Era de esperarse. Todo un caso. En su última reaparición pública en un mitin celebrado en Cholula, Pue., ante sus apoyadores e incondicionales, Elba Esther habló fuerte y claro: regresa a la palestra sindical para recuperar el sindicato al que considero cuando era su dirigente como su feudo exclusivo y pretende recuperar.
El domingo pasado por la tarde, al encontrarme un poco aburrido, consumido por el ocio y el tedio prendí la computadora para leer algunas notas la prensa en internet. Cual sería mi sorpresa cuando me encontré con de una titular de las últimas noticias de El Universal con la nota suscrita por la reportera Teresa Moreno, cuyo título rezaba: “Elba Esther Gordillo anuncia que buscara la dirigencia del SNTE”. De inmediato procedí a la lectura. Al conocer su contenido confirme mi sospecha y lo que es un secreto a voces desde que fue liberada y habló fuerte con un ánimo revanchista no exento de rencor contra los que la defenestraron del cargo pronunciándose en tono triunfalista de que se hubiera frustrado la reforma educativa peñista. En esta ocasión a la reforma de esa reforma o contra reforma, cuyo dictamen ya fue aprobado por las comisiones unidas de la Cámara de Diputados, pero que no se ha aprobado por el pleno por los bloqueos de la CNTE y la falta de acuerdos con esta, la llamó “reformita”.
La chiapaneca, consciente de que fue una hechura de Jongitud contra el que cometió parricidio y de Salinas y de que su ascenso fulgurante como política lo alcanzó por la cercanía y protección de cuatro presidentes de la republica que los chantajeaba, le temían y respetaban amen de concederle sus caprichos, sabe el terreno que pisa. Declaró que no busca pelearse con el actual gobierno. En cambio pide respeto.
Sin sed de venganza según se deslinda, hablando en plural, busca más bien sed de justicia según declaró, una vez exonerada esta presta a sus más de setenta años y siendo ya casi una anciana a hacer valer su derecho legítimo de “llegar a la presidencia del sindicato”. Esto siempre y cuando, aquí retoma lo dicho por AMLO, ocurra una “elección libre con voto secreto, directo y universal”.
A semejanza de otros profesores en activo que no obstante sus años han dejado de dar clases y se refugian en comisiones y cargos con tal de alejarse de los grupos o que teniendo carga solo se dedican a pastorear alumnos o bien ya no más estar de adorno, pero aferrados a cobrar sus sagradas quincenas; Elba Esther también piensa morirse en la raya. Con su actitud demuestra que la sed de poder es una enfermedad que aquellos que son presa de ella difícilmente escapan a sus garras. Alos actuales dirigentes del SNTE a quienes ya acuso antes de traidores los considera “mediocres y pequeños” y de que no sirven para nada. Al frente de la nueva agrupación que lidereá, Maestros por México (MxM), se apresta a buscar un relevo generacional. Aunque entre sus seguidores no abundan en sus filas muchos jóvenes, sino más bien maestros con dos y más décadas de servicio y muchos jubilados nostálgicos de los viejos tiempos.
Con la CNTE coincide en que al sindicato se le debe respetar su derecho a la mitad de las nuevas plazas que se asignen, reivindicando ésta como una conquista que se logró cuando ella era la mandamás. Reivindico además el que los maestros deben opinar sobre su materia de trabajo, lo que ya se supone ocurrió en la realización de los foros antes de la toma de posesión de actual gobierno.
Aunque se sube a la palestra político sindical como el que busca aprovechar el rio revuelto, buscando ser un tercero en discordia, no desaprovechó la ocasión para criticar y reclamar a la CNTE su actitud intransigente
Evocando un viejo discurso que siempre esgrime, en concordancia con la Coordinadora y otros sectores de maestros, Elba con su agrupación MxM se asume como defensora de la escuela pública. Envalentonada acepta el reto de unas elecciones en los términos como lo está planteando el presidente de la república.
Al final de su largo discurso de casi una hora, no desaprovecho la oportunidad para hablar de su nuevo partido: Redes sociales progresistas mediante el que una vez que perdió el control del PANAL buscará hacer política. Como Monreal y demás casos de estos especímenes, Elba Esther Gordillo nació para la política. Como el Ave Fénix que resucito de sus cenizas, lo autoproclamada guerrera regresa blandiendo el hacha justiciera y reclamando lo que considera le pertenece y nunca debieron despojarle: el SNTE. ■
