Tema de la victoria simulada y el héroe inverosímil

No es la primera vez que el rector de la UAZ, Dr. Antonio Guzmán Fernández, incumple el pago de la quincena.Ocurrió, también, en octubre de 2016, mes en el que la primera quincena fue pagada hasta el día 17 (“El sol de Zacatecas”, 14/08/2016). La razón de esto fue una retención de subsidio de 136 millones operado por la SHCP porque la universidad no enteró los impuestos de los años 2015 y 2016. Se culpó, en aquel entonces, al exrector Armando Silva Chairez. El gobernador de Zacatecas, Alejandro Tello Cristerna, dijo, en esas fechas, que estaba dispuesto a: “respaldar al rector, a nuestros diputados y senadores, para apostarnos en la Secretaría de Hacienda y solucionar esto, porque hoy es la UAZ, pero mañana va a ser el estado: estamos prácticamente en la misma situación, en quiebra técnica” (“La Jornada” 13/08/2016) Por supuesto que la culpa de la incapacidad de pago de la UAZ del pasado 15 de diciembre es de Silva Chairez, todavía, porque firmó un convenio con el ISSSTE para “…finiquitar el adeudo que hay entre ambas instituciones, en un plazo máximo de seis años” (NTR, 25/05/2016). Como gobernador, Miguel Alonso sostuvo que ese convenio era un paso importante en las finanzas de la UAZ, y firmó el addendum junto a Jaime Santoyo y Guillermo Huizar. Quizá debamos recordar que la firma de ese acuerdo estaba precedida de una severa exigencia del SPAUAZ de que se pagaran las cuotas de seguridad social, eje discursivo y político de dos huelgas contra Silva Chairez, así que fue una victoria porque ahora sí se pagan esas cuotas directamente del subsidio universitario, como debe ser. Sin embargo, la administración central no calibró que con ello se ponía un límite al sistema de financiación con cargo al futuro de cada universitario, y se prefiguró lo que hoy día, como en 2016, aconteció: la insolvencia. Pero en 2016 estaba un gobierno priista en la presidencia de la república y hoy no, por lo que las condiciones de negociación, tanto para el rector como para el gobernador, han cambiado. Se enfrentan a una administración federal que postula un giro en el manejo de las finanzas públicas. No faltan las voces que piden a los legisladores federales que se decidan: o están con la cuarta transformación y su austeridad republicana (ya plasmada en el presupuesto público federal del 2019) o están con el estado libre y soberano de Zacatecas. Incluso una escandalosa demostración de la variación en los términos de la negociación lo es que se está convocando, por redes sociales y a nombre del rector, a una manifestación en la CDMX, en las oficinas de Hacienda o de la SEP, no tienen claro los convocantes eso. Preparan camiones, diseñan discursos, pretenden mostrar fuerza acumulando gente frente a oficinas federales, pero olvidan que todo ese despliegue es irrelevante porque la salida más probable es que hoy, como en 2016, se les exija a las autoridades universitarias un cambio. Real, no la ficción del congreso de reforma universitaria. Allá en 2016 se dijo que habría auditorias académico-administrativas. Si las hubo fueron sigilosas, pero con certeza no funcionaron para resolver los problemas financieros porque hoy, como ayer, la insolvencia prosigue; el gobernador declara que ya ni él tiene fondos. Nos gustaría plantear un enigma y arrojar una hipótesis por respuesta. Para ello primero queremos queremos enfatizar que existe un dejo de reiteración en la situación: no hay pago a los docentes de la UAZ, el gobernador alega no tener dinero pero muestra su infinita disposición de ir a la SHCP, se unen los diputados a la gestión pero ahora se añade la variante de un llamado a ir a la CDMX a protestar (en 2016 no se propuso eso) y se elaboran dilemas existenciales en los que se pide a los universitarios definir si son de verdad universitarios. ¿Por qué se da esa repetición?, al respecto comentó Borges en “Tema del traidor y del héroe” : “Que la historia hubiera copiado a la historia ya era suficientemente pasmoso”, este es el centro del enigma que planteamos: ¿Por qué el 2018 repite 2016? Con casi los mismos actores, porque excepto el gobierno federal son los mismos, y casi con los mismos argumentos. Creemos que la convocatoria a una concentración de personas como demostración de fuerza es la variante que da cuenta del cambio en la administración de la república. Quienes conocen el cuento de Borges que hemos citado recordaran que su núcleo narrativo yace en el descubrimiento que el héroe es el traidor, y que se erige alrededor de él una enorme mascarada (una “festpiele” suiza) para salvar su prestigio popular y no poner en riesgo, por la desilusión que produciría, la rebelión en la que participa. Quizá, y esto es nuestra explicación, lo que vemos alrededor de la universidad es una representación urdida con el fin de salvar un prestigio. Los dineros ya están listos, el pago está seguro, pero los convenios que se van a firmar son traicioneros, lesivos contra los desprevenidos universitarios. Mejor montar un drama participativo en el que todos vean que no queda de
otra.