombre, también precisó, apenas puede accederse a algunos títulos de su filmografía, cuando sumaron 53 las producciones en que participó, por lo que también es importante esta recuperación en la que espera trabaje el nuevo titular de esta instancia en colaboración con el próximo director o directora del Instituto Zacatecano de Cultura.
El autor Mauricio Magdaleno, vida y obra, investigación con la que obtuvo el grado de maestría por la Universidad Autónoma de Zacatecas, agregó como necesaria esta tarea, “para que quede como acervo de los zacatecanos y puedan seguir disfrutando de sus cuentos y novelas, porque difícilmente se pueden encontrar reediciones de ellas. Entonces voy a lanzar la propuesta para el nuevo gobierno”.
Luis Eduardo Luévano Vega es profesor de primaria egresado de la Benemérita Escuela Normal Manuel Ávila Camacho, profesión que ejerció tanto en el medio rural como en el urbano, en este último caso, como docente en la Escuela Federal “González Ortega”, fue asimismo subdirector de la Benmac y director del Centro de Actualización del Magisterio.
Su filia por Mauricio Magdaleno Cardona, surgió cuando fue invitado por el gobernador José Guadalupe Cervantes Corona como maestro de ceremonias en la inauguración del centro bibliotecario que lleva el nombre del escritor en 1986, “me puso a estudiar; y luego lo retomé como tema de maestría”, al ingresar al posgrado en Filosofía e Historia de las Ideas de la UAZ.
