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viernes, 26 abril, 2024
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MORENA: lo que la ola le dejó

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Por: LUCÍA MEDINA SUÁREZ DEL REAL •

Podríamos decir, para estar a tono con el rey del meme, que Morena es “víctima de su éxito”. Como las olas marítimas que transportan lo mismo peces, mariscos y hasta alguna que otra joya, las olas políticas arrastran también basura, materia fecal y cosas indeseables.  

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Cuando una fuerza política crece, llegan a ella activistas que ven oportunidad de materializar ideales; técnicos sin definición política aptos para tareas específicas; pero también llega la ambición y el oportunismo.

Lo ocurrido el fin de semana en la elección de Congresistas en Morena dejo a la vista mucho de esto último.

La cosa viene mal de tiempo atrás, y en parte es producto la decisiones extra-partidistas de órganos electorales que han intervenido más para meter desorden, que para evitarlo. 

Sirva de ejemplo la instrucción, contraria a la ley, de renovar la dirigencia nacional de Morena ya iniciado un proceso electoral. Tampoco ha sido fácil equilibrar al partido y al movimiento, pues pareciera que en el partido se encuentran unos y en el movimiento otros.

Hasta hace poco, la izquierda vivía la consigna de mantenerse cohesionada y aguantar para ser competitiva. La cuestión no cambió con el arribo de López Obrador a la presidencia de la República, y quizá incluso se agudizó, porque la legalidad de la política partidista se trastoca y violenta ahora por quienes tienen tareas fundamentales en la transformación que morena y López Obrador se proponen.

Han sobrado los chantajes y las evasivas calculadoras de quienes se encuentran en posiciones estratégicas a cambio de que se les cumplan caprichos, y se les concedan espacios gubernamentales, burocráticos o electorales.

El desbordamiento de la “grilla” de todo límite ético, ha sido tan abierto y descarado, que en los dos últimos procesos electorales en Zacatecas se usaron triquiñuelas legaloides para sacar de su función al dirigente estatal de Morena en lo que se reparten candidaturas. Luego de lo cual, una vez logradas las imposiciones, se le regresa o reconoce en el cargo para que lidie con las multas electorales y pague la nómina que, ahí de paso, se infló durante el “golpe de estado”.

Ante este escenario, a nadie puede sorprender lo visto el fin de semana. Si acaso llama la atención porque en esa guerra de lodo, quienes jugaban como equipo, hoy lo hicieron divididos. 

Esto convirtió a exacarreadores, en denunciantes del acarreo, y a los exreventadores de asambleas, en organizadores de votaciones. 

La mesa estaba servida para que el caos ocurriera, pues la convocatoria permitía que participara en la votación todo aquel que quisiera afiliarse, es decir, se permitió que eligiera la dirigencia de Morena a quien tuviera dos minutos de estar militando en ella.  

La convocatoria también establece la obligación de que los Congresistas, en caso de ser elegidos como dirigente de algún órgano, deberán dedicarse de tiempo completo, lo cual se antoja difícil en varios de los perfiles porque tienen a su cargo otras tareas.

De igual manera, y en congruencia con los estatutos, la convocatoria establecía que quienes se registran no participarían ni promoverían “el influyentismo, el amiguismo, el nepotismo, el sectarismo, el grupismo, el patrimonialismo, el clientelismo, el uso de recursos para imponer o manipular la voluntad de otras y otros, la corrupción y el entreguismo” ¿Acaso usted vio algo de eso el pasado sábado?

Establecía también la prohibición de distribuirse documentos tendientes a promover o descalificar candidaturas y no se permitía la organización de planillas o grupos. ¿Le suena? 

El tamaño de las irregularidades es tal, que se hicieron votaciones distritales fuera de distrito, y se cerraron los centros de votación hasta dos horas antes de lo establecido.

Quedaron sobrepasados los controles estatutarios que había planteado en su diseño Arnaldo Córdova, entre los que estaba la realización de verdaderas asambleas, y no de bandas corredizas legitimadoras de imposiciones que al estilo foxiano establecieron un “votas y te vas”. 

Queda aún materia para tribunales y la presencia política y activa del líder moral hace difícil que en lo inmediato Morena se aleje mucho del proyecto que le dio origen. Pero ese es oxígeno a corto plazo, apenas suficiente para corregir a mediano y largo. 

Por lo pronto, una de las más claras derrotas es para aquellos que rechazaban el método estatutario de elección para la candidatura presidencial. ¿O qué? ¿Van a admitir que esta es la muestra de lo que pretenden hacer cuando solicitan consulta en lugar de encuesta? 

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